This browser does not support the video element.

VIÑA DEL MAR, Chile.- La organización del afamado Festival de Viña del Mar decidió posponer las actuaciones de los concursantes de las competencias internacional y folclórica que estaban previstas para este domingo, jornada inaugural del evento, por los disturbios ocurridos en la ciudad chilena.

Según informaron medios locales, se decidió que las presentaciones comenzarán este lunes. También tuvo que ser aplazada la tradicional obertura artística de la noche inaugural del festival, cuya programación se extenderá hasta el viernes próximo.

Lo que no sufrió variación fue el plato fuerte del primer día: el concierto de Ricky Martin y el de su compatriota Pedro Capó y el espectáculo del humorista Stefan Kramer.

Fuera del recinto de la Quinta Vergara -sede del evento- una multitud de personas se manifestaron y se enfrentaron a la Policía, para exigir la cancelación del certamen en medio de la crisis social que vive Chile.

Entre los lugares donde hubo incidentes fue el Hotel O’Higgins, el más emblemático del festival y donde se alojan periodistas, público y trabajadores del evento, que fue evacuado por seguridad mientras se incendiaban algunos vehículos, lo que generó problemas de traslado y obligó a cambiar la dinámica del festival.

Además de todos los espectáculos de las estrellas internacionales, como ya es habitual, el festival también desarrolló su emblemático concurso de la canción.

Artistas de ocho países latinoamericanos competirán por llevarse la icónica Gaviota de Plata en la llamada competencia internacional y en la folclórica, con seis candidatas cada una.

Sobre los incidentes y como es habitual desde que comenzaron las movilizaciones contra la desigualdad social en octubre pasado, la policía no tardó en aparecer con vehículos blindados desde los que lanzaron agua a presión y botes de gas lacrimógeno.

Desde distintas zonas aledañas a la ciudad se movilizaron a primera hora de la tarde manifestantes hasta el centro urbano.

"Estamos manifestando nuestro total rechazo a una fiesta que es un circo para seguir dándole de comer a unos pocos", dijo a Efe Andrés Marambio, gestor cultural y uno de los manifestantes, convencido de que Chile "no está para festivales".

Añadió que tras el estallido social del 18 de octubre "Chile despertó" gracias a que la ciudadanía se dio cuenta de que "un grupo minoritario de empresarios" está robando al país.

"No queremos festival, exigimos dignidad. Viña: ciudad de apariencias", rezaba uno de los carteles que portaba un manifestante.

Gritos también de "no hay festival, no hay festival" fueron lanzados en la movilización, que se fue alargando durante toda la tarde del domingo en la que muchas personas optaron por usar mascarillas antigás.

El festival tiene previsto comenzar a las 21.15 hora local (00.15 GMT del lunes) y el cantante puertorriqueño Ricky Martin será la estrella de la primera de la seis noches que se alargará el certamen.

Paula Arriagada, abogada de derechos humanos y también presente en la protesta, declaró a Efe que mediante este festival se quiere dar "una imagen de normalidad" que el país no tiene.

"Hoy Chile está paralizado por completo. Estamos en un estallido social y una crisis profunda que la clase política no ha sabido llevar adelante con éxito, sino que se ha empeñado en reprimir las manifestaciones", reprochó.

Los últimos días, a través de las redes sociales, diversas organizaciones fueron convocando a marchar contra el festival.

"Calles con sangre, Viña sin festival", decía uno de los carteles.

"Viña 20, cancelado por el pueblo. Sin dignidad, no hay festival", rezaba otro.

Chile vive desde el pasado mes de octubre su crisis más grave desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con una treintena de muertos y miles de heridos, además de graves acusaciones contra las fuerzas de seguridad de violaciones de derechos humanos.

Lo que en un principio empezó como un llamamiento de los estudiantes a protestar contra el aumento de la tarifa del metro, se convirtió en una revuelta por un modelo económico más justo, que ha dejado además episodios de violencia extrema con saqueos, incendios y destrucción de mobiliario público.

Pistoletazo de salida a la campaña para el plebiscito constitucional

Chile dará este miércoles el pistoletazo de salida a la campaña para el plebiscito constitucional del 26 de abril, una contienda que los expertos auguran crispada y que es la más importante desde aquella que en 1988 puso fin a la dictadura militar.

Los partidos empezarán a desplegar su poderosa maquinaria propagandística a mediados de esta semana y tratarán de convencer a los chilenos de votar a favor o en contra de derogar la actual Constitución, escrita durante el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990) y vista por gran parte de la sociedad como el origen de la gran desigualdad que afecta al país por su corte neoliberal.

La propaganda se divulgará de momento casa por casa, en la calle, en la prensa escrita o en la radio, ya que los anuncios en televisión -tan determinantes en el plebiscito de hace tres décadas- solo están permitidos un mes antes del referéndum.

Para Claudia Heiss, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, quedan por delante dos meses de extrema polarización en la que los partidos, especialmente la derecha, apelarán a emociones tan primarias como el miedo, "en vez de plantear una campaña programática y de ideas".

"Los dirigentes deberían hacer un esfuerzo, esto no es una elección presidencial. Se trata más bien de buscar acuerdos que den garantías de equidad y justicia a todos los sectores políticos en el largo plazo", añadió la también expresidenta de la Asociación Chilena de Ciencia Política.

Un grupo de personas partidarias de la dictadura de Pinochet aplaude a Carabineros durante una marcha en rechazo a una nueva Constitución Al grito de "Rechazo, rechazo. No queremos miseria. No seremos Cuba ni Venezuela" los ciudadanos se manifestaron en el barrio de Las Condes. EFE/Alberto Valdés

EL "APRUEBO" ARRASA EN LAS ENCUESTAS

Todos los sondeos apuntan a que arrasará la opción del "apruebo", aunque sus partidarios -mayoritariamente la oposición de centro e izquierda y los movimientos sociales- piden no confiarse y recuerdan que hay encuestas que las carga el diablo, como la del "brexit" en el Reino Unido.

Según el último informe de la consultora Cadem, el 67 % de la población está a favor de una nueva Constitución, frente a un 27 % que se manifiesta en contra. El electorado está bastante más dividido en torno a la otra pregunta que se planteará en el plebiscito: si el órgano encargado de redactar el nuevo texto debe ser una asamblea formada solo por ciudadanos electos o integrada también por diputados.

"Vamos a hacer una campaña positiva poniendo el acento en la oportunidad que representa para nuestro país elaborar una Constitución en democracia", explicó a Efe el presidente del Partido Socialista (PS), el senador Álvaro Elizalde.

"Tenemos que recorrer todo Chile y demostrar que es un momento histórico, un momento para que la Constitución sea la voz de todos y no de unos pocos. Nuestro país despertó", aseguró recientemente Carmen Frei, del Partido Demócrata Cristiano (DC).

EL SILENCIO DEL GOBIERNO Y EL NO DE LA DERECHA

El plebiscito es la principal apuesta del Gobierno del presidente Sebastián Piñera para desactivar la grave crisis que vive el país desde octubre pasado, con una treintena de fallecidos y miles de heridos, además de episodios de violencia extrema y acusaciones contra las fuerzas de seguridad por violaciones a los derechos humanos.

El mandatario conservador, que tiene los niveles más bajos de popularidad desde el restablecimiento de la democracia (entre un 6 % y un 9 %), ordenó a sus ministros guardar silencio y limitarse a alentar la participación, muy diezmada en las últimas elecciones presidenciales.

Su partido, Renovación Nacional (RN), ha dado libertad de acción a sus militantes y hará campaña por las dos opciones con el eslogan común "Queremos lo mejor para Chile": "Los militantes pueden votar lo que quieran pero hay una mayoría interna por el rechazo", afirmó a Efe el secretario nacional de RN, Felipe Cisternas.

Los otros dos grandes partidos de la coalición gubernamental mantienen posturas diametralmente opuestas. Mientras el liberal Evolución Política (Evópoli) hará campaña por una nueva Carta Magna, el derechista Unión Demócrata Independiente (UDI) es el principal enemigo del proceso constituyente.

"Estamos a favor de los cambios, pero estos no pasan por cambiar la Constitución sino las leyes. Una nueva Constitución significa más de dos años de discusión. Los chilenas no merecen seguir esperando", indicó a Efe Jorge Fuentes, secretario general de la UDI, fundada precisamente por el ideólogo de la actual Carta Magna, Jaime Guzmán.

Para la experta, la campaña es un "déja vu" y recuerda en muchos aspectos a la que precedió al plebiscito de 1988, en el que los chilenos decidieron por un 55,9 % de los votos que el general Pinochet abandonara el poder.

"Esta campaña apela, como la de hace 30 años, a la democratización y al fin de los enclaves de la dictadura que aún persisten en nuestras instituciones, aunque lamentablemente no hemos visto hasta ahora la unidad que tuvo entonces el centro-izquierda y los opositores a Pinochet", agregó Heiss.

Si el plebiscito es aprobado, la elección de los constituyentes se realizará en octubre, coincidiendo con las elecciones regionales y municipales, y la nueva Constitución -que debe redactarse en un máximo de un año- se ratificará en otro plebiscito, este con voto obligatorio. EFE