SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Publicación de TyN Magazine firmado por la Dra. Graciela Salas.

En los tres meses pasados desde que se detectó un nuevo coronavirus en China, el planeta se sumió en un guion de película de catástrofes, sin olvidar el hospital de campaña en Central Park ni la morgue en una pista de patinaje sobre hielo en Madrid.

Desde la reina Isabel II, que invoca en un mensaje solemne el espíritu de los británicos para resistir la invasión nazi, a las autoridades estadounidenses que hablan de un nuevo “Pearl Harbor”, los recuerdos de las horas más sombrías de la historia reciente han resurgido con esta “guerra” de un nuevo tipo en la que médicos y enfermeros son enviados al frente de batalla.

Cronología del caos

  • El 8 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró que algunos casos de neumonía detectados en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, podrían deberse a un nuevo coronavirus.
  • El 11 de enero se anuncia el primer deceso en China. La epidemia se expande y cruza las fronteras. En Europa, Francia es la primera afectada, a finales de enero. Los primeros casos serán los de personas originarias de China o que habían estado allí recientemente.
  • En ese momento se presenta al virus como una variante de gripe, peligrosa sobre todo para las personas ancianas o con problemas de salud.
  • Para frenar la propagación, China aplica un método radical de confinamiento: Wuhan y, a partir del 25 de enero toda su provincia, Hubei, quedan aisladas del mundo. Allí viven 56 millones de personas.
  • Las compañías aéreas reducen sus conexiones con China y muchos grupos extranjeros suspenden sus actividades en el gigante asiático. Es el inicio de una espiral infernal para el sector del turismo mundial, del que dependen más de 300 millones de empleados, 10% del PIB del planeta.
  • Miles de turistas quedan bloqueados en barcos de crucero por la aparición de contagios a bordo, como ocurre desde el 5 de febrero, con más de 3.700 personas en cuarentena en un paquebote frente a Tokio, en el que se acabaran declarando más de 700 infectados.
  • El nuevo coronavirus sigue plagado de incógnitas, pero la enfermedad que provoca recibe un nombre: “COVID-19”.
  • Francia anuncia el primer deceso fuera de Asia, el 15 de febrero, y el mundo empieza a temer las repercusiones económicas.
  • Se multiplican las anulaciones de grandes citas internacionales, como congresos, ferias o competiciones deportivas. El punto culminante llegará el 24 de marzo cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) decide aplazar a 2021 los Juegos Olímpicos que debían realizarse en Tokio, una medida que solo registra antecedentes en ambas guerras mundiales.
  • A finales de febrero, la aceleración de los contagios se hace notar sobre todo en Italia, Corea del Sur e Irán. Por su parte, las autoridades chinas consideran que la epidemia ha alcanzado un pico en su territorio.
  • El 6 de marzo, se supera el umbral de los 100.000 casos registrados en el mundo.
  • Italia, duramente afectada, es el primer país después de China que toma medidas drásticas de confinamiento de su población.
  • Trabajadores sanitarios italianos dejan al mundo estupefacto al relatar que ante la enorme llegada de enfermos a los hospitales se tienen que aplicar políticas de medicina en zonas de guerra y elegir a quienes se salva la vida.
  • El 11 de marzo, la OMS califica la COVID-19 de “pandemia”.
  • Estados Unidos empieza a cerrar sus fronteras a los extranjeros procedentes de Europa.
  • Los mercados mundiales registran caídas históricas, pese a que gobiernos y bancos centrales anuncian medidas masivas de apoyo a la economía.
  • Por todo el mundo, los ciudadanos desvalijan supermercados, haciendo acopio de reservas, provocando incluso enfrentamientos por un paquete de pasta o de papel higiénico.
  • La OMS declara a Europa nuevo “epicentro” de la pandemia, y España, Francia y el Reino Unido ordenan el confinamiento de su población en marzo.
  • Al 7 de abril, unas 4.000 millones de personas, más de la mitad de la población mundial, están obligada o alentadas a quedarse en casa.
  • Por todo el planeta se imponen toques de queda o se decreta el estado de emergencia, lo que despierta preocupación por el respeto del Estado de derecho.
  • Los aviones en tierra, las escuelas y universidades cerradas y el teletrabajo se convierten en norma general.
  • En Madrid, se habilita una morgue en una pista de patinaje sobre hielo y en Nueva York construyen un hospital de campaña en Central Park.
  • En los barrios más pobres alrededor del mundo resulta difícil cumplir con las restricciones de movimiento y en algunos países la policía recurre a la violencia para dispersar las concentraciones.
  • Hay escasez de mascarillas y equipos de protección, por lo que los Estados acaban compitiendo despiadadamente para comprarlos.
  • A esto se añade el miedo a la saturación de los servicios de cuidados intensivos y a la falta medicinas o personal médico.
  • Mientras que la mayoría de países solo realiza el test de diagnóstico del coronavirus a los enfermos graves, Corea del Sur, Alemania y Singapur optan por realizar exámenes a gran escala y evitar, de ese modo, medidas de confinamiento.
  • A la espera de una hipotética vacuna, que podría demorar un año, se experimenta con un derivado de la cloroquina, un tratamiento antimalaria con efectos secundarios, opción debatida y criticada por la falta de estudios en profundidad.
  • Al principio se creyó que la enfermedad no afectaba gravemente a niños, pero eso quedó en entredicho luego de la muerte de un puñado de adolescentes en Francia, Bélgica y el Reino Unido, además del fallecimiento de dos bebés en Estados Unidos.
  • A fines de marzo la ONU califica la pandemia como la peor crisis de la humanidad desde 1945, una combinación de una “enfermedad amenazadora” y del espectro de una “recesión sin precedentes”.
  • El G7 y las grandes potencias prometen miles de millones de dólares para impulsar la economía mundial, mientras que el número de solicitudes del seguro por desempleo alcanza niveles nunca vistos en Estados Unidos.
  • Hubei y su capital, Wuhan, empiezan a salir del aislamiento, mientras en Italia ya se han contabilizado más de 10.000 muertos a finales de marzo, una barrera que España cruzaría días después.
  • Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, restó importancia a la amenaza durante mucho tiempo, es el país más afectado en número de casos (casi una cuarta parte del total mundial). En marzo, más de 700.000 estadounidenses perdieron su empleo.

Ahora empiezan a surgir las preguntas sobre el posconfinamiento. ¿Existe un riesgo de una segunda ola de infecciones? ¿Tardaron los gobiernos en reaccionar? ¿Minimizó China su balance de 3.300 muertos? ¿Cuál será el impacto económico? ¿Qué consecuencias tendrá la pandemia para las democracias y la cooperación internacional? Y nadie tiene una respuesta para esto.