Amatrice (Italia), 28 ago (EFE).- Cinco días después de que un seísmo de magnitud 6 en la escala Richter azotara varias localidades del centro de Italia y devastara Amatrice, este municipio de unos 2.000 habitantes va recobrando un poco de calma.

Los equipos desplegados en este pueblo de la provincia de Rieti siguen levantando escombros con la intención de buscar posibles desaparecidos, ya sin la esperanza de hallar personas con vida y con la certeza de que el balance definitivo de muertos en el desastre está próximo a conocerse.

"En la zona tenemos datos que sobre todo se está estabilizando. No hemos encontrado nuevos desaparecidos, entonces, digamos que estamos llegando a la cifra definitiva", dijo Paolo Baccari, uno de los responsables de este departamento, en declaraciones a Efe en Amatrice.

Hasta ahora, el número oficial provisional de fallecidos es de 290 muertos, según el último recuento anunciado hoy por la Protección Civil italiana. El mayor número de defunciones se registró en Amatrice, donde 229 personas perecieron.

Los días posteriores al seísmo, Amatrice mostraba una imagen desoladora. Las primeras horas fueron de confusión, especialmente para los evacuados que mostraban su desconcierto porque en tan solo unos minutos se habían quedado sin casa.

Amatrice sufrió severos daños como consecuencia del seísmo, el centro histórico quedó completamente derruido y se perdieron muchos edificios históricos como la Torre Cívica, construida en el siglo XV, o el Hotel Roma, del siglo XIX y en el que se registraron una gran cantidad de muertes por la tragedia.

Pero hoy en Amatrice ya se aprecian los primeros signos de normalidad: se han restablecido algunos servicios básicos, las comunicaciones telefónicas han sido reparadas, hay menos ambulancias, menos personal de los equipos de rescate y menos medios de comunicación en el lugar.

"Si hoy uno echa un vistazo a Amatrice se da cuenta de que hay un poco menos de movimiento, un poco más de organización, todos se están concentrando en los últimos objetivos de búsqueda", señaló Baccari.

Amatrice continúa sumergida en escombros, pero ya se van vislumbrando algunas de las antiguas calles transitadas por los vecinos de este pueblo, meta turística y gastronómica por su famosa "pasta all’amatriciana", a base de tomate y bacon.

En el centro histórico ya se ve una pastelería, Dolcemania se llama, que hace unas semanas era frecuentada por los vecinos de Amatrice y hoy presenta una imagen de abandono, llena de polvo y con macetas con plantas en la entrada aplastadas por los cascotes.

Al lado, un edificio de color salmón deja ver unos balcones con barrotes e hierro, ventanas de madera y visillos blancos tras las cristaleras, mientras que en otra construcción que ha sufrido daños leves se ve una cuerda con pinzas que un día sirvieron para tender la ropa mojada.

Los efectivos desplegados, sin embargo, continúan recogiendo los escombros con la ayuda de carretillas, mientras que una máquina excavadora va tirando a abajo todos los pocos edificios del pueblo que no se desplomaron.

Antes de demoler el pueblo entero, los operativos intentan recuperar algunos de los objetos personales de los supervivientes para que estos puedan recobrar sus pertenencias en la medida de lo posible.

Amatrice piensa ya en su futuro, en su reconstrucción pero también en qué sucederá con los damnificados en los próximos meses, cuando tengan que sobrevivir al frío invierno lejos de sus hogares.

De momento, hay unas 2.700 personas que requieren asistencia, confirmó el portavoz de Protección Civil, y para estas personas hay que encontrar soluciones habitacionales provisionales hasta que sus localidades sean reconstruidas.

La solución, sin embargo, precisará de algunos meses porque primero, en las próximas dos semanas, este organismo tratará de establecer un plan de actuación y después procederá a trasladar a estas personas a albergues, residencias, estructuras prefabricadas o casas de madera en la montaña.

El organismo lidiará también con quienes se resisten a abandonar sus hogares, como pequeños agricultores y ganaderos que prefieren seguir labrando su tierra o cuidando sus animales porque son sus medios para subsistir.

A estas personas, dijo Baccari, se las puede ofrecer tiendas de campaña provisionales que finalmente tendrán que abandonar porque "las temperaturas bajarán" y habrá que permitirles vivir en lugares en los que puedan pasar "el invierno en zona de montaña".

Este domingo, la presidenta de la Cámara de los Diputados, Laura Boldrini, visitó Amatrice, y el sábado lo hicieron el presidente de la República, Sergio Mattarella, y el del Senado, Pietro Grasso.

Además, el papa Francisco mostró hoy de nuevo su solidaridad con las víctimas del terremoto y dijo que "apenas sea posible" se trasladará a la zona afectada. EFE