NUEVA YORK, Estados Unidos.- La escritora de origen dominicano Rhina Espaillat, defendió a los escritores estadounidenses de origen dominicano que han sido tildados de enemigos de la patria por rechazar la sentencia 168 del Tribunal Constitucional.

"Es un tema que interesa a todo dominicano, inclusive a los de la diáspora", dijo Rhina Espaillat, quien aprovechó la ocasión para leer un poema suyo sobre el tema de la identidad nacional.

"No sabía como se iba a recibir ni el poema ni mi comentario, pero tuve una sorpresa muy grata: hubo una ovación de pie, mucho aplauso, muchas fotos, y varias personas me pidieron copias. Por lo menos entre ese grupo de profesionales, trabajadores públicos, unionistas, y políticos locales, no se puede dudar la opinión general", escribió en un mensaje.

A continuación el comentario que hizo y el poema:

Estoy encantada de estar aquí en esta maravillosa fiesta dominicana, y muy agradecida a la Mesa Redonda Domínico-Americana, al Consejo Nacional Domínico-Americano, y al presidente, Néstor Montilla, por habernos invitado a mi esposo y a mí para formar parte de esta velada inolvidable. Estoy especialmente agradecida de estar aquí entre los representantes de las organizaciones que respeto por lo que han logrado, y me alegro de la oportunidad de darles las gracias por el papel que han desempeñado en mi propia vida. El U.F.T. está aquí, mi propio sindicato y el de mi esposo, ya que ambos fuimos maestros en Nueva York, así como los delegados y organizadores del sindicato de sus primeros días. Si hay una institución que hace que de este gran país lo que es, es su educación pública, que debe ser alimentada y protegida de cualquier ataque. Otro de los grandes sindicatos del país también está representado aquí esta noche: 1199, que ha hecho tanto por los trabajadores de la salud y por los pacientes que ellos atienden. Y veo a la gente de la CUNY, el corazón de la educación superior de esta ciudad: ¡Dónde estarían los pobres hijos de inmigrantes como yo sin él! No puedo imaginar mi vida hoy sin la educación que la CUNY me dio.

Por encima de todo, estoy agradecida por este premio, con el que ustedes me han reconocido como una autora dominicana. Este es un título que nunca pensé que iba a lograr, porque he estado viviendo en EE.UU. desde 1939, donde he vivido la mayor parte de mi vida y realizado mi labor de enseñanza, y también la mayoría de mis escritos en inglés. He tenido la suerte, a lo largo de los años, de recibir varios premios literarios, por lo cual estoy agradecida, porque mi país de adopción ha sido muy, muy bueno conmigo. Pero este premio dice que yo también soy una autora dominicana, ¡y qué honor tan excepcional es que a uno le digan eso! Es un título que me eleva a la compañía de personas tan notables como:

Silvio Torres-Saillant

Julia Álvarez

Junot Díaz

César Sánchez Beras

Juan Matos

Chiqui Vicioso

Miguel Collado

Ramona Hernández

Diógenes Abreu

Daisy Cocco de Filippis

¡Y estos son sólo algunos de los autores vivos de los que debemos estar orgullosos, sin mencionar siquiera los grandes del pasado!

Yo venero a esta gente por su talento, por su dedicación a la República Dominicana, y por todo el trabajo que han hecho para hablar con los dos dominicanos y estadounidenses en nuestros dos idiomas. Ellos representan las cualidades que más me gustan de mis compatriotas: su hospitalidad, su generosidad, su capacidad de resistencia y para el trabajo duro, ya sea en casa o en el extranjero, y su disposición a enfrentar los tiempos difíciles, responderle al poder, y corregir los errores que el poder comete a veces. Ellos han aprendido a luchar por la justicia y contra la corrupción ‒que es lo que nuestro país ha tenido que hacer una y otra vez desde 1844, cuando Juan Pablo Duarte nos enseñó cómo hacerlo. Y admiro la forma en que los autores dominicanos en particular, hasta el presente, hablan en defensa de lo que creen que es verdadera y humanamente correcto, incluso cuando hacerlo implica riesgos y un costo personal a pagar por hacerlo, como ocurre a veces. Algunas de las personas de la lista que he citado hace un momento han sido llamadas "enemigos de la patria" por el simple hecho de expresar sus opiniones sobre las cuestiones que preocupan a todos los dominicanos, en la isla y en la diáspora. Pero lo han hecho de todas formas, porque saben que es importante no mantenerse callados.

Así que, sí, estoy muy contenta de recibir este premio que me nombra no como un autor cualquiera, sino específicamente, como una autora dominicana: un título que atesoro; uno que me sitúa con la mejor compañía que se me pudiera ocurrir. ¡Gracias! Y me gustaría terminar con un poema mío en español, en el idioma que hablé primero. Se titula "Coplas", una palabra que se refiere a una forma tradicional, muy simple, ya pasada de moda.

Rhina P. Espaillat

 

Coplas: Nací en la ciudad primada…

Nací en la ciudad primada

donde nació el continente;

de todos los ríos del mundo

fluye el agua de mi fuente.

Crecí en Quisqueya la suave,

en el valle del Cibao,

en la sombra del caimito,

la lechosa y el cacao.

En el patio de mi casa,

en el amor de mis viejos,

aprendí canto y costumbre,

cuentos y cultos añejos,

la marchanta y su batea,

el dulcero y su pregón,

el cafecito en la tarde,

la Virgen y la oración.

En mi sangre corre España,

la Costa de Oro y Haití;

taíno, negro y negrero

los tres se juntan en mí

con el más recién llegado—

árabe, chino o judío—

porque el que pisa mi tierra

renace hecho hermano mío.

Aprendí, luego, el exilio

que impone la tiranía:

por eso vivo tan lejos

de la tierra que fue mía.

Sé lo que dictan los años,

lo que enseñan las distancias:

no deja de ser humano

quien cambia de circunstancias.

Y aunque lo niegue quien quiera,

somos hermanos de cuna:

nos parió la misma tierra

y toda la tierra es una.