El magnicidio ocurrido en Haití la madrugada de este miércoles viene a complicar aún más la ya difícil situación social, política y económica que viene atravesando la vecina nación desde hace poco más de un año.

Ayer, 6 de julio, el hoy fenecido presidente Jovenel Moise había designado al nuevo Primer Ministro del país, Ariel Henry, el cual debía sumir este cargo en sustitución del Premier Claude Joseph. Este último asumió el puesto de manera interina el pasado mes de abril en medio de una tremenda crisis política suscitada, principalmente, por los preparativos de las próximas elecciones y del referéndum convocado para avalar el inicio de los trabajos de la reforma constitucional.

A esta hora, no está del todo esclarecido el móvil y los autores del asesinato del presidente Jovenel Moise más allá de lo expresado por Claude Joseph en un comunicado donde expresó que un grupo de individuos no identificados habían penetrado en la casa del mandatario y le habían herido de muerte, al igual que a su esposa.

Aunque poco después el actual Primer Ministro llamaba a la población a la calma, es previsible que la ya agitada situación empeore, y que los actos de violencia que se han escenificado en las últimas semanas en todo el territorio se multipliquen.

Pero, en medio de todo, algo esencial a considerar es en manos de quien queda el gobierno haitiano cuando el presidente electo no está. Según el Artículo 149 de la Constitución vigente: “En caso de vacante de la Presidencia de la República, ya sea por renuncia, destitución, muerte o por incapacidad física o mental permanente debidamente declarada, el Consejo de Ministros, bajo la presidencia del Primer Ministro, ejerce el Poder Ejecutivo hasta la elección de otro presidente”.

Este mismo artículo establece que debe hacerse una votación para la elección del nuevo Presidente de la República por el tiempo que queda para completar el mandato en un plazo de sesenta (60) días como mínimo y ciento veinte (120) días como máximo después del comienzo de la vacante. Sin embargo, también hace la salvedad de que en aquellos casos en los que la vacante se produzca a partir del cuarto año del mandato presidencial, la Asamblea Nacional debe reunirse dentro de los sesenta (60) días que siguen a la vacante para elegir un nuevo Presidente Provisional de la República para el mandato que queda por completar.

Esto es muy relevante, pues el presidente Moise gobernaba por decreto, de modo que muchos sectores tanto nacionales como internacionales consideraban que su período gubernamental había culminado, ya que la misma Constitución en el Artículo 134-2 establece que el mandato debió haber terminado el pasado 7 de febrero después de haber transcurrido los 5 años del período presidencial. Entonces, ¿se llevarán a cabo las elecciones “programadas” para septiembre o se deberá extender el mandato del actual Primer Ministro? ¿Tiene Joseph suficiente autoridad como para mantener el poder durante el proceso?

A este punto, tenemos pocas certezas, sobre todo porque el nuevo primer ministro Ariel Henry no había sido ratificado por las dos cámaras del Parlamento, cosa que se ve ya como muy poco probable,  pues Henry no cuenta con el apoyo suficiente de los sectores de oposición, y dada su extremadamente reciente designación tampoco tiene la fuerza como para sortear la multitud de situaciones que han puesto a Haití en un estado de “preocupante” deterioro de las condiciones políticas, de seguridad y humanitarias, como manifestara hace una semana el Consejo de Seguridad de la ONU.

Por el momento, el presidente dominicano ha procedido a cerrar las fronteras y a convocar de urgencia a los altos mandos militares, pero es evidente que, si antes era necesaria la intervención internacional para enfrentar la crisis haitiana, la situación actual convierte en urgente la dicha intervención.