LONDRES, Reino Unido.-La organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) denunció en su informe divulgado este martes, 25 de octubre, que la corrupción y los abusos cometidos por la Policía Nacional fomentan la delincuencia y la violencia en República Dominicana e impiden al Estado dominicano garantizar los derechos humanos y la seguirdad al ciudadano.
En el informe “¡Cállate si no quieres que te matemos!: Violaciones de derechos humanos cometidas por la policía en República Dominicana”, divulgado desde Londres, Amnistía Internacional afirma que “la conducta ilegítima y poco profesional de muchos agentes de policía contribuye a aumentar la delincuencia y la violencia en República Dominicana”. (Descargue el Informe de Amnistía Internacional)
Sostiene que “la corrupción generalizada de la policía, las actuaciones policiales agresivas y la participación de agentes del orden público en actividades delictivas” socavan la capacidad del Estado de proteger los derechos humanos y garantizar la seguridad pública”.
Advierte que al haber corrupción en la policía dominicana, se deja de detener e investigar a muchos delincuentes.
Explica que la mayoría de las personas encuestadas en grupos de discusión de jóvenes realizados por el Banco Mundial y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito dijeron que aun si fueran descubiertos cometiendo un delito siempre se podía comprar la salida por medio de sobornos a la policía o utilizar padrinos que intervienen en su nombre y logran la suspensión de una sentencia, o inclusive la liberación de un preso.
“En marzo de 2011, un joven contó a Amnistía Internacional que, en Nagua, un agente policial intentó obligarlo a que participase en actividades delictivas y a que luego compartiese las ganancias con él”
Amnistía Internacional ha recibido diversos relatos de jóvenes con antecedentes penales que pagaron una elevada suma de dinero a la policía para quedar en libertad sin cargos. Uno de ellos dijo: “Hicimos un atraco de 30 mil pesos. A mí me agarraron (…) entonces les busqué 20 mil pesos, y ellos me soltaron en banda”.
Sostiene que al beneficiarse de la delincuencia en vez de combatirla, los agentes de policía corruptos exacerban el problema de los elevados índices de criminalidad y violencia.
Cita el estudio de 2008 sobre juventud y delincuencia en Guaricado, que señala que muchos jóvenes implicados en tráfico de drogas cometen otros delitos con el fin de reunir dinero necesario que les permita pagar a la policía para que ésta haga caso omiso de sus actividades delictivas.
“En marzo de 2011, un joven contó a Amnistía Internacional que, en Nagua, un agente policial intentó obligarlo a que participase en actividades delictivas y a que luego compartiese las ganancias con él”, expresa.
Señala que en octubre de 2009, el entonces ministro de Interior y Policía, Franklin Almeyda Rancier, reconoció que la policía era responsable de haber aumentado en un 3,4 por ciento el índice global de homicidios.