SANTO DOMINGO, República Dominicana.- «¿Cuántos años crees que tengo?» Un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur de Australia sobre las predicciones de la edad de las personas arrojó como conclusión que el cerebro humano tiende a ver a los jóvenes más viejos, y viceversa.

En dos experimentos se examinó la estimación de edad en todo el rango de edades y en un tercero la estimación en un rango restringido.

En los tres experimentos, "la tarea de los participantes fue proporcionar estimaciones numéricas de edad a casi 4 mil imágenes de pasaporte, las cuales se presentaron en su formato original y también "con uno a dos niveles de enmascaramiento" (pixelado), relata la investigación.

"Al parametrizar el ruido visual de esta manera, intentamos manipular la incertidumbre asociada con el juicio perceptivo… asumimos que los sesgos que aumentan con la incertidumbre reflejan la expectativa perceptiva inherente en el procesamiento de los estímulos", añaden los expertos con lenguaje técnico.

Lo cierto es que el error fue de 8,36 años en promedio, aunque arrojó extremos de 9,64 años en unos casos y hasta de 10,79 años en otros, según se lee en la investigación publicada http://rsos.royalsocietypublishing.org/content/5/10/180841

En lenguaje llano, este estudio del pasado mes de octubre, publicado en la revista «Royal Society Open Science» , dice que la equivocación en una media de ocho años al observar caras de fotografías de pasaportes de hombres y mujeres de entre 7 y 70 años de edad real, avanza en el fruto de las interconexiones cerebrales según los estímulos externos.

Agentes de seguridad deben usar la cabeza para reconocer rostros

Esta investigación resulta especialmente útil para quienes deben reconocer rostros (agentes de seguridad, por ejemplo) y su mayor o menor eficiencia radicará, entre otros elementos, en los períodos de descanso necesarios.

Es decir, las tandas sucesivas de reconocimientos faciales se contaminan con "el efecto de influencia" que se crea después de mirar y mirar varias caras, una y otra vez, sostiene la investigación.

Esto, porque el estudio concluye que, además, nuestra percepción está influida por las caras que hemos visto previamente y por el hecho de que efectivamente existe una clara tendencia a señalar más años a los rostros jóvenes y menos a las caras de gente mayor.

Se ha establecido que también cambia la percepción, y con ello el cálculo de edad, dependiendo del contexto, de los "vecinos".

Al respecto, la investigación australiana dice: "Las dependencias en serie causan que la edad percibida de una cara difiera según el rango de edad de la cohorte que se está viendo, por lo que un adulto de 38 años que asiste a una conferencia de pregrado parecerá más joven que el mismo de 38 años sentado en una conferencia profesional".

Trabajo sobre la memoria facial

También en octubre se publicó otro trabajo sobre la cantidad de caras que el cerebro  humano puede reconocer y recordar: unas 5.000, asegura un estudio aparecido en The Royal Society: http://rspb.royalsocietypublishing.org/content/285/1888/20181319

Se trata de un estudio elaborado por la Universidad de York y la Universidad de Aberdeen en el que decenas de personas de entre 18 y 61 años debieron reconocer caras durante cinco o seis horas seguidas.

Eran caras de famosos, aunque a los participantes en el estudio no se les pidió que recordaran nombres, pero sí las características destacadas en cada rostro. Para el efecto, se les mostró un formato de fotografías de una misma persona en diferentes épocas.

Los investigadores adviertieron, entre otras cosas, que existe gran diferencia entre las capacidades personales y que hubo quienes "pudieron rememorar" mil caras y otros, llamados «super reconocedores», con alta capacidad para recordar caras, identificaron hasta 10 mil.

Capacidad que puede ser entrenada

Para los científicos, este tipo de estudios no solo constituyen avances en el cúmulo de conocimiento del cerebro humano sino que, en aplicaciones más práctias y cotidianas, podrían ayudar a desarrollar nuevos programas de reconocimiento facial, como los que se utilizan en los aeropuertos y en las investigaciones criminales, considerando que se trata de una capacidad que puede ser entrenada.