SANTO DOMINGO.- Con cruces a cuestas y promesas por cumplir, cada 21 de enero los devotos de la virgen María han tenido como suprema tradición acudir a la Basílica de Higüey para celebrar el Día de La Altagracia.

Hoy, el templo más majestuoso que exhibe el país está cerrado, no hay actos oficiales, tampoco carpas improvisadas de los creyentes que acuden a rendirle cuentas a la madre espiritual. La pandemia del COVID-19 redujo esta jornada, a oraciones en casa y actos muy íntimos, aun cuando las iglesias tienen luz verde para abrir sus puertas.

Desde las 12:00 de la medianoche, en la Basílica de Higüey se celebró una vigilia cerrada "Por amor a la virgen", cuya producción estuvo a cargo de Edilenia Tactuk, se extendió por más de nueve horas y fue transmitida por el canal oficial del templo y Banco Popular, con casi 15,000 vistas entre las dos cuentas de Youtube. Así es como la Basílica celebra sus 50 años, al haber sido inaugurada un día como hoy, del año 1971.

Esta vez, el presidente de la República que todos los años acude a conmemorar a la Basílica este día, se quedó en el Palacio Nacional, desde donde se celebró una misa, en la capilla San Rafael.

Durante la vigilia 'Por amor a la virgen" el obispo de la Diócesis de Baní, monseñor Víctor Masalles, dejó entrever la sorpresa de este día que rompe la tradición de tantos años, porque si bien el templo de la Basílica fue levantado hace unas cuantas décadas, los avisos de visitas de devotos a Higüey se remontan a antes de la Independencia dominicana.

Uno planea muchas veces, sin embargo, aquello de que 'el hombre propone y Dios dispone' se aplica de una manera más clara este día", Masalles

En su libro Exvotos, promesas y milagros de la Virgen de la Altagracia, el arzobispo Hugo Polanco Brito explicaba lo siguiente: "Posiblemente desde 1514, por los milagros que Dios hacia por intermedio de nuestra señora, representada en su santa imagen, comenzaron las peregrinaciones" a la Villa de Higüey.

"Hoy en día, la pandemia nos exige mucho mayor cuidado, nos exige sobre todo una caridad cristiana que exige el distanciamiento debido… No contagiar y no ser contagiado forma parte de una unidad en la cual se conjuga la vida cristiana", refirió en su comentario Masalles.

"Si usted y yo hemos planeado cosas para este año, créame, Dios se ha encargado de cambiarlo. Tendrá algún plan que todavía no hemos descubierto", señaló, y exhortó a los creyentes a pedir a Dios lo imposible, "y lo imposible, con mucha fe se podrá hacer posible".