Científicos de la Universidad de Vermont construyeron los primeros robots vivientes con capacidad de autoreproducirse. Los llaman "xenobots" y miden menos de un milímetro de largo. Es un logro que bien podría ser beneficioso para la medicina regenerativa.

El campanazo fue anunciado en prensa por el joven Gadi Zaig en el diario The Jerusalem Post, bajo el título "Los científicos crean los primeros robots vivos que pueden reproducirse".

El estudio revisado por pares, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) el lunes, efectivamente afirma que los "xenobots", diseñados con inteligencia artificial, se presentan como una nueva forma de autorreplicación biológica.

Los xenobots se presentaron por primera vez al público en enero del año pasado, cuando lograron que se verificara que podían autocurarse utilizando células madre de la rana africana con garras del tipo Xenopus laevis. Es de ella que el robot de IA ha tomado su nombre.

Los experimentos hasta entonces mostraron la capacidad de un organismo en lograr formar células y detectar y combinar otras células sueltas en grupos, pero mediante la IA se puede diseñar grupos que se reproduzcan mejor, afirmaron los investigadores.

Para crear los xenobots, los científicos "rasparon" las células madre de embriones de rana y las dejaron incubar. Originalmente tenían forma de esfera y estaban hechos de 3000 celdas.

El trabajo de los científicos de la Universidad de Vermont fue comentado por  investigadores de la Universidad de Tufts y de la Universidad de Harvard, quienes dijeron, destacó, The Jerusalem Post, "que el descubrimiento de la reproducción biológica de estos robots es diferente de cualquier animal o planta que se conozca".

Los investigadores utilizaron IA para probar miles de millones de formas corporales para hacer que los xenobots mejoraran la replicación cinética, que ocurre a nivel molecular.

Al final, a la supercomputadora se le ocurrió una forma de C, y los investigadores descubrieron que podía encontrar otras células madre diminutas y, unos días más tarde, el conjunto de células se convirtió en un nuevo bebé "xenobots".

Los científicos se sorprendieron al descubrir que eran capaces de auto-replicarse de forma espontánea.

En previsión de "alguna preocupación", dijo el diario de Israel, "los investigadores afirmaron que estas máquinas vivientes están  restringidas en un laboratorio y pueden destruirse fácilmente".

Sobre el hallazgo con potencial en la medicina regenerativa, en el estudio publicado en PNAS se explica que "casi todos los organismos se replican creciendo y luego desechando descendencia".

Añade que "algunas moléculas también se replican, pero moviéndose en lugar de crecer y así encuentran y combinan bloques de construcción dado paso a auto-copias".

"Aquí mostramos que los grupos de células, si se liberan de un organismo en desarrollo, pueden encontrar y combinar de manera similar células sueltas en grupos que se ven y se mueven. Esta capacidad no tiene que evolucionar o introducirse específicamente mediante manipulación genética", se aclara.

En definitiva, el estudio sostiene que ha demostrado que "la inteligencia artificial puede diseñar clústeres que se reproduzcan mejor y realizar un trabajo útil a medida que lo hacen".

"Esto sugiere -remata- que las tecnologías futuras pueden, con poca orientación externa, volverse más útiles a medida que se difunden y que la vida alberga comportamientos sorprendentes que están esperando ser descubiertos".