SANTO DOMINGO, República Dominicana.- "El coronavirus acaba de llevarse al infierno a Edén Pastora Gómez (83 años), el legendario Comandante Cero", se lee este domingo en el sitio CiberCuba que da por buenas las versiones del periodista nicaragüense Carlos Chamorro de que murió este sábado en Managua, algo no confirmado oficialmente.

Oficialmente no se ha informado del asunto e incluso el hijo de Pastora que dio cuenta de la muerte de su padre luego rectificó con un argumento extraño.

El diario El Observador de Managua publicó la noticia sobre el fallecimiento del conocido Comandante Cero en base en las declaraciones de uno de sus hijos, quien, posteriormente, "se comunicó con esta redacción para explicar que todo se originó por un lamentable malentendido", sostuvo.

"Fuentes del Hosp. Militar confirmaron el fallecimiento de Edén Pastora, de 83 años, después de 4.00 p.m. por complicaciones de salud en la crisis del covid-19. Operador político del dictador (Daniel) Ortega, hace 40 años Pastora fue jefe guerrillero del FSLN contra la dictadura de Somoza", escribió Chamorro.

El escritor y periodista Carlos A. Montaner también confirmó el deceso y recordó que cuando conoció a Pastora este era "ferozmente antisandinista" y dirigía "La Contra" que enfrentó militarmente al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

"Fue en Madrid en los años ochenta. Daniel Ortega había intentado asesinarlo mediante una bomba. Luego se arregló con él y ha muerto a su servicio por el coronavirus, remató Montaner.

CiberCuba recuerda que Pastora "puso a Nicaragua en el mapamundi con la toma del Palacio Nacional de Managua" poco antes del triunfo sandinista y que "una noche hizo dar un respingo a Fidel Castro mientras charlaban en el Palacio de la Revolución de La Habana".

El sitio, que publicó la fotografía donde se aprecia a ambos entre otros personajes, le atribuye a Pastora la siguiente cita: "Mis padres me bautizaron Edén, pero asumo que tengo negado el Paraíso por esas cosas que dicen he hecho y por otras que yo sé que he hecho…"

Asimismo otra lapidaria contra Ortega: "Daniel invalidó mi candidatura presidencial diciendo que nací en Costa Rica, donde se cuentan los billetes, en mano, de adentro hacia afuera; el no, Daniel los cuenta hacia dentro, como guardándoselos…"

"El Comandante Cero fue de los primeros en romper con el orteguismo, sobrevivió milagrosamente a un atentado en Costa Rica, que fue organizado con asesoría castrista y combatió a Daniel Ortega, que ahora se apresta a organizar un oportunista funeral de Estado, tras la última reconciliación entre ambos, y como hizo con el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal", comandante asimismo antiorteguista, remata.

Los comandantes históricos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) fueron alejándose paulatinamente de Ortega, a excepción de Pastora que hizo el camino en reversa.

En la diáspora de Nicaragua antiOrtega incluso se encuentran los integrantes de Los de Palacagüina -y su máximo representante: Carlos Mejía Godoy-, la voz musical principal de la lucha contra la dictadura de Somoza derrotada por el pueblo sandinista alzado en armas de la década de los años 70′.

Los médicos en Nicaragua, en el centro del debate por pandemia

El gremio médico de Nicaragua se encuentra en el centro del debate de la pandemia de coronavirus, luego de que al menos 16 doctores fueran despedidos de hospitales públicos sin explicaciones, tras reclamar equipos de bioseguridad y recomendar medidas de prevención nacional.

Los despidos, sumados a la muerte de médicos que se contagiaron de COVID-19 supuestamente por falta de protección y nuevas críticas de galenos, ha llevado a los doctores al centro de un debate que parecía inminente desde que en abril pasado unos 700 reclamaron al Gobierno del presidente Daniel Ortega una estrategia para detener la propagación de la pandemia en Nicaragua.

Mientras una parte de los nicaragüenses defienden a los médicos, incluyendo a los opositores y organismos civiles, otros, que se identifican con el sandinismo, los llaman "traidores" o "irresponsables".

El debate se avivó esta semana cuando algunos de los médicos despedidos denunciaron supuestas prácticas corruptas y abusos de las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa).

Una de las denunciantes, la anestesióloga María Nela Escoto, acusó al Minsa de prohibir el uso de mascarillas o vetar a los médicos de las pruebas de COVID-19, porque con eso "los médicos alarmábamos demasiado a la población".

También denunció que en Nicaragua es prohibido establecer el coronavirus como causa de muerte, además de la supuesta manipulación de datos sobre la enfermedad y amenazas a los trabajadores de la salud.

Escoto no estuvo sola, recibió el respaldo de la Unidad Médica Nicaragüense (UMN), el Comité Científico Multidisciplinario, la Asociación Nicaragüense de Anestesiología y Reanimación, organismos defensores de derechos humanos, empresarios y opositores, entre otros.

La Conferencia Latinoamericana de Sociedades de Anestesiología, con sede en Buenos Aires, reclamó el "cumplimiento de las recomendaciones emitidas por la OIT (Organización Internacional del Trabajo)", referidas a la seguridad del personal sanitario, el horario, la protección de la salud mental, los derechos laborales y la contratación de personal si es necesario.

¿ASUNTO POLÍTICO?

Algunos partidarios de Ortega decidieron llamar "héroes" a los médicos que conservaron sus puestos en las últimas semanas, y los medios de comunicación oficialistas presentaron reportajes sobre la labor del personal en los hospitales públicos.

Para el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), los despidos tienen un trasfondo político, originado en los reclamos y recomendaciones de los médicos, en un país que no ha establecido restricciones para detener la pandemia, acepta mínimas medidas de prevención y promueve aglomeraciones.

"Sabemos que estas acciones ejecutadas por el Minsa, son dirigidas por los Ortega Murillo, confinados en El Carmen (residencia del presidente y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo), pues pretenden silenciar a toda voz que evidencie el mal manejo que, ellos como Gobierno, le están dando al coronavirus", indicó el Cenidh.

El día que fue despedido del hospital público Bertha Calderón, de Managua, el anestesiólogo Fernando Rojas señaló: "Es un despido injustificado, lo hicieron por no comulgar con este régimen criminal, y uno no le tiene que hacer el juego".

Según la UMN, los despidos se dan a pesar de que los centros hospitalarios trabajan con una merma de entre el 10 % y el 15 % de su personal, a causa de la COVID-19.

PREOCUPACIÓN INTERNACIONAL

La UMN, cuya sede fue rodeada por policías el pasado jueves mientras sus integrantes se preparaban para donar materiales de bioseguridad a sus colegas, sostiene que todos los galenos despedidos están en la lista de los que firmaron los reclamos y recomendaciones en abril pasado.

Algunos médicos ya habían mostrado su indignación hace dos semanas, cuando el gremio supo que el Gobierno contaba con equipos de bioseguridad, gracias a una donación de la Organización Panamericana dela Salud (OPS), y no fueron distribuidos.

"No tenemos idea. Yo no puedo afirmar dónde están, por lo menos las mascarillas, en los hospitales, no nos proveen, las hemos comprado nosotros los médicos, o a través de donaciones sutiles (clandestinas) que nos han llegado", sostuvo Escoto.

La situación del manejo de la pandemia en general, y de los médicos en específico, llevó a la ONU a reiterar su "preocupación" por la situación de Nicaragua, a través de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).

La misma preocupación es compartida por otros organismos, como la OPS, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

El debate se da en días en que los médicos creen que la curva de contagios de COVID-19 se mantiene ascendente, los hospitales siguen enfrentando problemas para aceptar nuevos pacientes, los "entierros exprés" siguen vigentes y el Gobierno sostiene que mantiene la pandemia bajo control. EFE