Al pueblo dominicano le tomó mucho tiempo tener tantos ladrones, asaltantes, descuidistas, rateros, matarifes, asesinos y lúmpenes, sin reparos en hacer cualquier cosa y robar, matar, atropellar, llevárselo todo por delante, no respetar ninguna regla y carecer de toda sensibilidad ante los muertos y destrozos que dejan a su paso.
Los mejores ejemplos de abuso, despojo y atropello los proporcionan las autoridades que encabezan el estado dominicano, los militares y La Policía y otras instancias del poder, como la Iglesia Católica y las élites económicas, no sujetas a control alguno.
Si un ladronzuelo de la calle, necesita inspiración para sus raterías, solo tiene que volver los ojos hacia el Señor Presidente de la República, hacia los señores congresistas y los señores funcionarios públicos o hacia los banqueros, como Báez Figueroa.
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