SAN FRANCISCO DE MACORÍS, República Dominicana.- El Consejo Regional Desarrollo (CRD) evaluó que tras concluir el presente proceso electoral y el surgimiento de un nuevo gobierno, inexorablemente el país procederá a sumergirse en un proceso político, social y económico que impondrá grandes transformaciones, para impulsar junto con la transición generacional y la consolidación de nuestras instituciones, las metas que exige el real desarrollo por medio de un Estado y sociedad sustentados en el cambio de mentalidad y visión.

Asimismo, la entidad quien tiene entre sus ejecutivos a Ysócrates Peña Reyes, Rafael Acevedo Pérez, José Aníbal García, Abraham Abukarma y a Monseñor Jesús María de Jesús Moya, considera que el referido proceso junto a convertir en impostergable la transición generacional que urge nuestra nación, proyecta como prioritaria una gran revolución social, tecnológica e industrial en el campo dominicano y los centros urbanos de sus entornos.

Expresa que lo enmarcado se observa como una realidad palpable hacia el presente y el futuro inmediato, al estarse imponiendo una nueva forma de pensar, la cual está conduciendo a la población y a sus instituciones a un accionar que exige de nuestras entidades políticas y sociales, como de sus liderazgos, cambiar de rumbos para ir tras una correcta visión que les permita asumir un mejor rol político y social.

Resalta, que lo planteado camina sobre bases firmes, dado los sólidos niveles de preparación que se están logrando en todos nuestros estratos sociales junto a los liderazgos emergentes que engendran las nuevas generaciones.

Valora que hoy en día en nuestra población más pobre, así como en la de mayores recursos económicos, es visible una firme convicción y un adecuado conocimiento de cómo debe generarse el progreso social, y, además, sobre el cual es el mejor rumbo a seguir para lograr el desarrollo y para obtener reales soluciones a los diversos problemas que afectan nuestra nación.

Contempla, que existe un accionar y vigilancia colectiva en la que participan en forma activa pobres y ricos, el campo y la ciudad, en procura de que no se fracase bajo ninguna circunstancia en las grandes y pequeñas iniciativas encaminadas a motorizar con eficacia al progreso social y el real desarrollo.

Manifiesta, que dichos propósitos han producido un mayor grado de conciencia, y, sobre todo, que nuestros problemas no pueden ser solucionados por un líder determinado o por grupos de intereses, sino que su encaramiento debe depender del nivel de preparación, capacidad, vocación de bien y la disposición de concertación que se logre a nivel todas nuestras instituciones.

Dimensiona, que los grandes cambios que experimenta la sociedad dominicana, conducen a los sectores gobernantes, a los partidos, a todas nuestras entidades y a los diversos liderazgos, acoplarse a los nuevos tiempos, así como, a sus requerimientos y exigencias, a fin de no quedarse rezagados en las labores que están llamados a cumplir como instrumentos del desarrollo nacional.

Finalmente, el organismo de desarrollo convoca a los diferentes sectores de sociales del país, a reafirmar sus tareas y responsabilidades, constituyéndose en motores y guías de una etapa y proceso histórico que nos enrumba hacia nuevos horizontes y al establecimiento de una mejor República Dominicana.