MÉXICO (EFE).- El narcotráfico que atenaza a América Latina "no es nuestro", afirma la periodista mexicana Alma Guillermoprieto, quien sostiene que más que asociarlo con la pobreza habría que vincularlo al consumismo "desaforado".
"El narco no es nuestro. Es de todos nosotros, los que lo consumen, los que lo cultivamos, los que se encargan de exportarlo y mercadearlo. El narco principalmente es de la ilegalidad", declaró en una entrevista con Efe.
La periodista (Ciudad de México, 1949) presenta estos días en su país natal, donde reside, el libro "Desde el país de nunca jamás" (Debate, 2011), una selección de 24 grandes reportajes escritos en inglés entre 1980 y 2010 para el Washington Post, The New Yorker y The New York Review of Books.
En su análisis del tráfico de drogas, una de sus grandes preocupaciones, Guillermoprieto afirma que "en sociedades con una gran tradición de injusticia, (…) con desigualdad social enorme, pecaminosa, el 'narco' se ha logrado meter en el Estado y en la mente de los pobres".
Es entonces cuando el fenómeno golpea, se cuela por las rendijas del tejido social y lo destruye, como ha ocurrido en numerosos países de América Latina, pero también en África, "una región con Estados sumamente débiles y con mucho armamento".
"El narco no es nuestro. Es de todos nosotros, los que lo consumen, los que lo cultivamos, los que se encargan de exportarlo y mercadearlo. El narco principalmente es de la ilegalidad"
"Eso va a ser el horror, y ya empezó", advierte Guillermoprieto, partidaria de la legalización de las drogas.
Se muestra crítica con Estados Unidos, el mayor mercado mundial para las drogas, pero también con España, un país con unos niveles elevados de consumo, desde donde "también" se les dice a los latinoamericanos que es "nuestro" el problema, señala.
Su profundo conocimiento de la realidad latinoamericana le ha permitido todos estos años conocer tragedias, aunque también historias maravillosas.
"Fuera de mi enorme pesimismo por las consecuencias del narcotráfico yo creo que América Latina ha mejorado de manera muy notable en los últimos treinta años: no hay dictaduras, no hay en este momento guerras, no hay plagas que devasten poblaciones enteras", afirma.
"Hay fenómenos climáticos importantes que toca ver, la devastación ambiental de América Latina es un tema importante", comenta.
Escéptica con la clase política de cualquier signo, agradecida por las mejoras en materia de salud que hay, subraya sin embargo que el "cambio fundamental" en la dinámica regional es que "sobre todo va a mejor la mujer".
"La entrada de la mujer latina a la fuerza de trabajo, el uso de los anticonceptivos para tener dominio sobre su propio cuerpo, el divorcio como recurso legítimo para un matrimonio feliz, la idea de la abnegación, que todavía cuando empecé a trabajar era una virtud femenina, ya murió", son todos ellos grandes motivos de alegría, dijo.
A futuro, la periodista augura cambios profundos en la profesión con las nuevas tecnologías, pero no su muerte.
"Después de treinta años yo reivindico que no he dejado de mirar, y es importante mirar. Esa es la tarea que cumplimos los reporteros: mirar, mirar bien y no parpadear", señala.
Confiesa que lo que más le interesa de su trabajo es explorar "la situación de la gente que vive la cotidianeidad" y en qué condiciones lo hace, más que las relaciones de poder o las disquisiciones ideológicas.
"Yo voy a ver lo que me indigna, lo que me enoja, lo que me causa curiosidad, lo que me apasiona, lo que creo que está quedando invisible', como los basureros de México y los 'pepenadores' (trabajadores de recogida), y lo escribo", apunta.
"Me quedo con la gente, con los paisajes, con la comida, con la música, con ese humor ladeado, sesgado, ladino, me quedo con los diferentes acentos del español, con la diferente manera de hablar tan rico, tan variado. Por eso vivo aquí, no por la violencia, sino por todo lo otro", concluye.
Guillermoprieto ha colaborado también en talleres de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) de Colombia, orientados a mejorar las destrezas de los reporteros en materia tecnológica para tratar de hacer un trabajo más atractivo.
Además, es autora de libros como "Samba" (1990), sólo en inglés, "Al pie de un volcán te escribo" (1995), "Los años en que no fuimos felices" (1998) y "Las guerras de Colombo" (2000). EFE