SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los investigadores del BID Joaquín Zentner y Fanny Vargas fueron los encargados del capítulo sobre República Dominicana del análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) "El impacto del COVID-19 en las economías de la región", donde se arranca por destacar la importancia del turismo para el país (8% del PIB) y sus extensas ramificaciones, todas en peligro evidente.
El turismo dejó el año 2019 US$7,600MM, lo que efectivamente representa un 8% del PIB y, además, "67% de las exportaciones totales», citan Zentner y Vargas y advierten que "el impacto del choque a la demanda dependerá de cómo las autoridades locales manejen el brote y de la evolución de la crisis en Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Rusia, España e Italia".
"Se realizaron estimaciones de las posibles pérdidas de ingresos por turismo tomando en cuenta diferentes escenarios de severidad del choque y de extensión de la crisis sanitaria. Analistas locales esperan una reducción de alrededor 30% de los ingresos por turismo al cierre de 2020, equivalente a un 2.3% del PIB, lo estimado por el escenario medio para una duración de epidemia de 9 meses", se lee en el informe.
En el mejor de los casos, la pérdida representaría el 0.8% del PIB y en el peor de ellos pudiera llegar a ser equivalente al 6.1% del PIB. Lo llaman "escenario pesimista".
El choque negativo al turismo no es aislado y, advierte el estudio, "tendría efectos de segundo orden en la agricultura, la manufactura, la construcción y los servicios".
Ello debido a que "el sector turístico adquiere 45% de sus insumos de proveedores locales y emplea unas 728,500 personas directa e indirectamente, equivalente a 16% del empleo total. Se estima que actualmente un 80-90% de los trabajadores formales del turismo se encuentran suspendidos, unas 288,000-324,000 personas".
Otros «canales de transmisión» de los efectos económicos de la pandemia son el comercio exterior y las remesas.
Intercambio comercial
El documento resalta que Estados Unidos es el principal socio comercial del país, fuente de 41% de las importaciones totales y destino del 55% de las exportaciones. «Las importaciones desde China ascienden a 15% del total, pero representan un 32% de las importaciones de bienes de capital», agrega.
El país halla un alivio en los precios en alza del oro y la reducción registrada en los del petróleo, pero el balance solo sería positivo en un escenario en que el turismo no caiga demasiado.
Los expertos calculan que «en conjunto, las importaciones de petróleo y las exportaciones de oro representan aproximadamente el 70% del valor de los ingresos por turismo, lo que significa estos tendrían que caer un 30% más de lo que mejoran los precios del oro y el crudo para llegar a un impacto neutral».
«Un precio promedio del petróleo de US$30 por barril (equivalente a una reducción de 50% respecto a lo presupuestado) y precios del oro promedio US$1,500 o US$1600 (superior en 8 y 15% a lo presupuestado, respectivamente) producirían un impacto neutral o ligeramente positivo en la cuenta corriente, siempre y cuando, los ingresos por turismo no se reduzcan más de un 30% (equivalente a las pérdidas estimadas para 9 meses en el escenario medio)», analizan.
A esto agregan el aspecto fiscal: «La disminución de la actividad económica, del turismo y el descenso de los precios del petróleo, implica menores recaudaciones fiscales. Las recaudaciones podrían disminuir entre 2.3 y 3% del PIB«.
Además, de manera preliminar estiman que el gasto público aumentará un 0.7% del PIB por las medidas ante el virus y las elecciones extraordinarias en marzo.
«La mejora de los términos de intercambio implicará reducciones sustanciales del déficit del sector eléctrico (de hasta 0.4% del PIB) y un aumento de los ingresos tributarios por concepto de impuestos a las utilidades mineras y de refundición. El déficit del SPNF aumentará, probablemente duplicando lo presupuestado (2.2% del PIB)», apuntan los economistas del BID.