SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El presidente estadounidense, Donald Trump, ha sugerido que el nuevo coronavirus fue inventado en China, en el laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan, donde desde hace años se estudian virus y coronavirus porque es imperativo caracterizarlos por su poder de pasar a los humanos.

Pero una cosa es estudiarlos y otra cosa es crearlos para esparcirlos luego deliberada o negligentemente como arma biológica.

“Ya veremos. Cada vez se escucha más esta historia”, sostuvo Trump dos días después de que The Washington Post publicara el martes que la Embajada de EEUU en China alertó de la supuesta falta de seguridad del Instituto de Virología de Wuhan y de que allí podía originarse una pandemia similar al SARS.

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Una búsqueda rápida en la web de científicos calificados que apoyen la teoría de que un humano creó este coronavirus no arroja resultados, pero sí y muchos si lo que se busca son voces autorizadas que descarten esa posibilidad.

Echar por tierra teoría de que el nuevo coronavirus es un arma biológica

"Pudimos determinar, a partir de decodificar el material genético del nuevo coronavirus, que no se trata de una creación de laboratorio, sino que es producto de la evolución natural", le dijo a BBC Mundo el doctor Robert E. Garry.

La afirmación de este investigador y profesor de la estadounidense Universidad de Tulane echa por tierra la teoría de que el nuevo coronavirus es un "arma biológica" creada por el hombre, sea este de China, de EEUU o de cualquier otra nación.

"Pudimos establecer que, a partir de las características genéticas del SARS-CoV-2, es imposible que alguien pudiera haberlo creado en un laboratorio", insistió Robert E. Garry y destacó que para llegar a esa conclusión los científicos a su cargo tuvieron que analizar el material genético del nuevo coronavirus y compararlo con los virus que actualmente están en los laboratorios de virología.

"Si se tratara de una construcción de laboratorio se tendría que haber utilizado un virus previamente conocido como plantilla. El virus más cercano al SARS-CoV-2 es un virus de murciélago que fue secuenciado después de que comenzó la pandemia", denominado RaTG13, anotó Garry.

"Además, ese virus de murciélago es solo un 96% similar al SARS-CoV-2. No es posible completar esa distancia genética (4%) en un laboratorio", aseguró.

El equipo de Garry llegó a la "firme conclusión" de que el nuevo virus tenía un origen totalmente natural y así lo reseñaron los resultados de su ensayo publicado con el título "Una aproximación al origen del SARS-CoV-2″ en la edición de marzo de la revista Nature Medicine.

"Comparamos todos los virus que podían servir como plantilla, incluidos estos que fueron hallados en el pangolín y los murciélagos, y los cálculos de la computadora señalan que no se hubiera podido crear en un laboratorio un virus que tuviera esta capacidad de infección", explicó el investigador.

"La naturaleza encontró una mejor manera que cualquiera que un humano hubiera podido diseñar", agregó Garry a la BBC.

Otro equipo de científicos estadounidenses y de otras naciones, como el que lidera el infectólogo californiano Kristian Andersen, asimismo logró desmontar la teoría de que el hombre de laboratorio está involucrado en esta creación.

El diario El País de España también se ha dado a la tarea de recolectar opiniones de científicos que secunden la teoría de Trump y tampoco ha tenido suerte.

EL País encontró en las redes sociales que el genetista Rasmus Nielsen explicó que la similitud de un 96% de este coronavirus (SARS-CoV-2 que produce la COVID-19) con otro investigado oficialmente en el Instituto de Virología de Wuhan (RaTG13) es “más o menos" como la que existe entre "una persona y un cerdo”.

Es decir, remarcó, “el SARS-CoV-2 no es una cepa del RaTG13 escapada del laboratorio”.

El diario también aludió al comunicado que emitió la víspera el virólogo australiano de la Universidad de Sídney Edward Homes, donde remarca que al haber escrutado el genoma del nuevo coronavirus y su manual de instrucciones para infectar las células humanas con tanto éxito no es factible que fuera obra de algún laboratorio, peor chino.

“No hay ninguna prueba de que el SARS-CoV-2 se originase en un laboratorio de Wuhan”, sostuvo Holmes, cuyo equipo también publicó recientemente un estudio genético del virus en la revista Nature Medicine que “claramente muestra que el SARS-CoV-2 no es un constructo de laboratorio ni un virus manipulado a propósito”.

Las técnicas de modificación genética de los virus dejan huellas. Y en el nuevo coronavirus no se detectan estas pisadas de científicos, advierte El País.

En el Instituto de Virología de Wuhan trabaja Shi Zhengli, a la que sus propios colegas llaman de broma Batwoman.

La viróloga ha identificado decenas de virus similares al del SARS en muestras de sangre, saliva y excrementos de murciélagos de cuevas de China.

Para el zoólogo estadounidense Peter Daszak es innecesario barajar la posibilidad de que esto se deba a una fuga del laboratorio, sencillamenbte porque “estos saltos (de los virus de animales a humanos) ocurren todos los días”.

“Hemos visto que el 3% de la población rural en el sudeste asiático tiene anticuerpos contra coronavirus de murciélagos. Eso significa que entre uno y siete millones de personas se exponen cada año a coronavirus relacionados con el SARS. Es completamente ilógico pensar que no fue esto lo que condujo al brote actual”, ha añadido Daszak.

Preside la EcoHealth Alliance, una organización internacional dedicada a investigar las enfermedades emergentes que brotan de la fauna salvaje y amenazan a la humanidad.

“¡No hubo ningún accidente en el laboratorio!”, ha insistido. “Entrar en cuevas de murciélagos y cazarlos para comérselos, refugiarse del clima del sudeste asiático en una de estas cuevas o vivir cerca de una de ellas son cosas que suceden todos los días. Y así es como se propagan los virus”, remató quien ha trabajado durante años codo con codo con la viróloga china Shi Zhengli, reveló El País.