La Habana, 12 ene (EFE/Sara Gómez Armas).- Cuba y Estados Unidos salvaron un importante escollo en su relación con un nuevo acuerdo migratorio que pone fin a la política "pies secos/pies mojados", una larga demanda del Gobierno de la isla que busca frenar el éxodo de cubanos de los últimos años, agudizado a raíz del deshielo diplomático.
"Un importante paso en el avance de las relaciones bilaterales ha tenido lugar este 12 de enero con la firma de un acuerdo, que entró en vigor ese propio día, dirigido a garantizar una migración regular, segura y ordenada", afirmó la directora para EE.UU de la Cancillería cubana, Josefina Vidal.
Tras más de un año de negociaciones, los dos países anunciaron este nuevo acuerdo migratorio, tema conflictivo por décadas en la relación bilateral, justo una semana antes de que tome posesión como presidente de EE.UU. Donald Trump, partidario de poner coto a los beneficios migratorios a los cubanos.
El nuevo acuerdo elimina con efecto inmediato la política migratoria "pies secos/pies mojados", que permitía quedarse legalmente en el país a los cubanos que llegan a tierra mientras que los interceptados en el mar eran devueltos a la isla, y el programa Parole que aceptaba a profesionales de la salud cubanos.
Por su parte, Cuba se compromete a recibir a sus nacionales deportados por tratar de entrar ilegalmente a EE.UU., así como a "garantizar el derecho a viajar y emigrar de los cubanos y de regresar al país", tal y como establecen la leyes migratorias vigentes.
Esa nueva ley, adoptada por el presidente Raúl Castro, implicó importantes cambios en esta materia como la eliminación del "permiso de salida" o la posibilidad de retorno de los "desertores" de misiones en el exterior.
Históricamente, el Gobierno cubano ha exigido el fin del trato preferencial migratorio a sus ciudadanos, al considerar que alentaba la migración ilegal, el tráfico de personas y la fuga de cerebros -un serio problema para la isla-, una demanda que ha intensificado a raíz del acercamiento diplomático iniciado en diciembre de 2014.
Ante el temor de que EE.UU. eliminara los beneficios migratorios a cubanos como parte de los acuerdos para normalizar relaciones, la llegada de cubanos a ese país se ha disparado en los últimos años: más de 63.000 emigraron allá el pasado año, mientras que en 2015 lo hicieron unos 43.000, un 78 % más que en 2014, la gran mayoría a través de la frontera con México.
El éxodo de cubanos temerosos de perder este privilegio provocó de hecho a finales de 2015 una grave crisis en Centroamérica, donde quedaron varados miles de isleños en un largo y peligroso periplo para ingresar en Estados Unidos.
La política "pies secos/pies mojados" implicaba de facto la residencia automática para los cubanos, ya que permitía quedarse legalmente a los que llegaran a suelo estadounidense y acogerse a la Ley de Ajuste de 1996, que otorga la residencia permanente a los cubanos un año y un día después de ingresar en el país.
Esa política fue una enmienda de 1995 del presidente Bill Clinton a la Ley de Ajuste -cuya derogación depende del Congreso- para dar respuesta a la "Crisis de los Balseros" de 1994, por la que más de 35.000 cubanos emigraron por mar hasta EE.UU. debido a la grave crisis económica del Periodo Especial en los años noventa.
"La terminación de esa política podría representar un serio desafío para la Administración Trump. Actualmente existe un enorme potencial migratorio en Cuba, que podría desembocar en una nueva crisis migratoria", señaló a Efe el director del Centro de Investigación sobre Cuba de la Universidad de Florida, Jorge Duany.
Para el presidente de la Academia de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard, Jorge Domínguez, la decisión, una de las últimas medidas de la Administración de Barack Obama respecto a Cuba, es "perfectamente consistente con las prioridades migratorias de Donald Trump", que asumirá el cargo de presidente en la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
Trump ha expresado en varias ocasiones su intención de revocar la Ley de Ajuste, creada en 1966 para dar asilo a los cubanos perseguidos por la Revolución, pero que décadas después sirve para dar cobijo a cubanos que emigran por razones económicas.
Aunque el fin de la doctrina "pies secos/pies mojados" concuerda con la postura de Trump, el polémico empresario se ha mostrado partidario de revertir el acercamiento diplomático si Cuba no hace concesiones en materia de derechos humanos, algo que las autoridades de la isla perciben como una intromisión en sus asuntos internos. EFE
Fin a "pies secos/pies mojados", un alivio o una nueva carga para América Central
Panamá, 12 ene (EFE).- Los efectos en Centroamérica del fin de la política pies secos/pies mojados, que permitía quedarse en EE.UU. a los cubanos indocumentados que lograran pisar su territorio, dividió a analistas, que ven en la medida un "alivio" para la región ante el flujo migratorio irregular pero también una nueva carga.
América Central es utilizado por miles de migrantes ilegales, incluidos los cubanos, como puente hacia Estados Unidos.
La situación llegó a ser crítica a finales de 2015 e inicios de 2016, cuando miles de isleños quedaron varados en Panamá y Costa Rica debido a que Nicaragua les cerró la frontera alegando riesgo a su seguridad.
Para el exembajador de Panamá ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Guillermo Cochez, el anuncio de este jueves del Gobierno de Estados Unidos del fin de la política "pies secos/pies mojados" va "a representar una carga adicional para el Gobierno de Panamá y para todos los Gobiernos centroamericanos que tengan" cubanos en tránsito hacia Estados Unidos.
En Panamá hay ahora menos de 200 cubanos que buscan viajar hacia Estados Unidos, aseguró este jueves a Efe el director del Servicio Nacional de Migración, Javier Carrillo, sin precisar qué planes tiene el Gobierno panameño frente a esa situación.
"Yo no creo que el Gobierno de Panamá los va a deportar (…). Esa gente ¿a dónde se va a ir ahora? Van a tener que buscar una situación migratoria en Panamá o en Costa Rica o en cualquier otro lugar", señaló Cochez en declaraciones a Efe.
Al ser preguntado sobre cuál podría ser una solución satisfactoria para Panamá, el exembajador dijo que él "propondría que se trate de llegar a un acuerdo con Estados Unidos".
Que el asunto "se discuta como un caso particular y los (cubanos) que ya están aquí o en otros países lleguen a un acuerdo directo con Estados Unidos", añadió el exembajador y abogado.
El exembajador de Panamá en México Nils Castro dijo a Efe que el fin de la política "pies secos/pies mojados le resuelve un problema a Colombia, Ecuador, Centroamérica y México".
"El carácter excepcional que (ante EE.UU.) tenían los migrantes cubanos se había vuelto un dolor de cabeza para terceros y cuartos países. En Panamá esta noticia se recibirá con alivio, lo mismo en Costa Rica y otros países del área", afirmó el internacionalista.
Castro recordó que los cancilleres de nueve países de la región pidieron formalmente a Estados Unidos en agosto pasado un cambio en la política migratoria con Cuba, "por razones que no tienen nada que ver con la política cubana sino por razones de problemas propios", generados por la migración irregular.
Los cancilleres de Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú enviaron una carta al secretario de Estado estadounidense, John Kerry, en la que pidieron a EE.UU. revisar su política migratoria con relación a Cuba.
Los cancilleres pidieron a Kerry "analizar y revisar" la Ley de Ajuste Cubano (1966), que junto a la política de "pies secos/pies mojados", es "un estímulo al flujo desordenado, irregular e inseguro de ciudadanos cubanos".
El presidente de EE.UU., Barack Obama, indicó este jueves que la política "pies secos/pies mojados" pertenece a "otra era" y que al eliminarla están "tratando a los emigrantes cubanos de la misma manera" que tratan "a los migrantes de otros países".
La política "pies secos/pies mojados" implicaba de facto la residencia automática para los cubanos, ya que permitía quedarse legalmente a los que llegaran a suelo estadounidense y acogerse a la Ley de Ajuste de 1996, que otorga la residencia permanente a los cubanos un año y un día después de ingresar en el país.
El fin de esa política era una reclamación que mantenía el Gobierno de Cuba para avanzar en la normalización de las relaciones bilaterales, iniciada en diciembre de 2014.
Cuba se comprometió a recibir a sus nacionales deportados por tratar de entrar ilegalmente a EE.UU., así como a "garantizar el derecho a viajar y emigrar de los cubanos y de regresar al país", tal y como establecen la leyes migratorias vigentes. EFE