El ciclo literario "Voces de la República Dominicana", celebrado de forma virtual desde Nueva Delhi, abrió este jueves "una puerta" hacia la India con la participación del escritor dominicano Frank Báez, al que le seguirán los también caribeños Johan Mijail y Josefina Báez.

El ciclo, organizado por la embajada de la República Dominicana y el Instituto Cervantes en Nueva Delhi, "parte del deseo de presentar al público hispanohablante de la India un panorama actual de la literatura que se produce en nuestro país", según explicó a Efe antes del evento el embajador David Puig.

Y es que, añadió, "pasa con la República Dominicana lo mismo que con otros países latinoamericanos: se conocen en la India algunos escritores canónicos y otros cuyos libros han tenido un éxito global", por lo que con este ciclo quieren ir "más allá" con escritores con una obra "consciente" con "palabras del presente".

Esos autores, continúa, son "importantes porque reflejan en su trabajo temas centrales del debate público como el racismo, el género, la inmigración, el posicionamiento entre diversas culturas y lenguas".

Así, los tres participantes en este programa son Johan Mijail, quien según Puig mezcla "activismo y creación, sirviéndose de la literatura para dar voz a sujetos tradicionalmente marginados", Josefina Báez, con una obra en un "diálogo constante con la India", y el poeta Frank Báez, que inició el ciclo.

FRANK BÁEZ, POETA CARIBEÑO

Enmarcado por varias estanterías con libros y una intensa luz que atravesaba una ventana a su espalda mientras en la India ya había caído la noche, Báez aseguró que la conferencia de hoy suponía "una puerta que se abre hacia la India", un modo de intercambio cultural necesario sobre todo cuando se vive en una isla y es necesario levantar "muchos puentes" y vínculos.

Ese ser caribeño, isleño, estuvo siempre presente en el discurso de este escritor, apasionado por "un espacio tan pequeño" y a la vez complejo, donde convergen tantas culturas: "Vivir aquí con un presente perpetuo (…) el Caribe es muy fascinante".

También narró qué significa "escribir desde el Caribe", un relato que comenzó cuando fue poseído a los 16 años por un poema de Dylan Thomas leído por su padre, y ese verso: "La mitad de este mundo es del demonio, la otra mitad es mía".

Un impacto que le llevó a leer y escribir sin descanso a pesar de que vivía en una isla vacía, según él, de referentes nacionales, sin escritores a los que emular, mientras no cesaban de cerrar las revistas literarias y muchos amigos emigraban y decidían conscientemente "caminar hacia el silencio", dejar de escribir.

Por el contrario, remarcó, para alguien como él que eligió quedarse, escribir en esa isla caribeña supone una "hazaña", como si formara parte de un barco pirata saqueando otras culturas, donde "lo que realmente importa es el recorrido más que el botín".