MADRID, España.- Cien años después de su muerte, un 4 de enero de 1920, España rinde homenaje a Benito Pérez Galdós con un amplio programa de actividades culturales y académicas en aquellos lugares del país en los que el escritor, cronista y político dejó su huella.

Entre esos sitios estuvo Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad donde nació el 10 de mayo de 1843, que este sábado se llenó de representaciones teatrales callejeras y abrió a los ciudadanos las puertas de la Casa Museo que alberga los recuerdos del máximo representante de la narrativa realista española.

Entre los textos seleccionados para representar en las calles figuraron fragmentos de "Marianela", escrita por Galdós en 1878, "Fortunata y Jacinta" (1887) y "El Abuelo" (1897) o algunas líneas de "Tristana" (1892), "¿Dónde está mi cabeza?" (1892) y "Episodios Nacionales. Zaragoza" (1873).

Un recorrido cargado de literatura hasta llegar a la puerta del teatro que lleva su nombre en las islas donde se realizó una ofrenda floral a los pies de la estatua del dramaturgo español.

En el centenario del fallecimiento de "una figura tan grande, ilustre y brillante" como Galdós, "todos los canarios y, en general, en cualquier rincón donde se hable nuestra lengua, deben sentirse muy orgullosos", dijo a Efe la directora de la Casa-Museo Pérez Galdós, Victoria Galván.

Pérez Galdós fue "un autor canónico, el novelista más grande del siglo XIX", destacó Galván, quien considera que su obra sirvió de inspiración a muchos autores y marcó "un poco la evolución de la novela hasta el momento actual".

Desde el siglo XIX, muchos autores han reconocido "la maestría, el legado y la capacidad" de Galdós "para relatar toda una sociedad, ser capaz de ambientar esa España del siglo XIX y recrear la historia a través de sus Episodios Nacionales", añadió.

La Casa-Museo también acoge de forma continuada la proyección de las imágenes del entierro del escritor, en el cementerio madrileño de La Almudena, y de las únicas que se conservan de él en movimiento.

En el recorrido guiado se puede visitar también el despacho de San Quintín, una habitación que se conserva casi intacta un centenar de años después.

Esta dependencia era la biblioteca personal del escritor y en ella organizaba tertulias con amigos y personajes ilustres de la época, además de que él mismo diseñó algunos de los muebles que hoy se conservan.

DE CANARIAS A MADRID

Galdós pasó toda su infancia y juventud en Las Palmas de Gran Canaria y viajó después a Madrid, ciudad en la que permaneció hasta su fallecimiento.

Por eso la capital española se ha volcado también en recordar su figura y acercar a las calles su obra, uno de los objetivos del Año Galdós.

Los actos del centenario en Madrid, que incluirán en los próximos meses actividades culturales y académicas, comenzaron este sábado con el reparto de 2.000 facsímiles del tercer tomo de sus Episodios Nacionales, el ’19 de marzo y 2 de mayo'.

A continuación, en la Biblioteca Municipal Eugenio Trías, el actor Juan Echanove leyó fragmentos de sus textos y también se presentó la edición ilustrada y conmemorativa de "Fortunata y Jacinta", patrocinada por el Ayuntamiento de la capital española y editada por Reino de Cordelia.

La campaña municipal "Galdós es Madrid" consistirá en homenajear al escritor con gran variedad de eventos, como conferencias, paseos literarios, ediciones conmemorativas de sus títulos más representativos, conciertos, exposiciones, o mesas redondas en lugares emblemáticos y galdosianos como el Ateneo, la Real Academia Española y la Plaza Mayor.

El Ayuntamiento ya ha dado los primeros pasos nombrando al literato "Hijo Adoptivo de Madrid" o bautizando la biblioteca municipal del centro cultural Conde Duque con su nombre.

También ha iniciado los trámites para instalar placas conmemorativas en edificios donde transcurren momentos clave de "Fortunata y Jacinta".

La Comunidad de Madrid, también tiene proyectadas diferentes acciones que se desarrollarán a lo largo de todo este año 2020 en homenaje a Benito Pérez Galdós, como exposiciones, representaciones y actividades en bibliotecas. EFE