Bhaktapur (Nepal), 23 may (EFE).- Poco ha cambiado casi un mes después para muchos de los damnificados por el terremoto que asoló Nepal, que ven pasar el tiempo en localidades devastadas como Bhaktapur sin que llegue la ayuda, mientras aumenta la incertidumbre sobre su futuro.

Mukti Sundar Jadhari prefirió quedarse con parte de su familia en unas tiendas de campaña instaladas por la Cruz Roja china detrás de lo que queda de su casa en Bhaktapur, una de las localidades más devastadas en el Valle de Katmandú.

Este hombre de 40 años relató a Efe que "nadie quiere volver a vivir en las casas, por miedo a que se caigan en cualquier momento, pero tampoco quiere alejarse de ellas, por temor a que algún ladrón se lleve algo que se pueda aprovechar".

"Algunas agencias humanitarias vienen a ayudarnos, pero no tenemos ayuda del Gobierno y nadie está seguro de lo que va a pasar en un futuro", comentó Jadhari, que va a diario al hospital a visitar a varios miembros de su familia que resultaron heridos en el seísmo.

Otro vecino de lo que queda de Bhaktapur, Daya Ram Lohala, se lamentó de que solo una organización caritativa budista les da "un poco de arroz a diario".

"Son pocas las agencias que aparecen por aquí, y nada el Gobierno", indicó.

La opción de huir fuera del Valle de Katmandú, como hizo gran parte de su población tras el temblor del 25 de abril y la réplica del 12 de mayo, "no es una solución, porque a dónde vas", se preguntó este hombre de 45 años.

"Aquí tenemos algo de refugio, en tiendas -de campaña-, y cuidamos de las casas, para que no roben, porque todavía nadie se siente seguro para volver", indicó.

Hoy mismo un edificio se derrumbaba justo en el momento en que pasaban cerca varios turistas, en los alrededores de la plaza Durbar, con palacios y templos declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, muchos de ellos visiblemente dañados por el sismo.

"Pero son muy pocos los que vienen y el negocio no va nada bien. La sensación es que va a estar así durante unos cuantos meses", aseveró el dueño de una tienda de recuerdos de la zona monumental, Dhruba Mohan Karmacnarya.

El vendedor comentó a Efe que la esperanza de los comerciantes de la zona "es que en octubre y noviembre, en temporada de senderismo y montañismo, vuelvan a venir los turistas, cuando además el tiempo no es tan caluroso como ahora ni tan frío como en invierno".

Aunque muchos turistas llegan a Nepal para ir a la cordillera del Himalaya, "un buen número pasan por Katmandú, porque es donde tienen el vuelo" de llegada o salida del país, dijo el comerciante.

Los soportales de la plaza se han convertido en el hogar improvisado de muchos vecinos, donde duermen y cocinan, justo enfrente de la Galería Nacional de Arte de Nepal, cerrada desde el día del terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que azotó el país asiático.

"No se permite entrar y no sabemos hasta cuándo", declaró a Efe el encargado de la entrada, Punav Raj Saky, quien se mostró esperanzado en que "quizás lo vayan a reparar".

A los escasos turistas que se acercan se les deja "tomar unas fotos a la entrada, pero no acceder al interior, por seguridad", indicó el encargado del acceso, en cuyo registro el último visitante que figura se remonta al día del seísmo.

El temblor de tierra del 25 de abril y la réplica de 7,3 grados del 12 de mayo causaron más de 8.600 muertos y 18.800 heridos, según los últimos datos oficiales.

El terremoto del 25 de abril fue el de mayor magnitud en Nepal en 80 años y el peor en la región del Himalaya en una década, desde que en 2005 un seísmo ocasionó más de 84.000 muertos en Cachemira. EFE