WASHINGTON, EEUU.- "Este será como nuestro peor momento de Pearl Harbor (el ataque japonés de la II Guerra), del 11 de septiembre (el ataque contra las torres gemelas y el Pentágono de 2001), solo que no será localizado, va a suceder en todo el país y quiero que Estados Unidos lo entienda", advirtió el administrador de la salud pública estadounidnese, el general Jerome Adams.

Esta es una de las advertencias más severas dirigidas a los estadounidense: "Será la semana más dura y más triste de la vida de la mayoría; bastante más, francamente", añadió.

Algunos estados se han negado a ordenar a los residentes que se queden en sus casas, pero el 90 % "está haciendo su parte", incluso en aquellos en los que no existe tal llamado de los gobernadores, evaluó.

"Si no pueden darnos 30 días, gobernadores, dennos una semana, dennos lo que puedan para que no abrumemos nuestros sistemas de atención médica durante la próxima semana", exhortó.

WASHINGTON, DC – APRIL 04: U.S. President Donald Trump. Sarah Silbiger/Getty Images/AFP

Trump, un presidente desnortado en la tormenta

Bajo este título, el corresponsal de la AFP en Washington Jerome Cartillier evaluó lo que hizo y lo que está haciendo el presidente de esa nación: Entre llamamientos a la unidad nacional, tuits vengadores y cálculos electorales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, envía señales confusas, cuando no incomprensibles, a un país confrontado al rápido avance del coronavirus.

Tras haber minimizado la amenaza sanitaria durante semanas, Trump se presentó primero como el presidente de un país "en guerra", antes de multiplicar los mensajes ambiguos sobre las restricciones impuestas para frenar la pandemia.

En parte por su actitud, el país más rico del planeta ofrece un espectáculo de desunión. El gobierno federal y los estados no actúan juntos, y los demócratas y los republicanos no se ponen de acuerdo para aprobar un plan de estímulo económico de casi dos billones de dólares.

La búsqueda de un equilibrio entre los objetivos sanitarios y la supervivencia económica del país es sin duda un debate legítimo, pero la forma en que el mandatario republicano cambia una y otra vez de rumbo desconcierta tanto a sus adversarios demócratas como a sus aliados.

"No podemos dejar que el remedio sea peor que la enfermedad", escribió en uno de sus habituales tuits en mayúsculas.

"Al final de este periodo de 15 días, ¡tomaremos una decisión sobre el rumbo que queremos tomar!", añadió Trump, sin dar indicaciones sobre lo que tiene previsto para las próximas semanas.

La Casa Blanca presentó la semana pasada una serie de recomendaciones en un documento titulado "15 días para frenar la propagación" del virus.

Medical staff push a gurney carrying a patient infected with COVID-19. (Photo by Fred TANNEAU / AFP)

"La situación va a empeorar"

Las autoridades sanitarias repiten, por su parte, un mensaje sencillo: lo peor está por llegar en Estados Unidos y aún no es hora de aflojar los esfuerzos.

Sin tratamiento médico a la vista, la única opción para vencer al coronavirus es mantener de forma duradera una restricción de los movimientos de los ciudadanos tan estricta como sea posible.

Casi uno de cada tres estadounidenses se ve afectado por una medida de confinamiento decretada por el gobernador de su estado.

Y aunque el retraso en el acceso a los test para detectar el coronavirus dificultó en un primer momento la evaluación de la pandemia en suelo estadounidense, ahora se sabe que su avance es alarmante.

"Quiero que Estados Unidos lo entienda: esta semana la situación va a empeorar", avisó en el canal NBC el administrador de la salud pública, Jerome Adams, que instó a los ciudadanos a quedarse en sus casas.

New York Governor Andrew Cuomo. (Photo by Bryan R. Smith / AFP)

La sangre fría de Andrew Cuomo

Las incoherencias de Trump, que no parece dispuesto a interrumpir su campaña por la reelección, contrasta con la actitud del gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo.

Con su calma, su claridad, su franqueza y su sentido de la pedagogía, éste se ha convertido en una figura clave de la lucha contra la pandemia en el país, más allá de su estado natal.

El COVID-19 ha causado en el estado de Nueva York, epicentro mundial de la pandemia, 4,159 muertes (594 más que el sábado), mientras que 122,031 personas han sido contagiadas (8.327 más que el día anterior), anunció  Cuomo, que instó a una coordinación a nivel nacional para compartir suministros y recursos humanos donde más se necesite para afrontar la crisis sanitaria.

Cuomo se negó a criticar los tuits nocturnos del presidente, pero defendió las decisiones drásticas tomadas en Nueva York para luchar contra el coronavirus, aunque reconoció que habrá que hacer ajustes en el futuro.

"Soy consciente de que no es sostenible gestionar este estado o este país con una economía cerrada", explicó.

"¿Existe una estrategia de salud pública que sea más productiva, menos destructiva para la economía?", se preguntó Cuomo. "Creo que hay un punto en el que esas dos líneas se unen y hay que identificarlo".

De momento, Trump, que habla casi a diario y sin ninguna base científica del inminente hallazgo de un tratamiento, sigue en sus trece.

Ante esta crisis sanitaria sin precedentes en la historia política moderna, ¿se le ocurrió consultar a sus predecesores como hicieron ellos durante catástrofes naturales?

La respuesta es no. "Creo que hacemos un trabajo extraordinario (…) No creo que aprendiera muchas cosas", declaró el 45º presidente de Estados Unidos.

Para David Axelrod, exasesor del demócrata Barack Obama, las incoherencias a las que su país asiste cada día durante las ruedas de prensa presidenciales suscitan dudas.

"Es difícil no sacar una conclusión aterradora de ese espectáculo: tenemos un enorme reto ante nosotros y un presidente minúsculo".

Cuomo había dicho el sábado que el pico de la enfermedad COVID-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, podría producirse en los próximos días, aunque hoy apuntó que a lo mejor ya se había llegado al momento álgido de contagios, aunque agregó que este pico podría tener forma de meseta.

Es decir, que se podría producir un periodo en el que se registrara un número constante y elevado de muertes antes de que estas empezaran a remitir.

Por otra parte, recordó que había puesto sobre una coordinación única todos los hospitales y redes sanitarias públicas y privadas del estado para repartir suministros y recursos y enviar enfermos de unos centros a otros para aliviar la presión en las zonas más afectadas.

Asimismo, pidió a las autoridades federales que hicieran lo mismo a nivel nacional.

"Todo e mundo habla de las reservas (médicas) del Gobierno federal, pero no hay suficiente en las reservas federales para ayudar a Nueva York y a Ilinois y Texas, y Florida y California… Simplemente no es una opción. La única opción que veo es un despliegue nacional -todo el mundo dice que estamos en tiempos de guerra, estamos en guerra y el virus es el enemigo-" dijo Cuomo.

El gobernador, que agradeció al estado de Oregón por el envío de 140 ventiladores, pidió que se ayudara hoy a Nueva York para enviar recursos después al lugar más afectado por la pandemia.

"Lo mismo que estamos haciendo en Nueva York en un microcosmos, cambiando recursos del Bronx a Queens o a Nassau hay que mover los recursos nacionales", subrayó. EFE y AFP