SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Un arte a mano, es como Francis Pujols describe las figuras hechas a base de charamico que se encuentran en las principales avenidas de Santo Domingo y el Distrito Nacional.
Pujols creció viendo a su padre construir arboles, burros, estrellas y otro tipo de decoraciones a base del famoso charamico o árbol de olivo y el bejuco.
“Esto viene de generación en generación, es un poco complicado explicar la historia porque hay mucha familia que intervienen, decir que uno y que otro ya es un poco cuesta arriba”, resalta Pujols.
Explica que en un inicio los arboles eran hechos con unas ramas incrustadas en una base de cemento dentro de una lata grande de leche u otro alimento. “Todos los años uno trata de buscar algo nuevo para entrarlo al globo y para que la gente deguste de algo un poco más al tiempo”.
Al igual que Pujols, quien tiene su punto de ventas en la Avenida Winston Churchil casi esquina Charles Summers, se encuentra Oscar Reyes quien lleva más de 30 años en el negocio de los charamicos, los cuales lo prepara todo el año en el mismo punto.
Reyes también posee su punto de venta y construcción en la avenida Winston Churchil, tiene varios empleados que lo respaldan a la hora de elaborar las decoraciones que se han convertido en parte de la tradición dominicana.
“Muchas personas me daban mucho ánimo y me decían “de esto tu puedes vivir” y yo nunca lo pensé así y de esto vivo hace 32 años”,
Señala su elaboración conlleva un arduo trabajo con las manos, por parte de quienes trabajan con este material de la naturaleza.
“Es mucho, pero ya la costumbre hace ley y tenemos un personal muy capacitado. Un burrito se puede llevar hora y media o dos horas y un arbolito por lo regular una hora o 45 minutos, todo depende; los erizos son lo más difícil esos que son los redondos que tienen muchas puyas”, señaló.
Variedad
Un manjar de colores se luce en el taller de Oscar, arboles blancos, verdes, azules; estrellas pequeñas y grandes; enormes burritos y bolas en distintos tonos que cubren todo el espacio de tierra rodeado de una gran verja de alambre.
“Soy muy inquieto y cada día me siento más comprometido con la gente, porque aquí llega todo tipo de decoradores entonces todos los años vienen preguntando qué hay de nuevo este año y tengo que enseñarle una u otra cosa”, dice Reyes al preguntársele sobre la variedad.
Pujols señala que con el pasar de los años la variedad a crecido en un 100 por ciento, ya que los arbolitos que eran pintados de un solo color ahora tienen todo un arcoíris de tonalidades, mejorando y perfeccionado en cuanto al gusto de la gente.
“Lo que más le gusta a la gente y lo que mas en el día a día se venden son los arbolitos y los conos, pero cada año trae su figura estelar y por lo menos este año son los burros”, apunta.
Con una sonrisa en el rostro resalta que personas de Estados Unidos, Venezuela, Chile y otros países acuden a comprarle y se asombran al ver dicho arte.
“Deberíamos de poner un poquito más de interés en esto porque queremos comprar cosas que vienen del extranjero y uno no sabe quien lo construye, plásticos, y esto es un arte a mano”, asegura recordando que es un arte innato de los dominicanos.