AZUA, República Dominicana.- La noche del domingo 6 de junio al cabo de las 8:50 de la noche, Melannys Caraballo pensó que iba a ser víctima de un atraco o que la iban a matar, cuando dos hombres armados, sin identificación y vestidos de civiles a bordo de una yipeta Runner interceptaron su vehículo a la altura del kilómetro 11 de la desolada carretera Sánchez en Azua.
Caraballo contó que lo único que se le ocurrió fue acelerar el vehículo y dirigirse directamente al cuartel de la Policía del municipio de Los Jovillos, pues las dos personas empezaron a seguirla y a dispararle para que se detuviera.
“Yo corrí por mi vida. Temí. Pensé en que tengo una niña, mi mamá, mi papá. Y yo corrí por mi vida y luego yo me detuve a pensar, claro, 'llegamos somos la autoridad'. Me puse en el lugar de la familia de los pastores que murieron bajo la misma circunstancia. ¿Qué hubiese pasado si la noche del domingo la muerta hubiera sido yo?”, dijo la mujer entre llantos.
Al llegar al cuartel, Caraballo se dio cuenta de que quienes la perseguían eran agentes del G2, es decir, militares del servicio de inteligencia del Ejercito Nacional.
Los agentes alegaron que la mujer violó el chequeo en el retén ubicado en el kilómetro 15 de la carretera Sánchez, sin embargo, de acuerdo a su versión, ella nunca pasó por ese lugar. Esa noche Melannys quedó presa por "desacato a la autoridad".
"Yo salí del proyecto 4 ubicado a la altura del kilómetro 11 de la carretera, venía de trabajar de una jornada de vacunación en conjunto con el Ministerio de Agricultura y me retrasé porque al final tuve que sacar el reporte para mi jefe, me entretuve y salí luego del toque de queda. Al salir de ahí empezó la persecución", narró Melannys.
Contó que al otro día, antes de ser entregada al Ministerio Público, los agentes intentaron llegar a un acuerdo con ella y para eso debía firmar un papel donde "admitía que venía del kilómetro 15 de la carretera Sánchez, que se había volado el chequeo en vía contraria y que renunciaría a presentar cargos contra los agentes y la institución, acuerdo al cual ella se negó.
“Si es una patrulla de la Policía que me detiene yo me paro, yo me detengo, porque no soy un delincuente, no tengo nada ilícito en mi vehículo, estoy fuera del horario de toque de queda y ellos tienen que saber quién viene en ese vehículo y no tendría ningún problema”, agregó.
Hasta el momento solo ha podido identificar al teniente coronel Jorge Corcino como uno de los militares que la acorraló.