Washington, 10 oct (EFE).- La ciudad de San Luis (Misuri), donde hace dos meses se vivieron intensas protestas raciales, volvió a ser escenario esta madrugada de choques entre la Policía y manifestantes por la muerte de otro joven negro, que dejaron varios arrestos y la quema de banderas estadounidenses, informaron medios locales.

Los disturbios se produjeron después de que el miércoles un agente de Policía fuera de servicio matara a un joven afroamericano de 18 años, identificado como Vonderrit Myers Jr, suceso que recordó la muerte de otro joven de 18 años, Michael Brown, por parte de un agente blanco cuando iba desarmado en la cercana localidad de Ferguson y que causó una ola de disturbios.

Cerca a 200 manifestantes se congregaron el jueves por la noche, por segundo día consecutivo, en protesta por la muerte de Myers, cantando las consignas "No olvidaremos" y "Manos arriba, no disparen".

El jefe de Policía, Sam Dotson, informó este jueves de que el agente fuera de servicio persiguió al desconocido y, tras un altercado, el sospechoso sacó un arma y disparó tres veces hasta que se le encasquilló la pistola.

El policía entonces abrió fuego e hizo 17 disparos que hirieron mortalmente al Myers, quien "no fue ajeno a la aplicación de la ley", aseveró Dotson.

El joven afroamericano, según documentos del tribunal de Misuri, había sido convocado a presentarse a una audiencia en noviembre próximo, por cargos presuntamente relacionados con el "uso de armas y resistirse a un arresto".

Al parecer, el joven fue imputado por "una persecución por parte de la Policía por exceder los límites de velocidad permitidos y una colisión posterior".

Según las fuentes judiciales, tras el accidente de coche, Myers, que iba como pasajero, salió corriendo con una pistola y la arrojó en las alcantarillas, de donde fue recogida por la Policía.

Los familiares del joven realizaron una vigilia anoche en su memoria, y su madre, Syreeta Myers, aseguró a los medios de comunicación que "su hijo no iba armado" y que "llevaba un sándwich en la mano cuando le dispararon, y no una pistola".

"La Policía miente. Mintieron también acerca de Michel Brown", subrayó la madre de la víctima.

Como era la tónica en las marchas por la muerte de Michael Brown, lo que comenzó siendo una protesta pacífica sin intervención de las fuerzas de seguridad, terminó con el lanzamiento de gases pimienta y detenciones.

Por su parte, Doston aseguró que los agentes demostraron "una gran contención", a pesar del daño causado a los vehículos patrulla de la policía.

"Haremos todo lo posible para defender el derecho de los manifestantes de protestar y hacerse oír, mientras esto no atente contra los derechos de otros ciudadanos", agregó.

Asimismo, cerca a veinte líderes afroamericanos también se congregaron este jueves frente a la sede de la Policía de Ferguson para expresar su indignación por el hecho de que el oficial se acercara a Myers sin motivo y anunciaron que durante el fin de semana llevarán a cabo nuevas protestas y concentraciones.

"Presentimos un clima de discriminación racial que está cobrando vidas", dijo la senadora por Misuri Jamilah Nasheed.

El suceso ocurre apenas dos meses después de que la muerte del joven de 18 años Michael Brown a manos de un agente blanco cuando estaba desarmado en el suburbio de Ferguson, aledaño a San Luis, causara una ola de indignación, protestas y disturbios raciales.

La muerte del Brown despertó una vez más el debate racial en el país, todavía con el recuerdo reciente del caso de Trayvon Martin, un adolescente afroamericano que murió a manos de un vigilante voluntario que le disparó en Florida en 2012. EFE