Madrid, España 24 abr (EFE).- La Organización Mundial de la Salud (OMS) está preocupada porque decaiga la aportación internacional a la cooperación y ello afecte a la lucha contra enfermedades que golpean a poblaciones desfavorecidas del planeta, afirmó el director del Programa Mundial sobre Malaria del organismo, Pedro Alonso.
En una entrevista telefónica concedida a Efe con motivo del Día Mundial de la Malaria, el investigador español hizo un llamamiento a los países donantes y a los afectados para que incrementen sus aportaciones en la lucha contra una enfermedad que causa anualmente más de 400.000 muertes y unos 200 millones de contagios.
Más del 90 % de los casos están en África, según la OMS.
"Estamos en un momento muy delicado. El próximo año dirá, no solo si no conseguimos aumentar la contribución internacional, sino (también) si ésta empieza a decaer", manifestó el experto.
El responsable de la OMS explicó que "se han estancado" las inversiones internacionales a los fondos mundiales que canalizan esas ayudas a la cooperación.
"Aunque estamos en cifras que son importantes, están muy lejos de aquello que realmente necesitamos. Ha habido gran progreso pero la labor está incompleta, no podemos cantar victoria porque queda todavía mucho por hacer y no es momento para relajarnos", advirtió.
Según Alonso, al organismo -con sede en Ginebra- le preocupan "los signos que vienen de algunos de los principales donantes".
"Estoy hablando de Estados Unidos, que puede estar reconsiderando disminuir su contribución" a los fondos mundiales que canalizan esas ayudas.
"Pero también la contribución de España, que era un donante muy relevante, ha caído a niveles extraordinariamente bajos y sin señales de que vaya a volver a recuperarse, con un 0,12% del PIB", advirtió.
Son ayudas destinadas a la lucha contra las enfermedades que afectan a las zonas más desfavorecidas, como el África subsahariana.
En el Día Mundial de la Malaria, la OMS pone el foco en la necesidad de hacer llegar a todos las herramientas de prevención, como mosquiteras, insecticidas, rociado de interiores con pesticidas o tratamientos profilácticos para una enfermedad que se puede diagnosticar y curar.
Según los datos facilitados por Alonso, el 43 % de las personas con riesgo de contraer malaria en África carece de mosquiteras o no fumiga los domicilios, y el 63 % de los casos no son diagnosticados, ni tratados.
Esa cobertura incompleta se debe a que "no tenemos los suficientes recursos, pero también a sistemas de salud inadecuados y un problema de desigualdad", manifestó el experto.
Se mostró esperanzado, no obstante, con la primera y única vacuna preventiva autorizada por la Agencia Europea del Medicamento, la vacuna RTS, desarrollada por GlaxoSmithKline, que comenzará a aplicarse en 2018 en un programa piloto con más de 700.000 niños de Kenia, Ghana y Malaui.
"Es un paso de gigante, pero todavía es una vacuna imperfecta ya que reducirá al menos un 30 % la mortalidad y en un 40 % los casos clínicos. Nos gustaría llegar al 80 %, pero todavía no estamos ahí", reconoció el médico español.
Animó a seguir avanzando en la investigación de otras vacunas, aunque "las estimaciones de la OMS es que ahora no tenemos nada nuevo en el horizonte que potencialmente pudiera jugar algún papel en al menos los próximos cinco años".
El panorama en América Latina respecto a la malaria es más alentador con la excepción de Venezuela, "donde ha habido un aumento notable de casos en los últimos tres años", señaló.
En países como Perú, Ecuador y Colombia la reducción de la incidencia presenta un ritmo más lento, mientras que Argentina y Paraguay se acercan a la eliminación de la malaria. EFE