SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El primer hecho para analizar en Anacaona es el don poético de Ofelia Berrido, una creadora, gestora literaria y médico especialista que dio a conocer su vocación por las imágenes y la fuerza del género literario de mayor trascendencia: la poesía. Ha persistido al construir una obra que no todo el mundo ha reconocido.

El narrativo de Berrido en torno a la figura  de Anacaona muestra la fuerza expresiva, su visión subjetiva al ubicarse en un intimista aluvión de imágenes que ubican al lector en la presencia del mito indígena femenino y la narradora onírica que la describe:

“!Oh, Anacaona, Anacaona!..

Te elevaste para descender en ti misma,

convertida en relámpago y trueno…

en flor de cana, aleteo de pájaro y tambor” .

 

Anacaona (Poesía) constituye un admirable ejercicio de poesía épica, sostenida en la fuerza de sus corrientes de imagen fotográfica.

Revela, en primer lugar, el cuidado del concepto, realizado sin prisa, tomándose para su proceso de edición todo el tiempo necesario a fin de entregar a la sociedad dominicana un resultado que debemos festejar con entusiasmo, tanto por la corriente estilística de su autora como por la armónica coincidencia de sus recursos que incluyen desde una estructura introductoria, la fina inspiración del texto, el muestrario de su poética fotográfica.

Llama la atención el epílogo, escrito por Pura Emeterio Rondón tomando una profunda reflexión literaria que produjo sobre poesía, imaginería popular, inspiración en temas de mitología indígena en la que revisa las principales obras creadas a partir de la imagen de la Reina de Jaragua.

Pura Emeterio nos dejó  el 3 de septiembre de 2017, pero con este epilogo, nos valida la innegable verdad de que los escritores no dejan de vivir nunca por medio de su pensamiento.

Cuando un libro de poesía se enriquece con la imagen se adopta el riesgo de que uno de los dos expresivos trascienda sobre el otro (poesía-fotografía), creando una competencia que mutuamente las limita a ambas, pero no es el caso de Anacaona

El talento fotográfico de Juan de los Santos, Alejandra Olivier, Jiny Elena Ramos, Carmen Inés Bencosme, Pamela Matos de Calventi, Dennise Morales Pou y Pedro Genaro Rodríguez,  a pesar de representar ópticas y corrientes distintas que transcurres desde el paisajismo onírico, (Pedro Genaro y Juan de los Santos), la perspectiva del detalle de la naturaleza (Alejandra Olivier, Denisse Morales Pou), la danza fotográfica que reivindica el arte de los impresionistas franceses, develados por la magia de la técnica fotográfica a partir de un follaje y, sobre todo, la perspectiva surrealista dotada de cromatismo simbólico y movimiento de planos de masas de color contrapuestos (Parmelia Matos y Carmen Inés Bencosme).

Anacaona es un suceso poético  y visual que merece estudio, reconocimiento y se constituye en un llamado para inspirar otras obras (sobre todo de Cine y Teatro) tomando como inspiración un personaje local tan mítico como afirmado en la realidad de la conformación de nuestra identidad.

Se impone reconocer el rigor literario, visual y editorial de esta obra, producto de una concepción cuidada e impecable.

Título: Anacaona (Poesía). Prefacio:  María Teresa Ruiz de Catrain; Prólogo: José  Enrique Delmonte; Introducción relato visual: Mayra Johnson; Epílogo: Pura Emeterio Rondón (EPD); Imagen de portada: Parmelia  Matos de Calventi; Diagramación: Jesús Alberto de Jesús; Colección: En la “Interior Bodega” No. (Bruno Rosario Candelier); Fotografías: Juan de los Santos, Alejandra Olivier, Jiny Elena Ramos; Carmen Inés Bencosme, Parmela Matos de Calventi, Dennise Morales Pou; Pedro Genaro Rodríguez; Auspicio: Ministerio de Medio Ambiente.