SAN FRANCISCO DE MACORIS. –La diócesis de San Francisco de Macorís, reiteró su posición de que el Congreso mantenga la penalización del aborto voluntario sin ninguna excepación, y al mismo tiempo rechazó las violaciones, los feminicidios, los incestos, los matrimonios de adolescentes y niñas.

En un documento leído en la misa crismal, el obispado estimó que el derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte.

Con este llamado la diócesis francomacorisana rechaza que se incluyan y aprueben en el Código Penal las tres causales o situaciones de excepción en las cuales sería despenalizada la decisión que tome la mujer sobre su embarazo, que son: embrión inviable para la vida, que la vida de la madre esté riesgo y que el embarazo sea fruto de violación o incesto.

Las consideraciones fueron emitidas en la Misa Crismal, celebrada en la Catedral Santa Ana, la cual fue presidida por el obispo Monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo, mediante la lectura de un manifiesto.

La Diócesis de San Francisco de Macorís, está compuesta por las provincias Duarte, María Trinidad Sánchez y Samaná; integrada por un total de 73 sacerdotes, 94 diáconos, 885 animadores de asamblea, 2,601 catequistas, movimientos apostólicos y más de medio millón de fieles católicos.

La lectura del manifiesto de la diócesis fue realizada por el Rvdo. Padre Isaac García de la Cruz y en el mismo se señala que la iglesia católica se compromete con la defensa de la vida, siguiendo las enseñanzas de la ciencia orientada al bien común, el magisterio de la iglesia y la Constitución Dominicana, las cuales se encuentran en la misma línea de comprensión acerca de la dignidad del ser humano.

“Defendemos en el mismo grado a la mujer en su integridad, al hombre y al niño por nacer; por eso pedimos a todos seguir garantizando la protección del ser humano y el respeto a su dignidad, concretizada en hombres y mujeres con principios éticos, valores, patria y cultura”, expone el documento.

Fundamentado en que creen en la vida, como el principio de todos los derechos, rechazan convincentemente la cultura de la muerte, que se cierne en el mundo e invitan a sus portavoces a revisar su postura.

“Rechazamos el lenguaje equívoco y lleno de medias verdades, con los que se desea confundir a la población, enarbolando bondades y derechos, en un terreno minado por el asesinato y el crimen silencioso de inocentes; Rechazamos las acusaciones e intolerancias, meramente mediáticas y sensacionalistas, llenas de rabia y engaño, contra los cristianos y los defensores de la vida, que buscan hacer pasar como bondad lo que es claramente una atrocidad contra la misma humanidad", precisó.

Agregó que rechaza los intentos de "negar, confundir y utilizar, con mala intención, los postulados científicos y biológicamente comprobados de la vida, catalogándolos como obsoletos, desconociendo que hay valores absolutos y eternos, verdades que no mutan con el tiempo, porque el criterio de verdad y de justicia no se constituye por ser mayoría”, precisa el manifiesto leído en la misa crismal.

También rechaza la propuesta de que supuestamente matar inocentes, que a su juicio no se pueden defender, sea sinónimo de desarrollo, modernidad y progreso.

De igual manera rechazan la idea que hace creer que la prohibición del aborto es la causa de una sociedad económicamente deprimida.

“Rechazamos las violaciones, los feminicidios, los incestos, los matrimonios de adolescentes y niñas. Rechazamos la injerencia de intereses e instituciones foráneas que inciden a nivel mundial en busca de implantar culturas degradantes e infames, que no son propias nuestras ni identifican nuestra forma de actuar ni nuestros ideales patrios", expresa el documento.

El obispado de San Francisco de Macorís también rechazó la postura de quienes colocan al ser humano como al servicio de la economía y el mercado.

"Estamos convencidos que las personas no tienen precio, tienen dignidad; rechazamos los controles de natalidad, que subyugan y esclavizan los pueblos con dádivas, para garantizar que personas salgan a las calles a aplaudir cánticos de muerte y a solicitar crear leyes que garanticen el aborto, la eutanasia y la pena de muerte”, subraya.

La diócesis de San Francisco de Macorís propone a todos los bautizados y a todos los hombres y mujeres de fe y de buena voluntad, vivir profundamente desde su conciencia, desde la libertad interior y el compromiso en la defensa de la vida, así como  fortalecer la integración familiar, la educación en valores y preservar las buenas costumbres, que nunca han puesto en riesgo el valor del ser humano.

También propone al Estado Dominicano un adecuado presupuesto de salud, que garantice una cobertura total de los ciudadanos, dignificando la vida de todos, especialmente de los más necesitados, construyendo casas de acogida para huérfanos, personas abandonadas, enfermas, con discapacidad y con enfermedad mental grave, para ello, cuenten con obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, médicos, enfermeras y laicos, porque entiende que un cristiano es un pro vida.

Además propone seguir fortaleciendo las leyes, de tal forma que, podamos castigar debidamente a los culpables y defender a los inocentes e indefensos en cualquier estadio de la vida.

“Como pueblo cristiano deseamos un cuerpo legislativo comprometido con los mejores intereses de la Nación. Felicitamos y agradecemos a los señores Senadores de la República que, libre y valientemente firmaron un documento a favor de la vida en todas sus etapas, respetando lo que establece la Constitución de la República Dominicana, en su artículo 37: “El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte”, expone el manifiesto.

Sostienen sentirse que se sienten orgullosos de ser dominicanos y de que la República Dominicana sea uno de los países que respeta la vida y que cree convincentemente en la continuidad ontológica del ser humano, desde el momento mismo de su concepción hasta su muerte, porque en la vida del ser humano no hay mutación, sino etapas, transformación.

“Queremos seguir siendo una sociedad plenamente humana, que ame la vida y la defienda, donde todos los dominicanos sigamos siendo hermanos y que todos los motivos foráneos que nos han sacado de nuestras casas y nuestros templos para defender la vida y han dividido a la sociedad dominicana, terminen ya, respetando lo que siempre hemos sido: única Nación en el mundo en cuyo escudo está la Biblia y la inscripción: “Dios, Patria y Libertad”, una sociedad sonriente, acogedora, amante de la vida y de los derechos fundamentales de sus hijos e hijas”, concluye.