SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “Juye, métete el dedo en la boca, para que se moje y el anillo salga más fácil”, le dijo un delincuente a otro, refiriéndose al anular de la mujer que tenían acorralada, junto a sus dos hijos menores, a las 9 de la mañana.

La señora, que pide reserva de su nombre, tenía apenas unas semanas viviendo en Bayona cuando unos asaltantes la interceptaron en la calle Hermanas Mirabal del sector Villa Nazareth. Su imaginación no alcanzaba a pensar que en su nuevo vecindario intentarían asaltarla a plena luz del día.

Por suerte para ella se acercó un vehículo y los delincuentes “se espantaron”. Los niños, que lo vieron todo, continúan con temor hasta de salir al patio.

Bayona, en Santo Domingo Oeste, se empezó a poblar a finales del siglo XVI con el asentamiento de esclavos libertos y cimarrones que habían trabajado en la factoría del ingenio de Engombe. Hoy en día es un sector con diversos barrios, cuyo acceso, para los que tiene vehículo, se hace en motoconchos, que son, a su vez, una forma de empleo extendida entre los jóvenes.

Ramón Padilla, presidente del Comité pro desarrollo de Bayona y sectores aledaños, explica cuáles son las vías que los rateros han vuelto intransitables.

“Las calles más peligrosas son la calle Pedro Abreu, en especial en horas nocturna; la Telésforo Jaime, por donde pasar de noche es un peligro y está también la Rogelio Rossel o carretera Engombe, donde se producen atracos con normalidad. En la calle La Toronja, también pasar de noche es un gran riesgo, igual que la Hermanas Mirabal, donde a mi hijo lo asaltaron antes de las ocho de la noche”.

En La Toronja, a una mujer que se dirigía a su trabajo le halaron la cartera a las siete de la mañana hace menos de un mes. Ella no la soltó y los motorizados la arrastraron para arrancársela. En consecuencia, a la víctima del asalto le quedan hematomas y heridas.

Padilla lo explica en términos simples: “La delincuencia es el principal problema, y nos aqueja grandemente por la falta de oportunidad laboral que hay en nuestras comunidades, donde ese mal que crece de manera significativa, igual que el narcotráfico. No podemos negar que hay un aumento del consumo de drogas en nuestra juventud”.

Denuncia que hay cierta complacencia de los agentes policiales en el tratamiento con los centros de corrupción. “Nos sentimos desprotegidos. Además, uno ve que hay cierta complacencia con los centros que ellos saben que son de corrupción y no hay una actitud realmente diligente por parte de la Policía Nacional”.

Un escenario en deterioro

Las calles, a parte de ser el escenario de los delincuentes, se encuentran en deterioro en su mayoría. Han enviado cartas a Obras Públicas para que las arregle y para que asfalte otras. Sin embargo, todavía no han recibido respuesta.

En la comunidad tampoco hay centros deportivos suficientes. Los que existen se construyeron por autogestión de la comunidad, como el play de Bayona y el de Villa Nazareth.

Igual existe un déficit de aulas que obliga a los jóvenes a trasladarse a otros sectores para poder continuar con sus estudios y ha contribuido con la proliferación de centros privados.

Ciudadanos

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