WASHINGTON, Estados Unidos.- El diario The Wall Street Journal sostuvo que la reforma de la ley migratoria que se discute en Estados Unidos, y que quedó aplazada para el 2014, será una derrota para la economía de ese país, porque EE.UU está demandando mano de obra que no quieren los ciudadanos del país. Dice que los demócratas y republicanos juegan políticamente con la reforma migratoria, y se acusan mutuamente cuando los dos son responsables.

El siguiente es el trabajo editorial de The Wall Street Journal sobre el fracaso de la reforma migratoria:

El fracaso bipartidista en la aprobación de la ley de inmigración le hará daño a la economía, y especialmente el Partido Republicano, dice un editorial de The Wall Street Journal

Estados Unidos: El colapso de la reforma de migratoria

Por el Equipo de TWSJ (Traducción de Iván Pérez Carrión/Acento.com.do).

La reforma migratoria se ha derrumbado finalmente en el Congreso por lo que queda de este año, y el presidente Obama y los republicanos de la Cámara son ambos responsables. La pérdida mayor será para la economía y el dinamismo de EE.UU., pero como cuestión política, es probable que los republicanos paguen un costo más marcado.

Migrantes en protesta en Washington, entre ellos dominicanos

Este lunes, Obama reprendió a los republicanos por el fracaso, pero para bailar un tango hacen falta dos. El Presidente dice ahora que va a actuar unilateralmente, pero su vieja amenaza de que lo haría es una de las razones por la cual muchos republicanos llegaron a la conclusión de que no podían confiar en él para que pusiera en práctica, con sinceridad, alguna reforma. Uno de los costos de los abusos legales de Obama es que pocos en el Congreso creen que él ejecutaría fielmente alguna ley tal como está escrita.

El Presidente también es responsable del espectáculo actual de incompetencia federal en la frontera con México. Los peores partidarios republicanos de las restricciones no podrían haberse aparecido con un mejor plan para liquidar la reforma que las imágenes de los miles de niños que inundan la frontera hacia los campamentos, que Seguridad Nacional HOMS ‒14.74%‒ no puede manejar. Muchos de los niños huyen de la pobreza y el caos en América Central, pero muchos de ellos fueron enviados por los padres que oyeron rumores de que una vez que llegaran aquí, Obama les permitirá quedarse.

La reforma migratoria requiere algo de confianza en que el gobierno federal puede patrullar la frontera, implementar el E-Verify para las nuevas contrataciones de las empresas, y administrar los programas renovados para trabajadores-huéspedes. El espectáculo televisado del caos en la frontera ha sido una bendición para los “nativistas” republicanos.

Muchos demócratas tampoco quieren realmente la reforma. Ellos prefieren conservar el tema como una porra política para retratar más a los republicanos como antihispánicos y antiasiáticos. Calculan que esto impulsará la participación demócrata en unas cuantas carreras electorales clave en el Senado en noviembre, y que casi garantizará una victoria demócrata por la presidencia en 2016. Están encantados con cambiar el tema de la campaña del VA, ObamaCare, el IRS y el verano de la yijad hacia el ala antiinmigración del Partido Republicano.

Sin embargo, nada de esto absuelve a los republicanos de la Cámara de no considerar siquiera una votación a la reforma este año. La inmigración y el comercio son los dos temas a favor del crecimiento en los que debería ser posible un compromiso bipartidista, y el Senado lo demostró al aprobar su proyecto de ley el año pasado. Unos pocos republicanos estaban dispuestos a hacer frente a los demagogos en los programas de radio, en especial a Marco Rubio en el Senado y Paul Ryan y Mario Díaz-Balart en la Cámara.

Pero una mayoría de miembros republicanos querían que una reforma migratoria se aprobara siempre que ellos no tuvieran que votar por ella. Antes de la pérdida de la primaria por el líder de la mayoría, Eric Cantor, de Virginia, el mes pasado, el látigo privado del recuento del liderazgo de la Cámara fue de 144 votos del Partido Republicano para aprobar un proyecto de ley este año. Después, fue la mitad de eso.

Las consecuencias del fracaso serán ahora un mayor intercambio de culpas y sospechas partidistas. El Presidente tratará de complacer a su base, y de ponerle una carnada al ala restrictiva del Partido Republicano, al facilitar las deportaciones por orden ejecutiva en la medida en que se acercan las elecciones. Muchos republicanos aceptarán el cebo y reaccionarán de forma exagerada, aumentando la percepción de que el Partido Republicano es hostil a las minorías.

Es posible que los republicanos retomen el tema el próximo año, si consiguen una mayoría en el Senado, y eso sería una prueba de la sinceridad de los asesores del Partido Republicano, como Bill Kristol. Ellos demandan apoyar la reforma, pero no sólo este año. Sin embargo, los opositores a la inmigración siempre encuentran una nueva excusa para no hacer nada, y algunos fantasiosos conservadores afirman que el Partido Republicano puede ser un partido de la mayoría simplemente exprimiendo una parte cada vez mayor de la cuota de blancos en descenso del electorado. Esa es una receta para la presidenta Clinton.

Y hablando de Hillary, ella clamará que quiere la reforma mientras hace todo en su poder a la sombra para bloquearla hasta 2017. Nuestra conjetura es que el señor Obama también será menos receptivo a la reforma en 2015, porque su principal objetivo en los últimos dos años va a ser elegir a un sucesor demócrata con el fin de cimentar su legado como un presidente de realineamiento político.

Mientras tanto, la economía estadounidense será el perdedor principal. Contrariamente al senador de Alabama Jeff Sessions y otros republicanos, que han adoptado la economía de la AFL-CIO, los inmigrantes no se roban los empleos en Estados Unidos. EE.UU. sufre escasez de trabajadores en las industrias que los inmigrantes tienen más probabilidades de llenar.

En el extremo de los bajos salarios de la economía, los empleos escasean en la agricultura, la hotelería y en algunos lugares de la construcción. En el extremo superior, EE.UU. necesita más ingenieros, diseñadores de software, biólogos y mucho más. La pérdida de capital humano de EE.UU. se convertirá en la ganancia del resto del mundo, en la medida que los emigrantes potenciales regresan a China y la India, o se establecen en Canadá o Australia. Un país, EE.UU., que crece a un desalentador 2% durante cinco años en medio de la disminución de los ingresos reales, necesita algo mejor de su clase política.