SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe deben adoptar medidas graduales y evaluarlas sobre la marcha para garantizar que el desmontaje del confinamiento no signifique arrojar la vida a la muerte, o al menos facilitar las infernales enfermedades que provoca el nuevo coronavirus, sostiene un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que ofrece una hoja de ruta con varias recomendaciones de cómo transitar.

Debe tenerse en cuenta, dice, que la salida del confinamiento está marcada por una gran incertidumbre. Por el lado de la enfermedad, los gobiernos estarán “volando sin instrumentos”, porque no se conoce con exactitud el tamaño de la infección, ni el grado de inmunidad comunitaria que se haya adquirido.

En cuanto a la reapertura económica, no se sabe cuán rápida puede ser la recuperación de la producción o del empleo, ni se puede predecir la conducta de la población: una cosa es abrir cines o restaurantes y otra que la gente acuda.

“Será la decisión política más trascendente que deberán tomar los gobiernos de la región”, porque “es mucho lo que está en juego” en contagios y muertes y a la vez en pobreza dado que el confinamiento “implica costos económicos muy importantes, que además recaen de modo severo sobre las poblaciones más vulnerables”, se lee en el documento de 83 páginas titulado “Del confinamiento a la reapertura”.

Fue elaborado por un grupo de expertos en materia social y económica para aportar ideas a los gobernantes de cómo pueden realizar una transición ordenada a la reapertura una vez llegada la hora de abandonar el confinamiento.

Ese un asesoramiento urgente en vista de que hay algunos gobernantes quizás cautelosos en demasía y otros que quieren ir a pasos acelerados y hasta han sido capaces de ordenar la detención de quienes “siembran el terror” con el solo uso de mascarillas.

La primera recomendación del BID es que los gobiernos robustezcan la coordinación y gestión estratégica, porque la salida del confinamiento supone muchas decisiones y acciones complejas, para la apertura de zonas, de actividades y para rastrear y controlar rebrotes de la pandemia.

La salida del encierro entraña decisiones que “no solo implicarán el momento de aliviar las restricciones impuestas, sino también la modalidad que tomará esta relajación”, dice.

Las medidas obligadas de protección que se han adoptado y lo que ha generado hace que el coronavirus signifique “perder hasta 17 millones de empleos formales y destruir el modo de subsistencia de otros tantos millones más de trabajadores en el sector informal”, sostiene.

Carmen Pagés, jefa de la División de Mercados Laborales del BID y al frente del equipo que elaboró el estudio, dice que “en la actual coyuntura las restricciones fiscales que enfrentan muchos países han dificultado que sus gobiernos se comprometan de forma decidida a mantener el empleo a través de subsidios o préstamos para las empresas o a compensar a los que pierden sus ingresos o no los tienen porque no pueden ir al trabajo”.

La inversión en cuanto al Producto Interno Bruto (PIB) que suponen este tipo de medidas es extraordinaria: Los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han anunciado que van a destinar más de un 15% del PIB, en promedio, entre subsidios y garantías.

En la segunda sección del estudio, titulada “Una decisión difícil bajo incertidumbre”, se resalta los principales retos que deberán afrontar los Gobiernos, pues ensayarán medidas en un contexto en el que no se cuenta con vacuna, no se conoce con profundidad la inmunidad comunitaria, no se puede predecir el comportamiento de la población luego de la reapertura, entre otras incógnitas.

A diferencia de países industrializados, los Gobiernos de la región deberán lidiar con una mayor prevalencia de enfermedades crónicas, poca holgura económica para proteger empleos, menor capacidad hospitalaria, escasez de pruebas de diagnóstico, problemas estructurales como la alta informalidad, entre otras limitaciones.

En la tercera sección titulada “Lecciones de otros países” se presentan márgenes de acción comparables con otras naciones y sugerencias de cómo prepararse para la reapertura.

De países de Asia oriental se pueden aprender la importancia del uso masivo de pruebas y trazabilidad de contactos, no bajar la guardia para evitar segundas oleadas de casos, imponer restricciones para viajar y cuarentenas a los viajeros, entre otras medidas.

De EEUU y de los países de Europa se puede aprender sobre las herramientas usadas para flexibilizar medidas de confinamiento como el monitoreo de condiciones epidemiológicas, atención a grupos de población específicos como grupos de riesgo, adultos mayores o personas con condiciones médicas preexistentes.

Si bien existe consenso en esas áreas, aun no está claro qué sectores económicos deben ser priorizados en la fase de reapertura por estar sujetos a intereses sociales, políticos y culturales.

En la cuarta sección titulada “¿Qué hacer hoy y en los próximos meses para contener la pandemia?”, el BID ofrece recomendaciones de política.

A medida que países de ALC han ido extendiendo sus medidas de aislamiento social, la literatura ha reconocido una ‘fatiga de comportamiento’ en la población, lo cual pone mayores presiones sobre autoridades para que apresuren la relajación de restricciones.

Por lo tanto, en tiempos de reapertura, el BID recomienda montar sistemas de inteligencia epidemiológicas que permitan aprender de aperturas en determinados sectores o regiones, de manera que se puedan ir perfeccionando políticas efectivas.

Este proceso dependerá del calendario de la covid-19 en cada país, así como de la efectiva sistematización de información a nivel nacional.

En el corto plazo, propone robustecer la coordinación y gestión estratégica, invertir en aumentar infraestructura para tratar casos graves, aumentar la capacidad del sistema de salud a través de la capacitación del personal  sanitario y aumentar la capacidad de diagnóstico.

Asimismo, se plantea fomentar la innovación tecnológica para la evaluación e identificación de casos, vigilancia y monitoreo de casos.

La quinta sección “Gestionar ámbitos clave para prevenir el contagio” está enfocada en medidas para el transporte seguro de personas, la apertura de los centros educativos y el ámbito laboral.

Respecto al transporte, el BID propone controlar el acceso a las unidades de pasajeros, incentivar el uso de medios de transporte alternativos, caminatas, entre otras medidas.

Para las escuelas se sugiere asegurar infraestructura adecuada, implementar nuevos protocolos de higiene, prevenir riesgos durante la movilidad y en las aulas, entre otras medidas.

En el ámbito laboral se sugiere expandir el teletrabajo, establecer medidas para limitar la interacción entre los empleados y férreo cumplimiento de los protocolos de desinfección.

Por último, en la sección seis “Asegurar la continuidad de las actividades esenciales durante el confinamiento y en la etapa de salida selectiva”. Todo un cúmulo de recomendaciones para el resto de sectores económicos que prestan servicios o producen bienes esenciales en un contexto de pandemia.

Para la Administración Pública, también se recomienda seguir facilitando el teletrabajo y la progresiva y masiva digitalización de los servicios, apoyar la conectividad de los funcionarios, revisar la legislación en materia de protección de datos, entre otras medidas. La administración pública ocupa a 12 % de la fuerza laboral en la región.

Debe ofrecerse a toda la ciudadanía continuidad en los servicios de gobierno electrónico y garantizarse la atención a los sectores más vulnerables de la población, entre ellos los adultos mayores que deberán permanecer prefriblemente en sus hogares. Las autoridades están llamadas a reforzar mensajes para que el entorno de los mayores extremen los cuidados para no contagiarlos.

Respecto a la seguridad alimentaria, se propone reducir presencia de personas de zonas urbanas en zonas rurales para reducir riesgo de contagio de productores, proveer liquidez antes de la siembra, mantener estándares de inocuidad alimentaria vigentes, entre otras medidas.

También se plantean medidas para asegurar los servicios de agua y energía, continuidad en construcción de infraestructura, en transporte de carga y para recuperar el turismo.

Respecto a este último sector, el BID propone lineamientos para la operación de lugares turísticos y actividades conexas como ampliar medidas de limpieza en hoteles, atracciones turísticas, agencias turísticas, entre otros espacios.

En definitiva, la solución no tiene por qué ni puede ser la misma en todas partes. Se puede comenzar por zonas rurales de menor densidad de población y con sectores de la economía de forma diferencial, dependiendo del riesgo de infección que generan.

El éxito de la etapa de desconfinamiento dependerá de la adhesión de los ciudadanos a las normas y recomendaciones, por lo que gestionar la comunicación resulta clave para dar continuidad, coherencia, transparencia y credibilidad a los mensajes de las autoridades, se apunta.

Proteger la fuerza laboral en la salud es fundamental, porque aumentar la capacidad del sistema servirá si se tiene al personal adecuado y eso requiere capacitación, dotación de equipos de protección y modificaciones en la infraestructura hospitalaria.

El aprovisionamiento de insumos médicos es clave y se necesita mantener fluidos los canales de comercio exterior. La región importa 70% de sus insumos y equipos médicos de EEUU, Europa y China.

Puede ser un tema crítico, porque en el mundo 88 países, incluidos ocho de la región (Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras y Paraguay) impusieron desde marzo restricciones a la exportación de equipos y productos como respiradores, mascarillas, desinfectantes y medicinas.

El BID recomienda desmantelar esas restricciones lo antes posible, en el marco de los acuerdos de integración regional, y asegurar el funcionamiento de las cadenas productivas que traspasan fronteras.

Los gobiernos deben definir los lineamientos para la realización segura de actividades en los ámbitos laborales. Un área clave, por ejemplo, es el de carga y se debe asegurar el abastecimiento.

Para cuando llegue el momento de reapertura de las escuelas, los gobiernos deberán estar preparados con normas y trabajos de adecuación de la infraestructura a la nueva realidad, con cambios físicos, del número de alumnos por aula, intensificación de la higiene y capacitación del personal docente y de apoyo.