WASHINGTON, Estados Unidos.- El diario The Washington Post solicitó al gobierno de los Estados Unidos insistir sobre el tema por la vía diplomática con sus homólogos dominicanos”, sobre la injusta sentencia dictada por el Tribunal Constitucional que perjudica a los dominicanos de ascendencia haitiana.

Explica que “al ignorar la difícil situación de las personas de origen haitiano, la comunidad internacional sólo agravaría una injusticia”, y que se hace necesario que las autoridades dominicanas rectifiquen.

En su editorial del 7 de noviembre, el Post dice que la República Dominicana discrimina a los dominicanos de origen haitiano. El editorial dice que la refleja el punto del vista del consejo editorial del periódico.

A continuación la traducción del editorial:

El punto de vista del Post*

La discriminación de la República Dominicana contra los haitianos

Por: El Consejo Editorial

Publicado el 7 de noviembre de 2013

Haití y la República Dominicana, los vecinos incómodos en la isla soleada de La Española, comparten una historia complicada y polémica, por momentos violenta, de cooperación y de explotación. Ese es el fondo, aunque apenas una excusa, por una decisión desmedida por el tribunal más alto dominicano que despoja al menos a 200,000 inmigrantes de etnia haitiana de cualquier reclamación a la ciudadanía, incluidos los nacidos en suelo dominicano hace décadas.

La decisión del tribunal consagra el profundo racismo y la discriminación que sufren los inmigrantes haitianos y sus hijos, que han trabajado en empleos agotadores en los campos de caña de azúcar dominicanos y en la construcción durante muchos años. Deja a los inmigrantes sin patria, sin siquiera la certeza de que sus hijos puedan recibir una educación.

Para agravar esta injusticia, el Tribunal ordenó a las autoridades que peinen los registros de nacimiento, desde 1929, para eliminar a los de origen haitiano que ya no tienen derecho a la ciudadanía. Decenas de miles de personas se quedarán en un limbo legal, incluyendo a aquellos que nunca han puesto un pie en Haití ni hablan creole, el idioma principal de Haití.

La economía dominicana, al igual que la de los Estados Unidos, depende de la mano de obra migrante para cubrir puestos de trabajo en la parte inferior de la escala salarial. Y al igual que la clase política de los Estados Unidos, las autoridades dominicanas se han negado a extender el trato justo y el mismo estatus a esos inmigrantes.

Durante muchos años, a los hijos de los trabajadores haitianos nacidos en territorio dominicano se les negaron documentos oficiales sobre la base de que sus padres estaban “en tránsito”, incluso si se hubieran mantenido trabajando en el país durante décadas. Una enmienda constitucional de 2010 codificó que la discriminación sistémica y la decisión del tribunal dictada el mes pasado, fija el fallo en la piedra y lo aplicó con carácter retroactivo. El tribunal dio a los funcionarios un año para elaborar una lista de los residentes que serán excluido de o despojados de la ciudadanía.

Las implicaciones del fallo xenófobo del Tribunal son desastrosas. Las personas de origen haitiano ‒así como a los niños nacidos en República Dominicana de origen dominicano, hijos de los inmigrantes procedentes de Europa, China y otros lugares‒ ya no tendrán derecho a la matrícula subvencionada, el seguro de salud pública u otros beneficios.

Al igual que en los Estados Unidos, la deportación masiva de inmigrantes en los que se basa la economía no es una opción viable para la República Dominicana. El presidente de República Dominicana, Danilo Medina, reconoció que la decisión había creado “un problema humano que tenemos que resolver”.

Los funcionarios estadounidenses deben insistir sobre el tema por la vía diplomática con sus homólogos dominicanos. Al ignorar la difícil situación de las personas de origen haitiano, la comunidad internacional sólo agravaría una injusticia.

* Mensaje Editoriales de The Washington Post

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http://www.washingtonpost.com/opinions/the-dominican-republics-discrimination-against-haitians/2013/11/07/9066d436-4236-11e3-a751-f032898f2dbc_story.html