EL CAIRO, Egipto (EFE).-Los muertos por la represión del gobierno facto en Egipto ya suman 578 y los heridos 4 mil 200, según el conteo oficial, mientras la mayoría de los gobiernos y organizaciones internacionales condenan la sangrienta represión contra el pueblo egipcio.

Este sábado se informó que al menos otras ocho personas murieron en las primeras horas en enfrentamientos entre seguidores y opositores del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi en la localidad de Damieta, en el delta del río Nilo.

Cinco de los fallecidos eran partidarios de Mursi, aseguraron las fuentes, que detallaron que los choques estallaron frente a una comisaría de esa localidad.

Por su parte, la agencia estatal de noticias Mena sostuvo que cinco personas resultaron heridas en esos incidentes y fueron trasladados al hospital local.

Según esa información, aún se escuchan disparos en la zona.

También en el delta, en la provincia de Al Garbiya, diez personas -entre ellas cuatro agentes- fueron heridas en choques entre fuerzas de seguridad y manifestantes que intentaron irrumpir en las sedes de la Gobernación y de la Dirección General de la Seguridad en la ciudad de Tanta, según la agencia.

Al menos cuatro personas murieron y 22 resultaron heridas en choques entre partidarios y detractores del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi en la localidad de Ismailiya, junto al canal de Suez (este).

En la localidad de Alejandría, junto al Mediterráneo, se desencadenaron choques y un intenso tiroteo entre los islamistas y los contrarios a Mursi en el distrito de Sidi Bishr, de acuerdo a Mena.

La tensión es muy alta en Egipto, donde los simpatizantes de la Hermandad llevan a cabo protestas en una jornada que han bautizado como "Viernes de la Ira", pese al amplio despliegue del Ejército.

El país se encuentra sumergido en una espiral de violencia desde el pasado miércoles, fecha en que la policía atacó en El Cairo para desmantelar las dos acampadas que mantenían los seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi.

Condena mundial a la represión

La sangrienta represión de las protestas de los Hermanos Musulmanes por el golpe de Estado y encarcelamiento del presidente egipcio Mohamed Mursi, con al menos 578 muertos y 4,200 heridos según el recuento oficial, ha desatado la condena mundial y las llamadas a consultas a los diplomáticos egipcios.

Mientras el Gobierno instalado el pasado 14 de julio en El Cairo por los militares condenaba hoy la violencia contra la minoría cristina copta, sus representantes en el extranjero recibían reproches y llamamientos a la contención y el diálogo entre seguidores y detractores de Mursi.

La proclamación ayer del estado de emergencia durante un mes y la declaración del toque de queda no ha evitado que los enfrentamientos y los actos violentos se sucedieran anoche, pues el desalojo de las acampadas en la capital desató el llamamiento de los Hermanos Musulmanes a sus partidarios para que salieran a las calles.

La convocatoria degeneró en choques con las fuerzas del orden y los opositores al depuesto mandatario, alguno de cuyos más conocidos apoyos como el vicepresidente de Relaciones Internacionales, Mohamed el Baradei, prefirió renunciar y recordó que podía haberse evitado la violencia.

El primer ministro egipcio, Hazem al Beblaui, cuyo Gobierno decidió el desalojo de las acampadas en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y del Nahda, condenó hoy las "acciones criminales" que sufrieron ayer varias iglesias coptas, según la agencia estatal Mena.

El gobernante telefoneó al patriarca de la iglesia ortodoxa copta, Teodoro II, para expresarle su solidaridad ante esos actos de violencia y el incendio de varios templos en distintas provincias del país.

"La unidad de musulmanes y cristianos es una línea roja y las fuerzas de la oscuridad y el terrorismo no lograrán afectarla o debilitarla", añadió Al Beblaui.

Ayer, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, condenó la violencia y abogó por la reapertura del proceso político para restaurar las estructuras democráticas.

Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, instaba a levantar "cuanto antes" el estado de emergencia y calificaba como "deplorables" los actos violentos.

Hoy el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Guido Westerwelle, se sumó desde Túnez a los reproches y condenas de la víspera por el uso de la "violencia" por la Policía egipcia para disolver las protestas.

También el Gobierno chino pidió "moderación" a las fuerzas políticas de Egipto y abogó por el diálogo.

"Espero que todas las partes pongan en primer lugar los intereses de los ciudadanos y que actúen con moderación para evitar más víctimas", manifestó un portavoz citado por la agencia Xinhua.

En Castel Gandolfo, el papa Francisco dijo que "llegan por desgracia noticias dolorosas de Egipto" e instó a los presentes a orar juntos "por la paz, el diálogo y la reconciliación en aquella querida tierra y en el mundo entero".

En Madrid, el embajador de Egipto, Ayman Zaineldine, fue llamado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para trasladarle la inquietud de España por la situación y para condenar el uso de la violencia.

Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, reclamó la celebración de una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU para debatir la "masacre".

También el presidente de Francia, François Hollande, pidió el cese "inmediato" de la represión en Egipto y subrayó que debe hacerse todo lo posible para evitar una guerra civil en ese país.

Entre la comunidad internacional se ha instalado el temor a una guerra civil en Egipto tras la violenta represión de las protestas de los Hermanos Musulmanes. EFE