Título original: Halloween. Género: Terror. Dirección: David Gordon Green. Guión: David Gordon Green, Danny McBride (Personajes: John Carpenter). Reparto: Nick Castle, Jamie Lee Curtis, Judy Greer, Miles Robbins, Virginia Gardner. Duración: 1 hora 49 minutos. País: USA

La salida al mercado de “Halloween” en 1978 significó una importante exploración a un subgénero del terror denominado “slasher” que todavía trataba de dar significado una serie de experimentaciones con relación a los asesinos en serie.

La característica, en términos generales, de este subgénero es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes que se encuentran fuera del ojo supervisor de algún adulto.

Esta particularidad daba rienda suelta a una serie de maquinaciones que los productores y directores necesitaban para llevar el terror a otros niveles captando así a una audiencia joven que buscaba otras alternativas en lo que podía ofrecer este género.

John Carpenter fue uno de los directores más aventajados uniendo su visión a otros directores como el caso de Tom Hooper (The Texas Chainsaw Massacre, 1974), Wes Craven (A Nightmare on Elm Street, 1984) o Tom Holland (Child’s play, 1988).

Aunque parezca extraño pudo ser el propio Alfred Hichtcock quien haya aportado la idea inicial cuando convirtió a Norman Bates en el personaje primigenio quien hace uso del cuchillo para dar rienda suelta a sus ansias patológicas para asesinar a Marion Crane en la famosa escena de la ducha del filme “Psycho” (1960). Quizás esta deuda con el maestro del suspense fue lo que trajo la intención de tratar el tema con mayor seriedad y rigor.

Lo que se puede descubrir en “Halloween”, con todas y sus secuelas y variantes, es que todavía el subgénero está vigente y es parte de esa cultura cinéfila capaz de entretenerse con los asesinatos en serie y con psicópatas ambulantes.

Después de las anteriores exposiciones de este emblemático asesino de la galería del terror, se ha decidido que era hora de dar un final a la altura de lo que este mismo significa dentro de la cultura popular.

Cuarenta años han servido para moldear toda esa admiración por Michael Myers, un asesino sin más propósito de destajar a todo ser humano que se le ponga enfrente, pero más que eso, es la clara evidencia que hasta los asesinos tienen sus propósitos y sus obsesiones, puesto que esta última versión apunta al reencuentro de Myers con Laurie Strode, aquella chica sobreviviente de la matanza que hizo la noche de Halloween hace cuatro décadas.

Lo convencional de esta versión, pero que además es su punto fuerte, es que no pretende reinventar el subgénero, su objetivo es volver a enfocar las directrices que dieron origen a esta serie.

Para eso, su director David Gordon Green (Stronger, 2017) no intenta modificar la idea de John Carpenter cuando creó este personaje, más bien lo adorna de cierta comprensión tratando de no convertirlo en un bufón de sí mismo y prepararle cierto terreno favorable a su alrededor.

Jamie Lee Curtis, como Laurie, se convierte en esa ruta a seguir para ir descubriendo los motivos de su obsesión por Myers y aprovechando la inestabilidad psicológica para crear momentos cómicos dentro del panorama de terror.

De esta manera se pretende dar un cierre, -puede que así parezca-, a una historia que ha estado merodeando por cuatro décadas en la mente de millones de espectadores y que deja, intencionalmente, sus residuos nostálgicos para mantener la importancia de su mito.

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