México, 4 nov (Sandra Parra/EFE).- El destituido alcalde de la ciudad mexicana de Iguala, José Luis Abarca, acusado de la muerte de seis personas y la desaparición de 43 estudiantes, pasó de una vida de poder y lujos a su captura en uno de los sectores más populares de la capital mexicana, Iztapalapa.
La detención en esta zona del este de Ciudad de México causó sorpresa en el país y en los propios habitantes de la colonia (barrio) de Santa María Aztahuacán, quienes no se explican cómo el hombre más buscado vivía entre ellos.
"Yo no me entere de nada hasta esta mañana que nos levantamos y vimos movimiento, de hecho no vimos movimiento en la noche, yo me entero por vecinos", afirmó a Efe Efraín Jiménez, un vecino de la humilde casa de la calle Jalisco 27 donde fueron encontrados en la madrugada de este martes por agentes de la Policía Federal Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda.
Horas después de la detención, en torno a la humilde casa de fachada de cemento y puerta blanca solo pulula ya la curiosidad de periodistas y vecinos por enterarse de lo que ocurrió en Iztapalapa, una colonia reconocida por sus fiestas locales y la celebración de la Semana Santa.
"No vimos nada, todo normal, yo vivo al fondo y no escuchamos nada, hasta la mañana fue que vimos a los periodistas. Ahí vivía una chava (joven), que yo sepa era la única que vivía ahí, no supe que más", afirmó un hombre que vende en una tienda de víveres frente a la casa y que prefirió no identificarse.
Pocos habitantes afirman haber visto policías y escuchado ruidos en la zona y los que lo hacen prefieren guardar el anonimato.
Abarca era buscado desde hace más de un mes, cuando, tras pedir una licencia para ausentarse del cargo, desapareció junto con su esposa.
La Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía) acusa a Pineda de ser la principal operadora de actividades delictivas desde la alcaldía de Iguala para el grupo del crimen organizado Guerreros Unidos.
Este grupo está relacionado con la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela de formación de docentes de Ayotzinapa, el pasado 26 de septiembre.
El alcalde y su esposa cambiaron los lujos con los que siempre se mostraron en público, gracias a un ascenso al poder cimentado en una meteórica carrera empresarial, por la miseria de ocultarse en la casita de Iztapalapa, en cuyo patio interior se observan pantalones vaqueros tendidos en una cuerda, macetas con plantas y un tanque de agua.
Desde que Abarca desapareció surgieron diversas versiones sobre su paradero, una de las cuales apuntaba a que había salido del país.
Sin embargo, ninguna de las hipótesis apuntó a que se escondiera en ese populoso sector de la capital mexicana, bastión del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que pertenece el político.
Pese al alboroto que les ha ocasionado que la captura tuviera lugar en su barrio, los vecinos celebran la detención de Albarca y su esposa, quienes prestan declaración en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) de la PGR.
"Ojalá que ya los hayan agarrado, ya ve que tanto chamaco (niño) que se perdió (desapareció) y da lástima porque somos madres, tenemos hijos, no sabemos si regresen o no regresen, quién sabe", afirmó la vecina de Santa María Aztahuacán María de Lourdes Guzmán.
Sin embargo, temen que la acción policial pueda acarrear problemas a esta zona de la capital.
"Estamos en el ojo de toda la República y del mundo y nos enteramos de que aquí tenemos una clase de personas de este tipo", lamentó Jiménez. EFE