SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “El asesino sádico rompe a llorar al ser hallado culpable de matar a una prostituta”. Con este titular el diario ABC de Murcia, España, informa sobre la sentencia a un hombre acusado de asesinar “por placer” de tres puñaladas a una trabajadora sexual dominicana.
Jesús Enrique Campuzano Munuera, de 36 años, había asesinado de tres puñaladas a Priscilla Rodríguez, de 39 años. La madrugada del 3 de junio de 2008, el hombre fue a la casa de Priscilla, la maniató con un cable de antena y la acribilló para sentir un macabro placer sexual. Su condena se produjo hace apenas unos días.
Como le sucedió a Priscilla en 2008, les pasó en este año a otras dos trabajadoras sexuales dominicanas que vivían en el extranjero. Han sido víctimas del sadismo o de la furia de clientes y ex parejas, según registra la prensa digital.
El pasado 24 de marzo, un hombre asesinó de más de 40 puñaladas, en Chile, a una muchacha de 27 años, de Santiago de los Caballeros. La joven había partido de casa de su madre solo diez días antes, adonde había regresado de visita.
Las autoridades chilenas encontraron su cadáver desangrado en su casa de la Villa Club Hípico de Punta Arenas, en Chile, según el diario El Pingüino.
Orfelina Ramona Paulino Tatis era una mujer tranquila, casi nadie la veía y en su casa nunca se escuchaban ruidos o discusiones, dijeron en aquella ocasión los vecinos que califican de brutal, desquiciado y salvaje el crimen.
El supuesto autor del asesinato es un hombre que llamó al número de Emergencias, para decir que deseaba entrar en la casa de su pareja y no podía. “Los efectivos policiales ingresaron al inmueble y encontraron tendida en el piso de la cocina a la mujer. Estaba sin vida, con numerosas heridas cortantes y gran cantidad de sangre a su alrededor”, dice el diario chileno.
Cuando llegaron los carabineros, el hombre de nombre Marcelo Andrés Gutiérrez Gutiérrez, de 43 años, se mantuvo en la escena del crimen, pero luego ante los insistentes interrogatorios confesó que fue él quien le infirió a Orfelina Paulino las heridas cortantes que acabaron con su vida.
Orfelina trabajaba en un local nocturno de la calle Errázuriz, en el “Barrio rojo”, es decir, un sector de burdeles y prostíbulos. Su asesino, que había estado con ella el mes pasado en casa de su madre -en Santiago de los Caballeros- está en prisión preventiva en Chile y se le acusa de feminicidio.
Un crimen dos veces
No era la primera vez que un crimen similar contra una dominicana se produce en Chile. Paulino Tatis es la segunda dominicana asesinada en Punta Arenas en menos de cinco meses, según consigna la publicación chilena. La otra víctima de feminicidio fue Sonia Rodríguez Polanco, ultimada con 92 puñaladas. La única persona detenida por esta causa, Domingo Mansilla Contreras, recuperó la libertad el 10 de marzo.
En Punta Arenas aseguran que es el crimen más horrendo que se haya producido en esa comunidad en las últimas décadas. Sin embargo, no hay registro de declaraciones o acciones de seguimiento de las autoridades diplomáticas dominicanas en esa nación suramericana.
Para la comunidad de dominicanas trabajadoras sexuales en Chile, la muerte de su amiga Orfelina supuso un gran golpe. Con el rostro compungido, llegaron a la casa donde sucedió el crimen y no podían creer que su compatriota estuviera muerta.
“Las mujeres se vieron profundamente afectadas por la muerte de su compatriota, y señalaron que “hace algunos meses que tenía una relación con este hombre (Marcelo Gutiérrez) y nunca habíamos tenido antecedentes de que hubiera problemas entre ellos”, reseña el diario El Pingüino.
“Estamos bastante asustadas por lo que sucedió. Es la segunda chica que muere en poco tiempo y de una forma muy extraña. El problema es que acá no hay justicia para nosotras”, dijo a ese periódico una joven dominicana que trabaja en un establecimiento del llamado “Barrio Rojo”.
En un comentario, en la nota del periódico digital, un ciudadano chileno lamenta que una joven que salió de su país huyendo de la pobreza tenga que volver a su casa en un cajón (ataúd).