REDACCIÓN.-El influyente periódico The Washington Post advirtió que si Estados Unidos se embarca en una guerra contra Siria habría por lo menos diez cosas que podrían salir muy mal, y que el gobierno estadounidense debía tomar en cuenta.

En un trabajo firmado por  Ezra Klein, publicado el pasado jueves 5 de septiembre de 2013, el diario advierte que los golpes aéreos a Siria propuestos por la Casa Blanca casi no podrían ser más limitados.

“Podrían costar millones de dólares en lugar de miles de millones de dólares, y no pondrían en riesgo la vida de estadounidenses. Es “escasamente el cinco por ciento de lo que hicimos en Libia”, dice el representante Brad Sherman”, subraya el periódico.

Agrega que no concierne a la Casa Blanca, ya que la autorización del Congreso para emplear la fuerza -si alguna vez se aprueba- prohibirá expresamente comprometer tropas terrestres.

“Así que, incluso si el gobierno de Obama quisiera hacer una escalada drástica, tendría que convencer a un Congreso reacio a aprobar una nueva ley que permita que lo haga”, precisa.

Se pregunta a seguidas: “Entonces, ¿por qué hay tanto debate sobre una tarea tan –aparentemente- sin costo?”

A continuación las diez cosas que podrían salir mal en una guerra de EEUU contra Siria, según el diario de la capital estadounidense:

1) Los ataques podrían provocar muchas víctimas civiles. Esta sería la más amarga de las ironías, que atacáramos a Siria para castigar la barbarie de Assad, solo para terminar matando nosotros mismos a miles de civiles inocentes. El Pentágono está elaborando una lista de objetivos con la intención expresa de limitar el número de víctimas sirias. Pero la información de inteligencia que está detrás de esa lista podría estar equivocada -¿recuerdan cuando bombardeamos la planta farmacéutica en Sudán, o la embajada china en Belgrado?-, y podríamos bombardear un edificio lleno de civiles. O un misil podría funcionar mal. O Assad pudiera situar civiles en el camino de nuestras bombas con el fin expreso de asegurarse un golpe propagandístico.

Esta sería la más amarga de las ironías, que atacáramos a Siria para castigar la barbarie de Assad, solo para terminar matando nosotros mismos a miles de civiles inocentes

2) Nuestros ataques podrían dar lugar a que Assad matara a más civiles. El secretario de Estado John Kerry fue claro ante el Senado cuando dijo que él espera que nuestros ataques debiliten la posición de Assad en la guerra civil. David Ignatius entrevistó a un líder rebelde que dijo que los ataques podrían cambiar el equilibrio de la guerra civil en Siria”.

Sabemos que las víctimas civiles aumentan cuando las guerras civiles se vuelven contra el régimen. Así que si Assad se siente más amenazado después de los ataques, y sus fuerzas comienzan a masacrar a más inocentes en un intento de quebrar la voluntad de la oposición, ¿qué vamos a hacer entonces? ¿Esperar hasta que ellos usen armas convencionales? Así es como sucede en las escaladas.

3) Nuestros ataques podrían dar lugar a que Assad matara a más civiles con armas químicas. Si el régimen está verdaderamente desesperado y Assad cree (correctamente) que el tortuoso debate en el Congreso y el bajo respaldo popular indican un apetito limitado para involucrarse en Siria, Assad podría responder a los golpes redoblando sus ataques. La idea podría ser enviar un reto de Estados Unidos a sus partidarios, y ser implacable, imparable en su crueldad contra la oposición. ¿Es eso posible? Probablemente, no, pero podría suceder. Y entonces, ¿qué vamos a hacer? Los argumentos que se están presentando en el Congreso realmente sugieren que por habernos comprometido con la defensa de la prohibición de las armas químicas una vez, la tenemos que seguir defendiendo.

4) Los ataques son tan leves que Assad sobrevive con facilidad y aparenta estar fortalecido ante el mundo. Al senador James Risch le preocupaba esto el martes. ¿Qué pasaría "si nos vamos con un golpe limitado y, al día siguiente o la semana siguiente o el mes siguiente, Assad sale de su madriguera y dice, ‘Miren, me enfrenté a la potencia más fuerte sobre la faz de la Tierra, y gané’? ‒preguntó el senador.

Kerry respondió que "Assad pudiera salir del agujero y decir, ‘mira, sobreviví’, pero no hay manera, ante la realidad y otras valoraciones, de que él pueda decir que está mejor". Pero tal vez la realidad y las evaluaciones independientes no importen tanto como la percepción dentro de Siria. Y pronosticar la percepción de las consecuencias de los ataques aéreos que todavía no se han producido es muy difícil, en el mejor de los casos.

5) "Si lo bombardeaste, pues es tuyo”. La “Regla de Pottery Barn” -“usted lo rompe, usted lo compra”- se hizo famosa durante la guerra de Irak. “Usted será el orgulloso dueño de 25 millones de personas”, dijo Colin Powell al presidente Bush antes de la invasión de Irak. “Usted será dueño de todas sus esperanzas, aspiraciones y problemas. Usted va a ser el dueño de todo”. ((Tal como son las cosas, esta no es la “regla del almacén de cerámica”. Sencillamente, se amortiza la mercancía rota como una pérdida.)

Siria no es Irak. Pero una autorización vigente del Congreso seguida de una campaña de bombardeos nos involucraría de manera firme en Siria. Esto hará que sea mucho más difícil para nosotros decir que lo que sucede en Siria no es problema nuestro. Significará que muchos más miembros de la oposición siria tendrán contacto con periodistas de Washington y con las autoridades de la Defensa. El gobierno de Obama considera que puede enviar algunos misiles y acabar con él, pero eso podría no resultar así.

6) Represalia. El ejército sirio, simpatizantes del ejército de Siria, aliados del ejército de Siria como Hezbolá o algún otro elemento pro-sirio -o al menos, anti-estadounidense- podría decidir vengarse de nuestros ataques en Siria con el lanzamiento de un ataque terrorista contra los estadounidenses en otra parte del mundo. Si doce turistas estadounidenses mueren después de un ataque terrorista relacionado con Siria en un hotel internacional en el Oriente Medio, ¿qué pasará después? ¿Nos lamentaremos? ¿Escalamos la violencia? ¿Estamos dispuestos a pagar ese precio?

7) Assad es derrocado y las armas químicas terminan en manos inapropiadas. Tal vez nuestros ataques no inclinen la balanza en contra de Assad, ya sea degradando directamente su fuerza militar o animando a la oposición. ¿Qué sucederá con las armas químicas entonces? Es casi seguro que la oposición no sepa dónde están. Pero los aliados principales de Assad sí lo saben. Y ellos necesitan buscar algún dinero lo antes posible… 8) Assad cae y lo sustituye el caos. Una razón por la que Estados Unidos ha sido tan cuidadoso para planear un ataque limitado es que si Assad es un monstruo, y no estamos seguros de que él vaya a ser reemplazado por alguien mejor. Tal vez nuestros ataques inclinen inesperadamente la balanza en contra de Assad, pero lo que viene a continuación es un forcejeo caótico entre elementos moderados y yijadistas de la oposición, con una dosis, en buena medida, de asesinatos en venganza.

9) Assad cae y es reemplazado por algo peor. Quizá nuestros ataques inclinen inesperadamente la balanza en contra de Assad y el Frente Al Nusra, que proclama su lealtad a Al Qaeda, gane la lucha resultante por el poder, o bien asume un papel importante en la coalición. En las audiencias del martes Kerry dijo que creía que eso es poco probable. Dijo que los últimos datos muestran que el número de “extremistas” de la oposición es “inferior a las expectativas anteriores”. También sostuvo: “Siria ha sido históricamente secular, y la gran mayoría de los sirios, creo yo, quieren seguir siendo laicos”.

¿Y si se equivoca? Estados Unidos ha calificado oficialmente a Al Nusra como una organización terrorista. ¿De verdad vamos a ser cómplices al permitir que ellos, o alguien como ellos, se hagan cargo de Siria?

10) Una escalada. Casi todo lo que pudiera salir mal apunta hacia la misma respuesta definitiva: una escalada. Eso podría significar más bombardeos, o tropas de tierra reales, o alguna combinación de ambas. Pero el miedo clave que está detrás de una intervención en Siria es que las misiones, aún limitadas, sin esperarlo, pudieran saltarse los límites.

Es por eso que la temprana equivocación de Kerry sobre si la autorización de emplear la fuerza debería prohibir expresamente las tropas de tierra asustó tanto al Senado y a la Casa Blanca. Rápidamente la echó atrás, pero vale la pena tomar en serio sus comentarios originales:

En el caso de una implosión en Siria, por ejemplo, o en el caso de que existiera una amenaza de que un almacén de armas químicas cayera en las manos de al-Nusra o de otros, y que sea claramente del interés de nuestros aliados y de todos nosotros, los británicos, los franceses y otros, evitar que esas armas de destrucción masiva cayeran en manos de los peores elementos, yo no quiero retirar de la mesa una opción que podría estar o no a disposición de un presidente de Estados Unidos para asegurar a nuestro país.

Esto es lo que llamamos una “Kingsley gaffe”, una metedura de pata: Kerry estaba diciendo la verdad de manera accidental. Si nos involucramos en Siria y algo sale mal, emplear a las tropas de tierra podría tener sentido. La escalada podría tener sentido. Y, para empezar, esa es la razón principal por lo que muchas personas tienen miedo de intervenir.

Una advertencia aquí es que mucho de lo que podría salir mal si intervenimos, también podría salir mal si no intervenimos. Pero ahí es donde la regla del almacén de cerámica entra en juego. Una vez que estemos involucrados será mucho más difícil decir que los resultados desastrosos en Siria son simplemente algo horrible, algo lamentable, que ocurre en otras partes del mundo, en lugar de una guerra en la que estamos involucrados directamente, y de la que tenemos alguna responsabilidad para orientarla hacia un final feliz.

El hecho de que las cosas podrían salir mal en Siria no quiere decir que no valga la pena intervenir. Como señala Max Fisher, hay un argumento real para hacer valer la prohibición de las armas químicas. Pero los aspectos positivos deben equilibrarse con una visión realista de los riesgos de cualquier intervención.

Esdras Klein Ezra Klein es el editor de Wonkblog y columnista del Washington Post, así como colaborador de MSNBC y Bloomberg. Su trabajo se centra en la elaboración de políticas nacionales y económicas, así como en el sistema político que está constantemente complicándolas. Le gustan mucho los gráficos, y está en Twitter, Google+ y Facebook.