Washington, 18 oct (Beatriz Pascual Macías/EFE).- La nueva realidad de la regulación de la marihuana en EE.UU., que permite su consumo con fines recreativos en los estados de Washington y Colorado, cuestiona la vigencia de los tratados sobre drogas de la ONU suscritos por este país, según varios expertos.
"Flexibilidad" es la palabra que más han repetido diferentes académicos en el seminario "Impactos Internacionales de Estados Unidos por la legalización de la marihuana", organizado esta semana en Washington por la Oficina para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y el centro Brookings Institution.
"El primer cartel del narcotráfico fue el Imperio Británico, que comerciaba con opio, luego pasó a perseguirlo. Los países cambian, las políticas cambian y ahora los tratados deben cambiar", destacó Sandeep Chawla, quien fue durante veinte años director de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Estados Unidos ha pasado de ser un "campeón" en la lucha contra las drogas que "obligaba" a otros países a criminalizar el uso de la marihuana, a ser uno de los impulsores del "nuevo movimiento del cambio sobre la política de drogas", según ese experto.
"Anticuados" y "obsoletos" son también los calificativos que han utilizado Chawla y otros académicos para describir los tres tratados de las Naciones Unidas sobre drogas.
La primera es la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, que fue enmendada por un segundo tratado (Protocolo de Enmienda de la Convención Única) y al que siguió la Convención de las Naciones Unidas de 1988 contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas.
En opinión del investigador de Derecho de Seguridad Nacional del Instituto Brookings, Wells Bennett, "una reforma de los tratados debe de estar sobre la mesa".
Desde que el último entró en vigor, hace más de veinte años, ha habido "excepciones", como los "coffee shop" de Holanda, los clubes sociales de cannabis en España o el consumo terapéutico de marihuana en Estados Unidos.
Actualmente, 35 estados de EEUU y el Distrito de Columbia permiten alguna forma de consumo de marihuana con fines terapéuticos, mientras que varios estados han despenalizado la posesión de pequeñas cantidades y dos -Colorado y Washington- han ido más lejos y autorizan totalmente su uso recreativo.
El 4 de noviembre, coincidiendo con las elecciones legislativas en Estados Unidos, Alaska, Oregón y el Distrito de Columbia (DC) decidirán en un referéndum sobre el consumo de marihuana para ocio.
Estos cambios en la forma de entender las políticas sobre drogas tienen su reflejo en América Latina, según destacó en declaraciones a Efe Lisa Sánchez, consejera de congresistas mexicanos y directora de programas de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD) y la Fundación para la Transformación de la Política de Drogas (TDPF).
En su opinión, la legalización de la marihuana en estados fronterizos con México, como California, podría acarrear "paradojas" con el estado mexicano, que pasaría de "exportar" a "importar" cannabis de forma legal.
Sánchez cree que la legalización en Colorado y Washington ha avivado el debate en México, donde artistas, políticos e intelectuales -como el escritor Héctor Aguilar Camín- han pedido en numerosas ocasiones la despenalización del consumo de marihuana.
"Las motivaciones para legalizar la marihuana en América Latina son muy diferentes a las de Estados Unidos. La violencia es un factor clave. Y si Uruguay decidió legalizar la marihuana fue para evitar convertirse en un nuevo México y escapar de la red de narcotráfico", destacó esta asesora política.
Además, Sánchez incidió en que después de haber declarado legal la marihuana, Uruguay "se enfrenta al reto" de reglamentar su producción, distribución y venta para saber dónde y cómo se venderá a partir de finales de año o comienzos de 2015.
Otros de los países comprometidos con el cambio en política de drogas son Guatemala, Chile y Colombia, donde se debatirá antes de finales de año una ley de regulación de la marihuana.
"Hay muchos retos en los que trabajar juntos. Pero, si Estados Unidos no encuentra esa flexibilidad, para Latinoamérica será mucho más difícil", destacó Sánchez.
En opinión de Chawla, Estados Unidos debe coordinarse con otros países y plantear el debate en la Asamblea General Extraordinaria de la ONU que se celebrará en 2016.
"Es crucial que los países entiendan que están ante una oportunidad histórica para abrir un debate que ha estado cerrado durante los últimos años", concluyó Chawla.
Ahora el debate está abierto y, aunque países de América del Sur ya han tomado la iniciativa, la mirada de los expertos se gira constantemente hacia Estados Unidos y los estados que ya han legalizado la marihuana o hacia aquellos, como el Distrito de Columbia, que pueden estar a punto de dar ese paso. EFE