SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Antes del amanecer, Cristo Rey, el gigante de dos cabezas, hace rato que ha abierto los ojos. Aquí unos se levantan a trabajar y a estudiar y otros a atracar y a vender drogas.

Estudiantes universitarios que llenan las rutas hacia la Universidad Autónoma; niños y adolescentes de uniformes variopintos que colman las escuelas y colegios; obreros y empleadas con el bulto de la comida en la mano; mercaderes que preparan de madrugada sus tarantines en la 41; carretilleros que avanzan por toda la Ovando con su carga de fruta. Este es Cristo Rey.

Pero también lo son algunos jóvenes que de mañanita salen de El Caliche a atracar en La Rotonda a caminantes y empleados madrugadores y los que, con su fama de violentos, extorsionan a los comerciantes para no asaltarlos o, en el peor de los casos, asesinarlos.

Mientras en el centro juvenil, en la calle 41, reciben a la prensa con los brazos abiertos; en la calle Primera de El Caliche un joven de ojos rabiosos persigue todo el rato la camioneta de Acento.com.do. En ese sector en particular hay una parte de la juventud que no vive, yace.

Son las diez y media de la mañana y hay muchos muchachos en edad laborable sentados a la orilla de la calle. Miran al equipo de prensa con aprensión, con rabia o con apatía. Intimidado, un comerciante tartamudea y baja la cabeza para evadir a los periodistas. Y el joven de los ojos encendidos no se aparta del vehículo hasta que lo ve salir de la callejuela.

Y es que hay en el alma de Cristo Rey dos caras opuestas que luchan por sobrevivir. Este antiguo barrio de obreros  fundado en 1965, al norte del Distrito Nacional, se convirtió en 46 años en un área populosa que abarca 22 sectores con distintos niveles de pobreza. Los menos afortunados son los del Norte, cercanos al Zoológico y la avenida Los Reyes Católicos. Es justo en esa área donde se produce la mayor cantidad de atracos en la noche.

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¿Quién delinque, quién estudia?

En 2010, hubo en Cristo Rey 37 homicidios de los 400 que se registraron en el Distrito Nacional. Solo Villas Agrícolas se acercaba a la macabra cifra, con 31 asesinados, según un informe de la Procuraduría General de la República.

Ramón Torres, vocero de organizaciones comunitarias, ha dicho que la falta de iluminación y patrullaje permiten que de noche esa zona se convierta en un peligro para los transeúntes y para los propios moradores.

Entre los sectores más bélicos están La 70, El Caliche, La 40, la calle Pablo Sexto, la calle Higüey y Puerto Isabela, un complejo de multifamiliares que solía llamarse El Hoyo de Chulín. En ese lugar, cuando cae la noche se convierte en un bullicio y los rateros asaltan a sus vecinos. Solo en El Caliche han sucedido 17 atracos en un mes, y aquí encontraron un joven que había sido raptado en San Pedro de Macorís.

Con un desempeño “normal” para estos tiempos de inseguridad ciudadana están La Goya, La Agustinita, La Cementera, ensanche Lanna Gautier, El Bronx, El Barrio Vietnam, Las Flores, La 40, La 42, La 43, La 41, Los Farallones, La 37, La 39, La 32, La calle Luz y La Paz y Bien.

La doble personalidad de Cristo Rey se pone de manifiesto en que hay también una escuela en cualquier esquina. Una de las más emblemáticas es el liceo Benito Juárez, en la avenida Nicolás de Ovando. Allí, cada mediodía, un agente de la Policía Escolar ayuda a los niños y niñas a cruzar la calle.

En la respaldo 43, está el Politécnico Ángeles Custodios, de donde salen con un oficio cientos de jóvenes; en la 41, en el Centro Juvenil se encuentra NichiBosco, que prepara a muchachos y muchachas del barrio en carreras técnicas como atención al cliente o belleza.

“En esta parte aquí (el ensanche Altagracia) son personas que son trabajadoras, que son cristianas, que se dedican al estudio y al trabajo. No digo que no haya delincuencia, pero son personas que vienen de otro barrio.” dice Teófilo Rosario, director de capacitación de los talleres que da el centro juvenil con apoyo del Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep) y el Despacho de la Primera Dama.

Hace poco se creó un malestar en el ensanche Altagracia, ese sector cercano a la parroquia ubicada en la calle 41, por una información errada que afectaba la reputación de un sector. “Aquí (a la parroquia de Cristo Rey) vino un periodista que nos pidió hacer una foto y puso esta parte aquí como que era El Caliche, y los vecinos se incomodaron”, dice Rosario.

Rosario mostró a las maestras Berenice Durán, de servicio al cliente y a María Pilar, de belleza. Ambas tenían el salón lleno de estudiantes que buscan superarse.

Sin embargo, también hay deserción escolar. En una ocasión, el maestro José Ángel Pérez contó afligido que es alarmante la cantidad de niñas que desertan de las clases y se dedican a la prostitución.

Con cierta congoja contó que ha pasado por discotecas del barrio a las tres de la mañana y ha visto alumnas y ex alumnas suyas, entre 12 y 16 años, con ropas indecentes y con una cerveza en la mano o con un pote de ron. Escandalizado por el recuerdo, narró que en varias ocasiones alumnos suyos le han manifestado que prefieren gastar su dinero en unas cervezas que en pagar por estudiar.

Arquitectura del instinto

Puede que suene paradójico, pero los sectores con más hogares en pobreza extrema de Cristo Rey, según un estudio de la Oficina Nacional de Estadísticas de 2005, se encuentran cercanos a un lugar con una población predominante de clase alta.

Cristo Rey limita al Norte con el Parque Zoológico Nacional; al Este con La Zurza y Villas Agrícolas; al Sur con el Ensanche La Fe y al Oeste con Arroyo Hondo.

En las casas cercanas a la avenida del zoológico predomina una arquitectura del instinto. Amontonadas de cualquier forma en las lomas, las viviendas parecen aferrarse al terreno por tentáculos milagrosos.

Hay un problema de insalubridad por la basura. Como los camiones no pueden acceder a los sectores empinados, antes se resolvía al lanzarla desde las lomas, hacia un depósito, por un túnel de tanques soldados que terminaba en la avenida del zoológico. Alguien sustrajo los tanques y en la actualidad la tiran sin más causando la contaminación de su entorno.

Bueno o malo, cada mañana el gigante Cristo Rey sigue tirando al mundo hijos buenos, hijos malos.

Ciudadanos

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