SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La sociedad dominicana comenzó este sábado la despedida del obispo emérito de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Monseñor Francisco José Arnáiz, con la celebración de las honras fúnebres en Santo Domingo, en la parroquia universitaria Santísima Trinidad, en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, recinto Santo Tomás de Aquino.

Entre las 9 y las 4 de la tarde se han celebrado las exequias y mañana domingo, 16 de febrero, se realizará el velatorio de 9 a 11 de la mañana en Manresa, Loyola, de Haina. Allí mismo se tendrá la Eucaristía de cuerpo presente y se le dará sepultura en el cementerio de la congregación a la que perteneció, la Compañía de Jesús.

Los jesuitas han preparado un pequeño cuaderno biográfico que han comenzado a distribuir sobre Monseñor Arnáiz, que dice lo siguiente:

S. E. FRANCISCO JOSÉ ARNÁIZ ZARANDONA, S.J.

(1925-2014)

Obispo auxiliar de Santo Domingo (1988-2002).

Nació en Bilbao (Vizcaya), el 9 de marzo de 1925, el menor de los cua­tro hijos de Adrián Arnáiz (nacido en Gernika) y Domin­ga Zarandona, nat­ural de Galdácano. Inició sus estudios primarios en la es­cuela de los HH. Maristas de Plaza Nueva (Bilbao), y el bachillerato lo comenzó con los jesu­itas de la misma ciudad, aunque lo siguió en la Academia de la Inmaculada, y lo terminó en la Escuela Apostólica de Carrión de los Condes (Palencia).

Cumplidos ya los 16 años, el 16 de mayo de 1941 ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Salamanca (España), pero antes de terminar el primer año reglamentario, fue destinado a la entonces Viceprovincia de las Antillas, dependiente de la Provincia jesuita de León, y en el nuevo novi­ciado de Cienfuegos (Cuba), lo terminó e hizo sus votos en 1943. Ya en el nuevo local del Noviciado-Juniorado de El Calvario (Habana, Cuba)), hizo sus estudios de Retórica y Humanidades (1943-1946).

Regresó a España para estudiar Filosofía durante cuatro años (1946-1949) en la Universidad Pontificia de Comillas (Santander), donde obtuvo el título de Licenciado. Los tres años de la etapa de magisterio los hizo en el seminario menor San Ildefonso de Aibonito (Puerto Rico), y al terminar esa etapa en 1952 viajó una vez más a la Universidad de Comillas a estudiar Teología (1952-1956), recibiendo allí el sacerdocio el 15 de julio de 1955.

En 1956 hizo la tercera probación en Dublín (Irlanda), y al terminarla al año siguiente fue a la Universidad Gregoriana de Roma a hacer una especialidad de dos años en Ascética y Mística (1957-1959). Al terminar, recibe la primera encomien­da: ser director de la Casa de Ejercicios de El Calvario (Habana, Cuba), e inmediatamente vicerrector de la antigua Casa de Formación de aquel lugar, aunque con mermados súbditos. Su destino era el superiorato de la conocida residencia de Reina, pero el 17 de septiembre de 1961 se vio forzado a unirse al grupo que salió de Cuba, rumbo a Vigo, en la motonave española “Covadonga”.

Pepito, como le conocían desde joven los jesuitas, fue enviado desde Es­paña a Santo Domingo, y fue entonces cuando, en noviembre de 1961 em­pieza su nueva etapa de compromisos, tanto con la Compañía de Jesús como con la Iglesia Dominicana. Aquí sería superior de la nueva Casa So­cial (Avenida Independencia esquina Socorro Sánchez), y coordinador del trabajo social de los jesuitas (1963-1964). De ese trabajo suyo, dependió en buena parte la formación del futuro CIAS (Centro de Información y Acción Social), y entre otras instituciones sindicales, las Ligas Agrarias Cristianas (FEDELAC), y la Confederación Autónoma Sindical Cristiana (CASC).

La Iglesia, por su parte, le encomendó elaborar treinta y seis esquemas de predicación para el clero sobre la reciente encíclica Mater et Mag­istra. A continuación, y durante once años, fue rector del Seminario Pontificio Santo Tomás (1964-1975), y acto se­guido secretario de la Conferencia del Epis­copado Dominicano (1975-1988). Su gestión ante las autoridades romanas competentes había logrado ya que el 20 de enero de 1970 se restituyera a su sede al arzobispo Octavio A. Beras, poniendo fin a cuatro años de Administración Apostóli­ca sede plena de Mons. Hugo E. Polanco Brito (1965-1970).

En su eficiente función de secretario de la conferencia del episcopado elaboró no menos de veinte cartas pastorales o notas del episcopado. Su último cargo jesuita fue el de superior de la nueva residencia de profesores Padre Valle Llano (1979-1984), hasta que el 2 de diciembre de 1988 se hace público su nombramiento de Obispo titular de Leges y auxiliar del arzo­bispado de Santo Domingo, siendo consagrado en Roma por el papa Juan Pablo II, junto con el actual arzobispo de Santiago, el 6 de enero del año siguiente, y presentados en la Catedral de Santo Domingo el 21 de enero de 1989. El 27 de septiembre de 2003, siendo ya obispo emérito, fue designa­do titular de la cátedra “Cardenal Beras” sobre Iglesia y Mundo Moderno, en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, e investido como Doctor Honoris Causa.

Retirado a la enfermería de los jesuitas en Manresa-Loyola en agosto de 2013, después de haber estado interno una semana en CEDIMAT, y residi­endo en el campus de la Pontificia Universidad Madre y Maestra de Santi­ago, por invitación de su rector, desde octubre del mis­mo año, fue trasla­dado de urgencia por segunda vez al Hospital Metro­politano de Santi­ago (HOMS), el 26 de diciembre con síntomas de hiper­glicemia y bronco­neumonía.

Falleció el viernes 14 de febrero del 2014 al comenzar la tarde.

Aparte de un más que considerable número de artículos en la prensa dia­ria, sobre todo en el suplemento sabatino del Listín Diario (en 1994 sum­aban ya 741 artículos), que oscilaron entre las enseñanzas y personalidad de San Ignacio y una improvisación sobre las manos del cantante Raphael en la década de los sesenta–, entre sus obras es preciso destacar:

Más lu­ces que sombras (Santo Domingo: Quinto Centenario, 1989), San Ignacio de Loyola por dentro (Santo Domingo: Fundación García Arévalo, 1991), Bitácoras, Yelmos y Cruces (Santo Domingo: Quinto Centenario, 1992), Palabras breves y palabras largas (Santo Domingo: Patronato de la Ciudad Colonial, 1999), San Ignacio de Loyola, maestro de la vida en el espíritu (Santo Domingo, 2001) y su más reciente Cuando nosotros decíamos paz, ellos gritaban guerra (Santo Domingo: Feria del Libro, 2011), con ocasión de dedicársele la Feria Internacional del Libro del 2011. Aunque con ocho años de retraso, como él reconocía en su introducción, también publicó Dinámica egocéntrica según Adler (Santo Domingo: Editorial Stella, 1967), su trabajo de tesis presentado en la Universidad Gregoriana de Roma.