WASHINGTON- Por primera vez, Estados Unidos pudiera estar dispuesto a aceptar una condena de las Naciones Unidas sobre el embargo comercial de Estados Unidos contra Cuba sin luchar, reporta The Associated Press.
Funcionarios estadounidenses dijeron que el gobierno de Obama está sopesando una abstención en la votación anual de la Asamblea General de la ONU, sobre una resolución respaldada por Cuba que exige que se levante el embargo. La votación podría producirse el mes próximo.
No se ha llegado a ninguna decisión todavía, dijeron cuatro funcionarios de la administración que no estaban autorizados a hablar en público sobre las delicadas deliberaciones internas y exigieron el anonimato. Pero simplemente considerar una abstención ya resulta algo que no tiene precedentes. Ir más allá de esta idea enviaría ondas de choque a las Naciones Unidas y al Congreso de Estados Unidos.
Resulta inaudito que un estado miembro de la ONU no se oponga a resoluciones que critican a sus propias leyes.
Y al no oponerse activamente a la resolución, la administración estadounidense estaría de hecho aliándose con el organismo mundial contra el Congreso, que hasta ahora se ha negado a derogar el embargo pese a los llamados del presidente Barack Obama para que lo haga.
Desde el mes de diciembre último, el presidente Obama ha estado instando al Congreso a desechar el embargo de 54 años, cuando anunció que Washington y La Habana normalizarían las relaciones diplomáticas. Los dos países reabrieron sus embajadas el mes pasado, y Obama ha ido erosionando las restricciones de Estados Unidos sobre el comercio y los viajes a Cuba, mediante decisiones ejecutivas. Sin embargo, el embargo se mantiene.
La última flexibilización de las sanciones de Estados Unidos se produjo el viernes y fue seguida por una “rara” llamada telefónica entre Obama y el presidente cubano, Raúl Castro. El papa Francisco, quien tuvo un papel clave en el acercamiento entre La Habana y Washington, llegó a La Habana un día después. Viajará a los EE.UU. esta semana.
La Casa Blanca dijo que Obama y Castro discutieron “las medidas que los Estados Unidos y Cuba pueden tomar, juntos y por separado, para avanzar en la cooperación bilateral”. El gobierno cubano dijo que Castro “hizo hincapié en la necesidad de ampliar su ámbito de aplicación y derogar, de una vez por todas la política de bloqueo para el beneficio de ambos pueblos”.
Ninguna de las declaraciones menciona el voto en la ONU. Sin embargo, como lo ha hecho durante los últimos 23 años, Cuba presentará una resolución en la próxima Asamblea General criticando el embargo y exigiendo su fin.
Estados Unidos ha perdido todas las votaciones por márgenes cada vez más abrumadores y embarazosos. La cifra del año pasado fue 188-2 a favor de Cuba, y sólo Israel se puso ponerse del lado de EE.UU. La votación de de este año será la primera desde el cambio en la política de Estados Unidos hacia Cuba.
Las resoluciones de la Asamblea General son inaplicables. Pero el ejercicio anual le ha propiciado a Cuba un escenario para demostrar el aislamiento de Estados Unidos en el tema del embargo, y ha puesto de relieve el sentir internacional de que las restricciones estadounidenses son ilegales.
El gobierno de EE.UU. aun no ha decidido cómo va a votar, de acuerdo con las autoridades estadounidenses. Dijeron que de momento EE.UU. sigue siendo más propenso a votar en contra de la resolución que a abstenerse.
Sin embargo, los funcionarios dijeron que EE.UU. podría considerar abstenerse si el texto de la resolución es muy diferente al de años anteriores. El gobierno está abierto a discutir las revisiones con los cubanos y otras personas, añadieron, algo que los diplomáticos estadounidenses nunca han hecho antes.
“Nuestro voto dependerá en última instancia lo que está en la resolución”, dijo uno de los funcionarios. “Esta resolución no es diferente a las demás en el sentido de que no vamos a prejuzgar antes de que sea definitiva”.
Una abstención tendría ramificaciones políticas en Estados Unidos, y entre las no menos importantes, entre varios candidatos presidenciales republicanos que quieren que el embargo se mantenga.
Y en el Congreso, donde altos legisladores republicanos se han negado a considerar una legislación que ponga fin al embargo, cualquier acción de la administración percibida como un respaldo a la crítica a Estados Unidos de la ONU podría provocar irritación, incluso entre los partidarios de la posición del gobierno.
Como señaló el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, la semana pasada, el embargo sigue siendo la ley. “Todavía queremos que el Congreso tome medidas para eliminar el embargo”, dijo.
Los funcionarios de Estados Unidos, sin embargo, dijeron que el gobierno cree que una abstención podría enviar una señal poderosa al Congreso y al mundo sobre el compromiso de Obama de poner fin al embargo. Obama dice que esa política no logró durante más de cinco décadas impulsar el cambio democrático en Cuba y dejó aislado a EE.UU. entre sus vecinos latinoamericanos.
No está claro qué cambios serían necesarios para provocar una abstención de Estados Unidos.
La resolución del año pasado citó la “necesidad de poner fin al embargo económico, comercial y financiero”, y apuntó a la Ley Helms-Burton. Esa ley de 1996 hizo a empresas extranjeras sujetas a las mismas restricciones que enfrentan las empresas estadounidenses por invertir en Cuba, y autoriza sanciones para las empresas no estadounidenses que operan y ocupan las propiedades que eran propiedad de ciudadanos estadounidenses, pero que fueron confiscadas después de la revolución de Fidel Castro.
Un informe emitido por Cuba la semana pasada en apoyo de la resolución de este año no Indica que La Habana vaya aminorar el tono de su enfoque.
Llama a los esfuerzos estadounidenses para aliviar el embargo “un paso en la dirección correcta, pero son limitados e insuficientes frente ante la magnitud y el alcance de las leyes del bloqueo a Cuba y el resto del mundo”.
Sin embargo, el documento de 37 páginas también alega que el embargo ha costado al pueblo cubano US$833,7 mil millones ‒una cifra que EE.UU. nunca aceptaría. Washington dice que el gobierno comunista ha usado el embargo como una excusa para su propia letanía de fracasos económicos, comentó The Huffington Post.