SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Bajo el título “Diseñan pequeños robots vivos a partir de células de rana”, la Agencia EFE difundió esta semana un comunicado de dos de los cuatro principales integrantes del equipo de científicos que ya ha logrado construir estos milimétricos seres del siglo XXI.

Más allá de la medicina, estos podrán en el futuro recoger microplásticos en los océanos y, una vez cumplida su labor, servir ellos mismos de alimento para los peces o limpiar residuos tóxicos, por ejemplo.

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Considerando la participación del Departamento de Defensa EEUU, es previsible otros usos más allá de los medicinales… Estos robots de células actuarán en un variopinto universo imaginable e inimaginable.

Al respecto, en la publicación de la revista científica PNAS se informa que "esta investigación fue patrocinada por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA)", pero que "el contenido de la información no refleja necesariamente la posición o la política del Gobierno (de EEUU) y no debe inferirse respaldo oficial".

Como sea, se trata de "máquinas vivas novedosas", resumió en ese comunicado Josh Bongard, uno de sus responsables de la creación, experto en robótica y computación de la Universidad de Vermont de Estados Unidos.

"No son ni robots tradicionales ni una especie animal ya conocida, sino una nueva clase (tercera vía) de artefacto, un organismo vivo y programable", sostuvo.

En medicina, podrán eliminar, por ejemplo, la placa que tapona las arterias y provoca infartos o se encargarán del reparto inteligente de fármacos dentro del cuerpo humano o, incluso, en la futura medicina regenerativa su función bien podría centrarse en ir construyendo partes del cuerpo mutiladas o demasiado envejecidas o induciendo su regeneración,

"Podemos imaginar muchas aplicaciones útiles para estos robots vivos que otras máquinas no pueden hacer" en la actualidad, declaró Michael Levin, otro de los firmantes de este artículo, director del Centro de Biología Regenerativa y del Desarrollo de la Universidad de Tufts de Massachusetts, quien, entre ellas, enumera buscar compuestos contaminantes que ensucian el aire y limpiarlo o, a la par, recoger microplásticos en los océanos.

El comunicado resume lo fundamental del estudio-experimento científico para la creación de estos "xenobots" efectuado por estos y otros dos científicos (Douglas Blackiston y Sam Kriegman) de las universidades de Vermont y de Tufts, que esta misma semana fue publicado en la revista científica PNAS.

"Aquí presentamos un método que diseña máquinas completamente biológicas desde cero: las computadoras diseñan automáticamente nuevas máquinas en simulación y los mejores diseños se construyen combinando diferentes tejidos biológicos. Esto sugiere que otros pueden usar este enfoque para diseñar una variedad de máquinas vivas", arranca la exposición en PNAS.

Los investigadores comenzaron por usar un algoritmo evolutivo -basados en los postulados de la evolución biológica- para crear miles de posibles diseños para estas nuevas formas de vida y tras ello aplicaron reglas básicas de biofísica para establecer qué podían hacer, por ejemplo, las células de la piel y qué las cardíacas.

Los biólogos transfirieron los diseños a la vida, primero recolectando células madre de embriones de ranas (de la especie "Xenopus laevis", de ahí el nombre "xenobots") y luego separando células a las que dejaron incubar.

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Estas “máquinas vivientes” u “organismos reprogramables”, que eventualmente también podrán ser utilizados para detectar y aniquilar tumores, fueron creadas con dos tipos de células de esa especie de ranas: las contráctiles del corazón y la pasivas de la piel.

Ensambladas en "formas corporales nunca antes vistas" en la naturaleza, estas células comenzaron a trabajar juntas. Los investigadores explicaron que las células de la piel formaron una arquitectura más pasiva, mientras que las del músculo cardíaco fueron puestas a trabajar creando un movimiento hacia adelante más ordenado, tal y como habían diseñado los algoritmos.

Por ahora solo es una prueba de concepto. “Mostramos un modelo escalable para crear nuevas formas de vida funcionales”, señalan los autores.

Estos vislumbran automatizar la fabricación de los diseños por ordenador para concebir enormes enjambres de biobots 100% biodegradables.

Los científicos fueron cortando y uniendo células bajo el microscopio copiando los modelos conseguidos en el supercomputador porque, efectivamente, se valieron de un superordenador para crear esta máquina biológica de medio milímetro, capaz de moverse en una dirección determinada, como se aprecia en los siguientes videos de los científicos, cuyos protagonistas son el trabajo de la supercomputadora y la “máquina viviente” en cuestión.

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