BARCELONA, España.- Se asentó en República Dominicana como un empresario español de la construcción dispuesto a hacer fortuna y llegó a codearse con las altas autoridades civiles y militares del país caribeño. Pero la policía española se cruzó en su camino a principios del 2010 y, desde entonces, pasa los días entre rejas en una prisión en Barcelona, en el noroeste de España.

Arturo del Tiempo (Zaragoza, 1950) fue condenado el pasado agosto por la justicia española por  un delito contra la salud pública por entrar en España 1.212  kilos de cocaína.  La pena: 7 años y 6 meses de prisión.

Según fuentes penitenciarias, Del Tiempo lleva entre rejas de forma preventiva desde que fue detenido en marzo de 2010 y, con la pena impuesta por la justicia, continuará encerrado hasta 2017, porque ya no puede recurrir la sentencia.

Así, la Modelo es su casa. Es la prisión más antigua de la región de Cataluña y una de las primeras que se construyó con estructura panóptica, con una torre central desde la que se atisba todo el recinto sin que los presos puedan ver que les observan.  Pero lo más peculiar de la Modelo es su ubicación. Está en el centro de Barcelona, tan en el meollo de esta ciudad mediterránea que sólo unos muros ya desgastados por la historia separan los presos de los vecinos del barrio del Eixample que viven en libertad.

Cárcel La Modelo, por dentroSi bien en la época de la dictadura franquista (1939-1975) la Modelo era el destino de represaliados por el régimen, hoy en día los inquilinos son criminales varios, entre ellos narcotraficantes. El tráfico de drogas está especialmente castigado en España,  un país que, por su situación geoestratégica, representa una de las principales plataformas de entrada de sustancias a Europa desde Latinoamérica, a través de los numerosos puertos marítimos y conexiones aéreas transatlánticas.

Consciente de esta situación, la Guardia Civil española realiza numerosas inspecciones de mercancías que llegan a España, sobre todo las que van a bordo de buques o aviones procedentes de Latinoamérica. Los de Barcelona y Madrid son los aeropuertos en donde más droga se incauta, mientras que el puerto de Valencia, con un tráfico diario de cerca de 2.000 contenedores, es una de las principales puertas de acceso de droga por vía marítima del sur de Europa.

Fue en uno de estos controles policiales en el que se descubrió el alijo de Arturo del Tiempo.  La pesada mercancía,  de 1.212  kilogramos, estaba escondida dentro de un contenedor lleno de material de mármol coralino que llegó a bordo del buque Nordsea al puerto de Valencia en febrero de 2010.  La droga se encontraba en un falso contendor, pegado con silicona en una de las paredes interiores del verdadero y pintado del mismo color,  de manera que pudiera pasar desapercibido a primera vista.

La policía descubrió que Arturo del Tiempo era accionista de las empresas que habían encargado el traslado del contenedor lleno de mármol y que poseía, además, dos almacenes en Viladecans, cerca de Barcelona, a donde se tenía que llevar la carga. Allí fue detenido el constructor el 2 de marzo de 2010.

El tribunal que lo juzgó a finales de 2012 no tuvo dudas.  Sentenció que Arturo del Tiempo tuvo el “control absoluto” de toda la operación, según figura en la sentencia.  Él estuvo en el embarque del contenedor en República Dominicana, organizó su recepción en el puerto de Valencia y esperaba la mercancía en  Viladecans para extraer la droga él solo, en la intimidad de uno de los almacenes, para luego, a modo de coartada, llevar el mármol al otro, situado a escasos 20 metros. Esa era la jugada: usar un traslado de mercancía en nombre de su empresa de importación y exportación de material para la construcción para traficar con droga. Pero le salió mal.

De sus socios en República Dominicana es poco lo que se sabe.

Arturo del Tiempo, el entonces presidente Leonel del Tiempo, y Arturo del Tiempo Manzarbeita, hijo del primero, en el Palacio Nacional de la Presidencia Dominicana¿A quién iba dirigida esta droga? ¿Había una organización criminal o actuaba solo? Son interrogantes que la justicia no ha resuelto. Pero al tribunal de la Audiencia de Barcelona tuvo suficientes indicios para llegar a la conclusión de que Arturo del Tiempo fue el organizador y el principal beneficiario del traslado de la droga. Y fue condenado.

Ni su distinción de policía honorífico en República Dominicana, ni las relaciones que mantuvo con el presidente del país caribeño, Leonel Fernández, ni su pasado glorioso de constructor de viviendas para las élites de Santo Domingo le sirvieron para eludir la justicia española. Sólo determinados beneficios penitenciarios,  por eventuales problemas de salud, podrían hacer que abandone la cárcel antes del 2017. Pero cuando vuelva a respirar la libertad, cuando cruce el muro de la Modelo, quizás ya nada será como antes.

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