SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Un estudio de Pro Familia y el Centro Nacional de Investigaciones en Salud Materna Infantil revela que en los últimos veinte años el índice de embarazo en adolescentes no ha aumentado.

En 1990 el índice era de embarazos en adolescentes era de 21.0 y entre 2000 y 2007 se mantuvo en 21.6, según el estudio “Embarazo en adolescentes: ¿Una realidad en transición?”, elaborado por Eddy Pérez Then, Marija Miric y Tahira Vargas.

La investigación sugiere que es importante resaltar que la educación puede ser un factor inverso por las tendencias a la expulsión de las jóvenes activas sexualmente o embarazadas convirtiendo esta población en más vulnerable y cerrando sus posibilidades de acceso a oportunidades para su desarrollo humano.

Se estableció que cuando el embarazo ocurre fuera de una relación estable o una unión previa, la primera consulta prenatal de la adolescencia tiende a ser postergada hasta que el embarazo se haga público o, cuando menos, la familia sea informada del mismo

Las parejas suelen dejar en manos de las adolescentes la anticoncepción y ellas carecen de información, aunque se inician en la actividad a temprana edad. El evitar la concepción, sin embargo, es una responsabilidad de ambos.

Se estableció que cuando el embarazo ocurre fuera de una relación estable o una unión previa, la primera consulta prenatal de la adolescencia tiende a ser postergada hasta que el embarazo se haga público o, cuando menos, la familia sea informada del mismo.

En cuanto a las familias de las embarazadas, las entrevistas que los investigadores hicieron a los parientes dan cuenta de que algunos ven a los hijos como un seguro.

Publican un testimonio de un señor de 72 años, con 38 nietos, que dice que una jovencita, aunque tenga un embarazo temprano, no debe interrumpir la gestación, porque “uno nunca sabe quién te pueda salvar”.

“La prevención de embarazos en adolescentes se encuentra también con la barrera de la poca orientación presente en sus centros educativos. Las jóvenes adolescentes entrevistadas reconocieron que en sus centros les hablan de cómo prevenir el VIH y SIDA usando el condón, pero para el embarazo se les habla de la posposición del embarazo, así de los métodos de planificación familiar”.

Los experto descubrieron que las madres que dieron a luz en la adolescencia les recriminan a sus hijas cuando les pasa la misma situación.

“Se presenta el patrón de la madre que fue madre adolescente, pero aún así el tratamiento a la hija adolescente embarazada es de sanción y de mirada al fenómeno como si fuera la primera vez. Las madres y mujeres adultas tienden a ver la sexualidad en las adolescentes como un fenómeno nuevo y no lo asocian a sus propias experiencias”.

A eso hay que sumarle una débil comunicación entre padres, madres e hijas. Según indican, los progenitores no hablan de manera clara y abierta con sus hijas adolescentes.

“Los consejos para prevenir los embarazos tempranos impartidos a las jóvenes en el ámbito familiar están enfocados en la abstinencia, y frecuentemente envueltos en mandatos genéricos y ambiguos de ‘no hacer nada malo’. Con el referente de las relaciones sexuales con penetración como algo malo por excelencia”.