Las supuestas ventajas de retrasar el pujo no son tales. “No ofrece ningún beneficio sobre el empuje inmediato en la segunda etapa del parto", cuando la dilatación es de diez centímetros, señaló el médico del Instituto Nacional de Salud Infantil, Menachem Miodovnik, que estudió a más de 2,400 madres primerizas que se encontraban en la semana 37 de embarazo o más.

El estudio fue publicado esta semana en la revista JAMA de Estados Unidos, donde asimismo en muchos de sus hospitales el retraso del pujo es rutinario https://jamanetwork.com/journals/jama/article-abstract/2706136

Detalles del estudio

Cuando el cuello uterino se había dilatado por completo se pidió a un primer grupo de mujeres que comenzara a empujar de inmediato y a otro grupo que demorara la presión durante 60 minutos, a menos que su médico les indicara lo contrario o que tuvieran una necesidad irresistible de empujar.

Los resultados arrojaron que entre las 2,414 mujeres asignadas al azar (edad media, 26.5 años –2,404 completaron el experimento–), la tasa de parto vaginal espontáneo fue del 85.9%, frente al 86.5% en el grupo retrasado. Es decir, no fue significativamente diferente (diferencia absoluta:  −0,6% [95% CI, −3,4% a 2,1%]; riesgo relativo: 0,99 [IC 95%, 0,96 a 1,03]).

Además, quienes empujaron de inmediato tuvieron una duración promedio más corta del parto, situada en 32 minutos, aunque sí que presionaron durante nueve minutos más que el segundo grupo estudiado.

“Este primer grupo tuvo una duración media significativamente más corta de la segunda etapa en comparación con el grupo retrasado (102.4 vs 134.2 minutos, respectivamente; diferencia de medias, −31.8 minutos [95% CI, −36.7 a −26.9], p <.001)”, detalla el estudio.

Otra de las conclusiones del informe es que las mujeres que empujaron de inmediato tuvieron una tasa más baja de corioamnionitis -una infección de la placenta y las membranas que rodean al feto-, en comparación con el grupo que lo retrasaron.

Asimismo, se encontró que el primer grupo tuvo menos hemorragias posparto (2,3 %) en comparación con las madres que atrasaron el pujo en el parto (4 %).

“Tasas de corioamnionitis (6,7% frente a 9,1%; diferencia entre grupos , −2.5% [95% CI, −4.6% a −0.3%], P = .005), y menos hemorragias posparto (2.3% vs 4.0%; diferencia entre grupos, −1.7% [95% CI, −3.1 % a −0.4%], P = .03)”, dice textualmente el estudio.