La migración continental, Europa, Norte de África y Australia con preocupación global

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Aunque en Europa las migraciones poblacionales se remontan a un fenómeno histórico, de miles de años, su impacto e importancia se ha incrementado considerablemente en el último centenar de años unos 15ä0, como resultado de los cambios sociales y transformaciones económicas, políticas, demográficas que caracterizan este período. Por esto evidenciaremos migraciones europeas producto del descubrimiento, las guerras, limpiezas étnicas, situaciones laborales, disminuciones de la natalidad, entre muchas otras.

¨Las migraciones son un hecho insoslayable en este comienzo de siglo. Se puede apostar por el hecho de que esto va a continuar así a lo largo de toda la centuria. ¿Cómo podría ser de otro modo en la medida en que muchas de las presiones migratorias siguen existiendo, incluso de forma más aguda, a escala mundial (desequilibrios demográficos, económicos, causas medioambientales, políticas, aspiración a una vida mejor, etc.) y que las posibilidades técnicas facilitan la movilidad de las personas? A despecho de las políticas de inmigración restrictivas, las fronteras que separan los estados siguen siendo más o menos permeables.

Entre el angelismo de la doctrina de las fronteras abiertas y la hipocresía de la doctrina de la inmigración cero, ¿no existe un lugar para una política razonablemente proactiva de la inmigración basada en criterios claros y democráticos que tenga en cuenta los deseos y las necesidades de todos y que reconozca simplemente el principio de la libertad individual de buscar en otra parte del planeta el bienestar que no se encuentra en casa?

Las principales migraciones en el continente europeo hasta el siglo 18, se generaban con los procesos de colonizaciones y conquistas, estaban motivadas por procesos de la agricultura, incentivadas por reyes europeos que procuraban ocupar y crecer en territorio.

Es importante citar el volumen migratorio desde Europa hacia América como consecuencia del descubrimiento durante el siglo Dieciséis y Diecisiete en el cual muchos ciudadanos de España, Italia y Portugal ocuparon territorios en América. Se habla de una cantidad de 55 millones de europeos y de ellos un 60% quedó establecido en América. En Europa, se modernizaron las prácticas agrícolas y creció la industrialización y disminuyó la mano de obra rural por lo que muchos trabajadores agrícolas migraron hacia américa.

Se habla de un flujo de algunos 60 millones de personas en unos doscientos años. Europa por su condición geográfica es propicia a la migración de un país a otro.

Desde Irlanda como consecuencia de las hambrunas, emigraban hacia el norte de américa.

Así recibió américa mano de obra de los sectores industriales y agrícolas.  Ya en el siglo veinte, el promedio anual de inmigrantes superó el millón y se establecieron cupos de inmigrantes priorizando de acuerdo a su lengua y nación.

Estos flujos motivaron cambios socioeconómicos y de dinero, explotación de tierras y procesos industriales, mano de obra agrícola y se inició un intercambio comercial importante.

Entre el angelismo de la doctrina de las fronteras abiertas y la hipocresía de la doctrina de la inmigración cero, ¿no existe un lugar para una política razonablemente proactiva de la inmigración basada en criterios claros y democráticos que tenga en cuenta los deseos y las necesidades de todos y que reconozca simplemente el principio de la libertad individual de buscar en otra parte del planeta el bienestar que no se encuentra en casa?

Como consecuencia de las guerras y los períodos internos entre ellas, se precisaron migraciones forzadas como consecuencias de situaciones religiosas ó políticas. De la primera guerra mundial, el movimiento nazi y la revolución rusa se produjeron migraciones de unos seis millones de habitantes entre países europeos. De la segunda guerra mundial, los ciudadanos europeos se movilizaban como refugiados y en Alemania entre la Alemania Orienta y la Alemania Occidental. Se habla de un éxodo de unos 25 millones de habitantes.

Ya en el siglo veinte de la parte Yugoslava se habla de unos 5 millones de inmigrantes.

Como consecuencia de la devastación provocada por la segunda guerra mundial en Europa occidental fue precisada mano de obra para comenzar a sembrar en países como Suiza, Francia, Alemania, Austria y Bélgica abrieron sus fronteras para recibir emigrantes desde el norte de áfrica y países del sur europeo como España, Portugal e Italia, Marruecos, Turquía y Argelia, asegurando de esta forma el repunto socioeconómico en estas regiones. Llegando a mayor capacidad durante la década del 1960 y disminuyó con la crisis del 1973 que limitó la cantidad de emigrantes laborales y otros muchos retornaron hacia sus países de origen.

El orden novedoso internacional data del 1973, con la “crisis del petróleo”, señala el fin del modelo de la posguerra. Con disminución de la productividad, se incrementan las demandas sociales presionaban al Estado para derivar recursos desde el ámbito de la producción hacia el consumo social; como consecuencia disminuye la rentabilidad de los capitales y estalló una “crisis fiscal del Estado” debido a la imposibilidad de enjugar el déficit estructural. Ante la falta de rentabilidad se produjo una sobre acumulación de capitales, en los países centrales y en los productores de petróleo.

En un primer momento se buscaron salidas externas por dos vías: una, los créditos masivos y poco controlados a países dependientes (lo que originó más tarde la enorme deuda externa del Tercer Mundo); otra, el desplazamiento de inversiones productivas hacia los “nuevos países industriales” del sudeste asiático. Más tarde la crisis se afrontó en los países centrales mediante políticas de estabilización (es decir, de deterioro de las rentas del trabajo) y reestructuración productiva, potenciando la concentración de capitales y el redimensionamiento o cierre de sectores industriales.

Tras el proceso de ajuste el sistema internacional está claramente hegemonizado por el capital financiero: las mayores transacciones de capital se realizan actualmente en las Bolsas, constituyendo una verdadera “economía de casino” donde la rentabilidad está cada vez menos ligada a la suerte de los procesos productivos.

Los flujos financieros son de tal magnitud que escapan a la capacidad de control de los estados nacionales y logran imponer por doquier los procesos de desregulación. Las consecuencias sociales son una disminución del empleo en la industria, debido a los cambios originados por la revolución electrónica; el deterioro de las condiciones laborales en empleos manuales tradicionales en los países desarrollados; la expansión del empleo en el sector servicios; el crecimiento de amplios sectores “informales” o de economía sumergida; la precariedad del empleo asalariado (crecimiento de contratos temporales, pérdidas en el salario indirecto), lo que origina una creciente fragmentación de la fuerza de trabajo en función de criterios diversos como el género, la edad o la pertenencia étnica.

En los países del Sur la dislocación social es más importante, especialmente en los que no han conseguido aprovechar una dinámica de desarrollo dependiente aprovechando la nueva división internacional del trabajo. Tienden a crecer las grandes urbes, la infravivienda y los empleos irregulares; los planes de ajuste sugeridos o impuestos por los organismos financieros internacionales (FMI, Banco Mundial) privilegian al pago de la deuda externa a costa del recorte de gastos sociales; el deterioro de las condiciones de vida genera importantes procesos migratorios desde el campo a las ciudades y hacia otros países.

Desde la década de los ochenta la disminución de la natalidad y la evolución económica experimentada por Europa meridional motivo la migración demográfica convirtiéndose en países receptores de inmigrantes.

Como consecuencia de esto, aunque los países europeos establecen leyes de control migratorio experimentan necesidades de mano de obra o profesionales cualificados y tienen cambios en los perfiles de acuerdo a los requerimientos de mano de obra afrontan un constante flujo de inmigrantes ilegales procedentes de países subdesarrollados.

Esta población inmigrante se ve precisada a trabajar sin contrato, a recibir un pago inferior y no disfrutan de la seguridad social que ofrece el sistema gubernamental.

La población de inmigrantes en Europa es de aproximadamente veinte millones con una distribución desigual. Unos dieciocho millones en Europa occidental, en Europa oriental y central excepción de Francia que al momento tienen poco volumen de emigración. Sin embargo, tiene altos volúmenes de inmigrantes cuyo volumen oscila por unos 3.7 y 4.5 millones.

Referencias:

  • Martinello, mARCO. (2003). ¨LA eUROPA DE LAS MIGRACIONES¨´
  • Nº de páginas: 140 págs. Encuadernación: Tapa blanda, Editorial: BELLATERRA
  • Lengua: CASTELLANO, ISBN: 9788472902152
  • *Fuente: http://europa.eu/pol/agr/index
  • Colectivo Ioé Walter Actis, Miguel Ángel de Prada, Carlos Pereda
  • CASTELLS, Manuel, “Flujos, redes e identidades: una teoría crítica de la sociedad informacional”, en Congreso Internacional Nuevas Perspectivas Críticas en Educación, Universidad Autónoma, Barcelona, 1994, pág. 37-38.
  • SASSEN-KOOB, K., The mobility of labor and capital: a study in international investment and labor floidge University Press, Cambridge, 1989.