TWSJ y agencias
Traducción de Iván Pérez Carrión.
27 de agosto de 2014
El Estado Islámico (IE) dirige una economía autosostenible en los territorios que controla en Siria e Irak robando petróleo, mientras exige tributos a una población de al menos ocho millones, expresan funcionarios árabes y occidentales, por lo que es uno de los grupos terroristas más ricos del mundo y una amenaza sin precedentes.
Esa economía ilícita presenta una nueva imagen de la base financiera del Estado Islámico. Anteriormente se pensó que el financiamiento del grupo dependía de los donantes del Golfo Arábigo y de las donaciones de todo el mundo musulmán. Ahora, el Estado Islámico, la antigua rama de Al Qaeda que se ha tragado partes de Irak y Siria, es una organización que se autofinancia en gran medida.
Sin embargo, el dinero de los donantes externos “palidece en comparación con su autofinanciación a través de actividades criminales y terroristas”, dijo un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, y agregó que esas actividades generan millones de dólares mensualmente.
Para las naciones occidentales y árabes que luchan por detener al Estado Islámico, las fuentes de financiación locales del grupo plantean un dilema: Una represión de la actividad económica que ayuda a financiar el grupo podría causar una crisis humanitaria en las áreas afectadas que ya controla el EI.
“¿Se puede impedir que ISIS capte activos? En realidad no, porque ya ellos están instalados sobre una gran cantidad de activos”, dijo un funcionario del antiterrorismo occidental. “Por eso lo que se hay que interrumpir es la red del comercio. Pero si interrumpes el comercio de productos básicos, como los alimentos, por ejemplo, entonces se corre el riesgo de matar de hambre a miles de civiles”.
Desde Raqqa en Siria hasta Mosul en Irak, los suníes radicales del grupo administran un ordenado sistema de extorsión de entidades empresariales y agrícolas, el cobro de tarifas de transporte público, y los cobros por protección a los cristianos y otras minorías religiosas que optan por vivir bajo los militantes, en lugar de huir, según residentes de estas áreas, analistas que han estudiado al grupo y funcionarios del gobierno que le dan seguimiento.
El Estado Islámico también hace negocios con personas de algunas de las mismas regiones cuyos gobiernos están tratando de acabar con ellos. Desde el territorio que el grupo ha logrado ocupar controla la venta de petróleo, trigo y antigüedades, estimulando un vasto mercado gris con compradores tan poco probables como el régimen sirio y empresarios chiíes y kurdos del Líbano e Irak, dijeron funcionarios occidentales y sirios e iraquíes con conocimiento sobre las transacciones comerciales que ahora son corrientes.
“Ellos tienen una economía más o menos estable en su territorio en Siria e Irak”, dijo Hasan Abu Hanieh, un erudito jordano sobre el radicalismo suní, experto en Al Qaeda y el Estado Islámico.
También el pago de rescates es una importante fuente de ingresos para el grupo, pero mucho menos consistente que los ingresos por las actividades internas, dijeron funcionarios occidentales.
Orígenes y desarrollo del Estado Islámico.
Al Qaeda en Irak, creado por el jordano Abu Musab al-Zarqawi, fue la columna vertebral del grupo que se expandió a Siria en el caos de la guerra civil, que primero se hizo llamar ISIS / ISIL, por Islamic State of Iraq and al-Sham (Siria) o EIIL, Estado Islámico de Irak y el Levante, en inglés y español, respectivamente.
En junio, después de apoderarse de Mosul, abandonó la referencia geográfica y declaró un “califato islámico” con ambiciones territoriales más amplias, nombrando como su califa al nacional iraquí Abu Bakr al-Baghdadi. El grupo ahora se autodenomina Estado Islámico, y alega comandar el oeste de Irak y el noreste de Siria.
En sus movimientos en Siria del año pasado y sus bombardeos en Irak este año, los militantes ocuparon yacimientos de petróleo, tierras de cultivo y sucursales del banco central del Estado, y el Estado Islámico pareció sorprender a los observadores externos. Sin embargo, los expertos en el Oriente Medio dicen que el grupo sigue siendo en gran medida el sucesor de Al Qaeda en Irak, que se convirtió en la rama más rica de Al Qaeda utilizando el mismo sistema de impuestos locales y la extorsión.
“Entonces, nadie podía hacer ninguna transacción diaria simple o un negocio; por ejemplo, un camión no podía pasar por un camino sin pagar peaje”, dijo Abu Hanieh sobre el apogeo de Al Qaeda en Irak. “Esta estrategia de ingresos locales se mantiene”, dijo. El EI también es estructuralmente similar a su predecesor y se cree que ha conservado un comité financiero con un “ministro de finanzas”, para supervisar esos asuntos, dijo.
Las entrevistas con los sirios e iraquíes que tienen familiares que viven en las ciudades controladas por el Estado Islámicos ofrecen una instantánea de cuán institucionalizada se ha vuelto la recaudación interna de fondos del grupo y el comercio ilegal, y lo difícil que puede ser frenarlo.
La oposición siria y algunos funcionarios iraquíes estiman que no menos ocho millones de sirios e iraquíes viven bajo el control del Estado Islámico, total o parcialmente.
A principios de este año, cuando los militantes islámicos estatales irrumpieron en el norte de Siria, una familia de agricultores escuchó un llamado a su puerta que los despojaría sus medios de vida.
Los militantes que se presentaron como miembros del Estado islámico, dijeron que ellos estaban administrando la ciudad y tenían una lista de la cantidad de hectáreas de tierras y otros bienes propiedad de la familia, dijo uno de sus miembros. También les dijeron que tenían una lista de las familias cristianas de la ciudad y el tributo que debían pagar para poder seguir viviendo allí.
“Exigieron que se les pagara en oro, plata o cualquier otro material precioso por el cultivo anual que íbamos a sembrar”, dijo el miembro de la familia, que después huyó. Dijo que los agricultores se vieron obligados a pagar un tributo basado en la posesión de la tierra, más que en el éxito de su cosecha, un problema serio, ante la llegada de la sequía.
Decenas de cuentas de Twitter. Miles de seguidores conocedores de los medios de comunicación. Videos de propaganda Slick: Los esfuerzos de marca basadas en el Internet del grupo extremista Estado Islámico demuestran que están librando una guerra en el Internet, al igual que en el terreno, en Irak y Siria.
Funcionarios occidentales y árabes dijeron que hay pocos detalles cuantificables sobre la actividad nacional que financia el grupo, puesto que varía de un área a otra, y porque los gobiernos carecen de las capacidades de inteligencia para rastrear esa información.
La proporción que aportan los cobros internos y el crimen organizado, en comparación, por ejemplo, con las ventas del petróleo y la agricultura, es difícil de medir porque las redes de contrabando y comerciales dentro de Siria, Iraq y los países vecinos se han extendido mucho.
En Siria, los insurgentes controlan ocho campos de petróleo y gas en las provincias de Raqqa y Deir Ezzor, según los rebeldes sirios que una vez controlaron esos campos.
La producción de estos campos la comercian con personas de los mismos países que están luchando contra ellos. Les venden el petróleo pesado a un promedio entre US$26 y US$35 el barril a los comerciantes locales, a los comerciantes en la frontera con Irak, o a las refinerías oportunistas financiadas por empresarios turcos, libaneses e iraquíes, dijeron sirios y libaneses involucrados en el comercio de petróleo.
El crudo ligero, que tiene un precio más alto en los mercados globales, se vende hasta US$60 por barril, dijeron estas personas. El crudo de contrabando, en lugar de venderse localmente, tiene un precio más alto que incorpora las complicaciones ocasionales para sacarlo. Rebeldes sirios estiman que los campos controlados por el Estado Islámico producen entre 30,000 y 70,000 barriles diarios.
El comercio más allá de las fronteras de Siria e Iraq se mantiene a flote gracias a una red de gente de negocios. Comerciantes kurdos transportan el petróleo hacia el Kurdistán iraquí y lo venden ya sea a comerciantes turcos o iraníes. Estos comerciantes lo entran de contrabando en sus países y lo venden con un descuento sobre los precios locales, o se lo revenden al gobierno sirio, dijeron sirios e iraquíes involucrados en este mercado.
Un alto funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores turco dijo que ellos están tratando de ver “cómo podemos detener esto," pero que “la frontera es muy difícil de controlar”.
Funcionarios occidentales dijeron que también ha quedado más claro, a través de secuestros recientes, que el grupo está utilizando metódicamente rehenes para aumentar sus ingresos. Dado el pequeño número de detenidos liberados ‒dicen‒ esos ingresos son probablemente mucho menos fiables que la de la economía local.
La otra fuente de financiación externa, los donantes adinerados y los radicales suníes en el Golfo, se ha reducido drásticamente, porque sus gobiernos reconocen la gravedad de la amenaza que constituye el Estado Islámico para la región, dijeron.
Intentando poner tierra por medio, Al Qaeda repudió al Estado Islámico este año, citando su brutalidad, sin embargo, el Frente Nusra se mantiene en la lista negra de Estados Unidos y en sus similares internacionales.
Un asunto complicado.
Las sanciones de la ONU fueron el primer esfuerzo internacional para frenar los ingresos y las operaciones del grupo. Pero los expertos antiterroristas dijeron que, debido a que gran parte de los ingresos es interno y otro comercio se hace en una región sólo en efectivo, hay pocas formas eficaces para reprimirlo.
La ONU asignó un comité para encontrar formas de aplicar el esfuerzo y que debe recomendaciones en noviembre.
Las donaciones externas son ahora “pagos adicionales” para el Estado Islámico, dijo Douglas Ollivant, un exdirector para Irak en el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. y miembro de la Fundación New America, un grupo de análisis.
“Son muy creativos en sus esfuerzos de financiación y pueden operar independientemente de fuentes externas”, dijo Ollivant. Y puesto que “toda la región es una economía de dinero en efectivo, es muy difícil de cortar el financiamiento”.
Un diplomático occidental de alto nivel dijo que el esfuerzo de sanciones de la ONU fue un paso positivo, pero retórico: “Hacemos como que es importante, para que sea más tangible, pero hay poca evaluación real de lo que podemos hacer”.
Alexander Evans, quien dirige el equipo de la ONU que investiga la financiación del Estado Islámico, dijo que el sistema que tienen montado a partir del comercio de petróleo, el secuestro y los bienes incautados en Irak y Siria, seguirá impulsando los ingresos del grupo.
Las medidas que se vayan a tomar contra la maquinaria económica del Estado Islámico deben sopesar el impacto sobre las poblaciones locales, dijo Evans. “Todos los nuevos tipos de sanciones deberán estar equilibrados entre la necesidad de interrumpir la financiación del EI y el mantenimiento de las necesidades humanitarias de las personas que sufren bajo su control”.