Río de Janeiro (EFE).- La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, criticó, en un enérgico discurso en una manifestación en Río de Janeiro, la decisión del Gobierno interino de nombrar como Secretaria Nacional de las Mujeres a una evangélica que se opone al aborto incluso en los casos previstos en la ley.
Ante unas veinte mil participantes en la "Manifestación de las Mujeres por la Democracia y contra el Golpe", Rousseff cuestionó que el presidente interino, Michel Temer, no cuente en su Gabinete con ninguna mujer y que opte como su encargada para las políticas para la mujer por una declarada antiabortista.
Nombrada hace dos días por Temer, que asumió interinamente la Presidencia el 12 de mayo mientras el Senado somete a Rousseff a un juicio con miras a la destitución, la exdiputada Fátima Pelaes, una evangélica, admitió que se opone al aborto incluso en los casos permitidos por la legislación: violación, riesgo para la madre y anencefalia.
"Es lamentable que, tras ser escogida como secretaria de las mujeres, ella diga que está contra el aborto legal en caso de violación, que es un caso previsto en la ley", afirmó Rousseff aclamada por miles de mujeres de diferentes partidos de izquierda, sindicatos y grupos feministas.
"Un agente público, hombre o mujer, pero sobretodo una mujer, no puede creer que sus convicciones personales se sobreponen a la ley. Y la ley es clara: permite el aborto en caso de violación", aseguró la primera mujer en asumir la Presidencia de Brasil
En su opinión, el aborto en casos de violación es una de las pocas conquistas que han conseguido las mujeres en Brasil.
"Un agente público, hombre o mujer, pero sobretodo una mujer, no puede creer que sus convicciones personales se sobreponen a la ley. Y la ley es clara: permite el aborto en caso de violación", aseguró la primera mujer en asumir la Presidencia de Brasil.
La mandataria suspendida agregó que lo más grave es que la nueva secretaria manifieste esa opinión justo en el momento en que Brasil está consternado por el caso de una niña de 16 años que fue violada por al menos 30 hombres.
"Es muy grave que la secretaria de las mujeres diga eso justamente en momentos en que ocurrió una violación colectiva que nos llena de vergüenza como mujeres. Ninguna de nosotras puede quedarse callada ante eso", afirmó.
La presidenta citó como retrocesos dos casos recientes en Río de Janeiro, el de la violación colectiva y el de una niñera que fue impedida de ingresar al baño en un elegante club al que había sido llevada por los padres de las niñas que cuidaba.
"Esa cultura de la violación contra las mujeres y al mismo tiempo esa cultura de la exclusión social es algo que sabemos que tiene que ser combatido. Y tiene que ser combatido por todos los movimientos pero también por los gobiernos", dijo.
Rousseff también lamentó que Temer, contra quien reiteró las acusaciones de golpista, haya excluido de su Gabinete a las mujeres y a los negros, grupos mayoritarios en la población brasileña.
"Se trata de un Gabinete que excluyó a la mayoría de la población en este país, que no son solo las mujeres sino también los negros, una parte expresiva de nuestra población. Un gobierno de hombres, viejos, ricos y blancos no representa la diversidad de nuestro país", agregó.
"No es un capricho de las mujeres querer ser representadas en el primer escalón del Gobierno. El derecho de la mujer a participación política es crucial para que no sean posibles retrocesos, que no sean posibles prácticas esclavistas como esa de la violación colectiva o de segregación de niñeras en clubes de elite", agregó.
La presidenta suspendida se dijo "aterrada" por los anuncios hechos por Temer contra los programas sociales lanzados en catorce años de gestión del izquierdista Partidos de los Trabajadores (PT).
"La gran característica del Gobierno en estos veinte días es el retroceso en conquistas sociales", señaló.
Según Rousseff, los sectores conservadores del país, por carecer de votos para sus propuestas, optaron por el proceso de destitución del jefe de Estado que, para ella, no pasa de un golpe.
Aclaró que no se trata del tradicional golpe militar sino de un golpe que usa el Parlamento, tradicionalmente más conservador, para rasgar la Constitución.
"Es un proceso que unos llaman de golpe blando otros de golpe suave, pero tiene una característica: los golpistas detestan ser llamados golpistas, odian ser llamados golpistas", afirmó.
Aseguró que durante su Gobierno siempre fue vista como una "incomodidad" por los sectores conservadores, que no aceptaban ser gobernados por una mujer a la que consideraban frágil.
"Pero nosotras, las mujeres, tenemos una inmensa capacidad de resistir. Todas las mujeres anónimas de este país resistimos diariamente. Toda mi vida luché", aseguró al citar su historia como militante que batalló contra la dictadura, que sufrió torturas y que hasta superó un cáncer. EFE