SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El tema haitiano en la  República Dominicana ocupa la atención de organismos internacionales desde la masacre de 1937 justificada por sus  iniciadores, debido, entre otras cosas, al crecimiento de la presencia haitiana en la zona fronteriza.

Estos  flujos migratorios paradójicamente necesarios para la parte dominicana experimentaron un nuevo salto con la ocupación de EE.UU. en ambos lados de la isla en 1915 y 1916. Asimismo, alcanzaron un estatus oficial y de largo plazo con el acuerdo de contratación de braceros firmado entre los gobiernos dominicano y haitiano en 1952 en Santo Domingo.

Sin embargo, dada la irregularidad que los caracteriza y su instrumentalización política del lado dominicano durante este período de más de tres cuartos de siglo, ha sido difícil hasta la fecha para los dos estados de establecer formalmente el número de haitianos instalado en territorio dominicano. No obstante,  uno de los censos de la población dominicana, el  de 1960 revelo que 29,500 nacionales haitianos vivian en este territorio.

20 años después a principios  de los años 80, el discurso político dominante ya ascendía a un millón el número de haitianos indocumentados. Esta cifra no se basaba en ningún fundamento científico, sin embargo, se apoyaba en la percepción de un crecimiento sin límites de la presencia haitiana causada por un lado, por la inestabilidad política en Haití y de otro, por los cambios económicos realizados en la República Dominicana, los cuales a su vez han provocado la diversificación de las ocupaciones laborales de la mano de obra haitiana.

En este contexto, el declive de la industria azucarera local empujaría muchos de nuestros compatriotas braceros a salir del batey hacia otras áreas de trabajo o producción. Nos Hemos hecho mucho más visibles sobre todo en el sector de la construcción, el turismo, la economía informal y el trabajo doméstico en los centros urbanos.

Conocido como el "millón ideológico" esta cifra "oficial" trataba de mantener en el imaginario Dominicano una sensación de miedo al mismo tiempo de rechazo ante la presencia haitiana en base a un doble peligro: la invasión pacífica de los haitianos a través de de la migración y un alegado proyecto de unificación de la isla por las antiguas potencias coloniales.

Dicha cifra fue llevado al doble  durante las campañas electorales del desaparecido a destiempo, Peña Gómez, de origen haitiano, especialmente donde se enfrentó al también fenecido Joaquín Balaguer en 1994 y a  Leonel Fernández en 1996.

Del mismo modo, el famoso "millón de haitianos" fue utilizado para la defensa del Estado dominicano, frecuentemente cuestionado en la escena internacional, para demostrar su "hospitalidad" y aceptación de la migración haitiana, contrario a las denuncias de numerosos grupos  de derechos humanos. También se utiliza hábilmente por la parte dominicana para neutralizar a los dirigentes haitianos.

Empero, varios esfuerzos fueron hechos por centros académicos y organizaciones no gubernamentales como el Servicio Jesuita para los Refugiados y Migrantes (SJRM), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM ) durante la primera década de la década de 2000 para llevar a las autoridades dominicanas a trabajar de forma más metódica este tema.

En el 2004, una investigación publicada por el SJRM  bajo las firmas de Bridget Wooding y Richard Moseley-Williams (fallecido) llegó a la conclusión, a partir de algunas estimaciones, que el número de haitianos en la República Dominicana sería 380.000. Por su parte, la publicación conjunta de la OIM-FLACSO titulada "Encuesta sobre  inmigrantes haitianos en la Republica Dominicana" realizada en el mismo año, sin tener el objetivo de establecer el número de inmigrantes haitianos, había desmontado el "millón ideológico”.

Cabe señalar, un hecho que no tiene precedentes, este último estudio  obtuvo el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores dominicano cuyo titular era el historiador Hugo Tolentino Dipp, del Partido Revolucionario Dominicano. El actual embajador de la Republica Dominicana en Haití, Rubén Silié, era el director de la FLACSO. Ambos,  miembros de un ala liberal para no decir abiertamente solidaria con Haití, la cual  tiene igualmente integrantes en el partido oficial Dominicano y otros sectores de la clase política.

En este sentido, a pesar del peso del sector nacionalista  (anti haitiano) responsable desde esferas del poder de las profundas contradicciones de la política dominicana frente a Haití y la comunidad haitiana en la República Dominicana, algunas iniciativas ministeriales para definir mejor el número de trabajadores migrantes haitianos o la importancia de los intercambios económicos binacionales se han lanzado en los últimos años.

En esta línea, el Ministerio de Trabajo produjo por primera vez el informe "Inmigrantes haitianos y el mercado laboral", cuando el sociólogo Max Puig era su titular. Su puesta en circulación se hizo en octubre del 2011 por quien lo sustituyo en el cargo el actual procurador general de la Republica Domínguez Brito. Y el estudio del Ministerio de Planificación, economía y desarrollo, patrocinado por el Banco Mundial en junio del 2012 "Haití y la República Dominicana, más que la suma de  dos partes”.

En el caso de los resultados del estudio económico antes citado como en los del censo de inmigrantes presentados el miércoles 01 de mayo, la publicación se produjo en el Palacio Nacional, en un acto presidido por el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás. Elemento altamente significativo que tiene especial connotación en la actual administración Medina, cuyo portavoz Roberto Marchena, al margen de la reciente visita del mandatario dominicano a Haití para la cumbre de la Asociación de Estados del Caribe, declaró que "Haití o la migración haitiana  no son un problema para la República Dominicana".

Dichas declaraciones parecen marcar un punto de inflexión en el manejo de la cuestión de la migración haitiana en la República Dominicana hasta que lleguen los necesarios cambios en el plano operativo o administrativo.

Según los datos presentados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) al cabo del primer censo de inmigrantes realizado en territorio dominicano con la asistencia técnica y financiera del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA) y la Unión Europea, el total de extranjeros procedentes de 60 países del mundo es 524.637.  Los haitianos constituimos el grupo mayoritario, con 428.233, que representan el 87,3% de la cifra total y al 5,4% de la población dominicana.

Los dominicanos de ascendencia haitiana son 209.912.  Lo cual lleva a la Diáspora haitiana en su conjunto a 638.145 en la Republica Dominicana. Dicho sea de paso, es la segunda comunidad más grande después de la de los Estados Unidos en la diáspora haitiana global.

Finalmente, dichos datos oficiales contribuirán en gran medida a una mejor gestión de los flujos migratorios en términos de políticas públicas y en particular para poner al desnudo las falsedades del discurso nacionalista anti-haitiano.

Sin lugar a dudas, se trata de un paso importante hacia la transparencia en la gestión de las relaciones dominicano haitianas. A modo de conclusión, este censo nos llama a reflexionar sobre el hecho de  que los desafíos de la agenda binacional son demasiado altos para permitir que los grupos motivados por la xenofobia anti haitiana sigan teniendo desde el oficialismo  el liderazgo en el debate público sobre el tema de la migración.

(*) Sacerdote anglicano y director ejecutivo de la Fundación Zile/Versión editada de la original en francés.