París, 14 nov (EFE/Marta Garde).- La plaza de République y sus alrededores, que en enero escenificaron la condena de los parisinos a los atentados cometidos ese mes con una manifestación masiva, fue el epicentro hoy de una nueva ola de ataques terroristas que sustituyeron su habitual bullicio con un inusual vacío.
Las sirenas de los bomberos, las ambulancias y la policía, y los gritos de los agentes a quienes intentaban saltarse el cordón policial o avanzar por calles ya cerradas llenaron una noche en la que los transeúntes circulaban entre la incredulidad y el miedo.
"Al principio pensaba que un camión estaba descargando piedras. Luego que podría ser un petardo. Pero el ruido era muy potente y comenzó a alargarse demasiado como para pensar que era algo normal", explicó a Efe Leslie Guihard, testigo de uno de los primeros tiroteos.
Esos disparos, que se prolongaron cerca de 30 segundos, según recordó, fueron lanzados contra las terrazas del restaurante Petit Cambodge y el bar Carillon, situados cerca del canal y uno enfrente del otro.
Varios cuerpos en el suelo tapados con sábanas blancas, heridos atendidos por personal sanitario antes de ser trasladados al hospital y agentes de todas las fuerzas del orden en ese primer punto reflejaron poco después el impacto de un ataque que se repitió en otros puntos de la ciudad.
Florian Guerrier, responsable del Café Grisette, relató a Efe cómo a menos de cien metros de su establecimiento, en el restaurante Bonne Bière, dos individuos abrieron fuego a quemarropa contra los clientes de la terraza.
"Iban a pie y no estaban encapuchados. Con las imágenes de las cámaras de seguridad no debería de ser difícil identificarles", relató a Efe, todavía con la conmoción de haber presenciado la escena.
Los bares y comercios de la zona cerraron sus locales primero por decisión propia, pero poco después la policía ordenó recoger las terrazas y quedarse en el interior de los mismos.
En la calle, no obstante, no faltaron los curiosos, unos intentando conseguir información directa de lo sucedido, y otros ante la imposibilidad aparente de volver a sus casas, dado el cierre de algunas calles y líneas de metro.
"Todo es bastante vago", dijo a Efe Micha Deffo, que estaba cenando en un restaurante de République cuando el ruido de lo que parecían disparos llevó a la policía a ordenar que todo el mundo se echara al suelo.
Las fuerzas del orden en el terreno se negaban a dar información directa sobre los ataques, que también tuvieron lugar en la sala Bataclan, donde varios individuos irrumpieron y empezaron a disparar al grito de "Alá más grande", y donde hubo una toma de rehenes que pasada la medianoche parecía haber finalizado con la muerte de dos terroristas.
Según el canal de televisión "BFMTV", la escena dentro de la sala de conciertos, donde actuaba el grupo estadounidense Eagles of Death Metal, era la de una "auténtica carnicería". EFE