De Diálogo Interamericano

Los sistemas educativos de América Latina podrían no estar preparando adecuadamente a los jóvenes a ejercer su rol como ciudadanos. Este 11 de abril, la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Escolar (IEA) publicó los resultados para América Latina en el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS), un examen que mide el conocimiento y las actitudes cívicas de alumnos alrededor del mundo.

El examen internacional ICCS fue aplicado a más de 94,000 alumnos de secundaria en 24 países para medir qué tan bien los jóvenes entienden conceptos de cívica y ciudadanía, qué tan activos son políticamente, y cuáles son sus actitudes sobre temas y problemáticas importantes en la sociedad. Además del instrumento de encuesta internacional, se aplicó un cuestionario regional para América Latina en cinco países—Chile, Colombia, la República Dominicana, México y Perú—que incluyó preguntas relevantes al contexto político de la región.

A continuación los principales hallazgos del estudio:

1. Los alumnos latinoamericanos tuvieron los niveles más bajos de conocimiento sobre temas cívicos. Los cinco países latinoamericanos que participaron en el examen ocuparon los últimos cinco puestos en el ranking internacional de conocimiento cívico y ciudadano. Dentro de la región, Chile, México y Colombia obtuvieron los puntajes más altos de conocimiento, mientras que la República Dominicana y Perú obtuvieron los más bajos. El examen, que cubrió temas sobre instituciones nacionales, procesos políticos, leyes y principios democráticos, calificó a los alumnos usando un sistema de puntaje en el cual el nivel A representa una buena comprensión de conceptos de cívica y el nivel D representa una comprensión débil. Internacionalmente, 35% de los alumnos calificó en el nivel A, pero en la región latinoamericana solo el 12% alcanzó este nivel. De hecho, en la República Dominicana, solo el 1% de los alumnos alcanzó este nivel mientras el 20% de los alumnos calificaron en el nivel D. Como ejemplo, en una pregunta que le pidió a los alumnos que identificaran ejemplos de abuso del poder, 75% de todos los alumnos contestaron correctamente, pero sólo el 41% y el 51% de los dominicanos y peruanos lograron hacerlo.  Sí cabe mencionar que hubieron algunas mejoras en los puntajes en relación a los del 2009, año en que se administró el examen previo. México y Colombia, dos países que han invertido en mejorar su educación cívica en años recientes, mejoraron sus puntajes por 20 y 15 puntos, respectivamente.

2. Una alta proporción de alumnos latinoamericanos apoyan las prácticas autoritarias y corruptas, así como el uso de la violencia. Es un hecho preocupante que el 69% de los alumnos de la región estuvieron de acuerdo que tener una dictadura estaría justificado si ésta trajera “ley y seguridad,” y el 65% estuvieron de acuerdo que una dictadura estaría justificada si trajera “beneficios económicos.” El porcentaje más alto de alumnos que hicieron estas afirmaciones provino de Perú, donde el 77% de los alumnos contestaron que las dictaduras podrían justificarse si trajeran orden y seguridad. La encuesta también encontró un nivel preocupante de aceptación de la corrupción y la violencia. Por ejemplo, encontró que el 53% de los alumnos cree aceptable que un servidor civil le dé un empleo a sus amigos desde su cargo, que el 60% cree que es aceptable desobedecer la ley cuando “se hace sin mala intención,” y que el 58% cree que los ciudadanos deben organizarse para castigar a los criminales cuando las autoridades no actúan. Los niveles de aceptación de estas prácticas fueron más altos en AL que a nivel internacional.

3. Los alumnos de la región demuestran altos niveles de aceptación de las minorías sociales. La aceptación de distintos grupos en la sociedad es otro elemento común de la educación cívica y ciudadana, dada su importancia para la cohesión social. Es alentador ver que la mayoría de los alumnos demuestra aceptación hacia las minorías sociales y que los niveles de aceptación han, en la mayor parte, aumentado en los últimos siete años. Más de 4 por cada 5 alumnos dijo que no le molestaría tener como vecinos a miembros de una minoría social—incluyendo personas de una raza, clase social, religión, región, u origen nacional distinto. En relación al nivel de aceptación de personas de distintas razas, el nivel más alto se vio en Chile (93%), y el más bajo en República Dominicana (80%). Los alumnos también mostraron crecientes niveles de aceptación por las personas de distinta orientación sexual, ya que el apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo creció de 57% a 73%, en promedio, en Chile, Colombia, y México. Las mujeres, los alumnos de escuelas urbanas, y aquellos con los niveles más alto de conocimiento cívico fueron los más propensos a expresar actitudes tolerantes hacia los grupos minoritarios.

4. El conocimiento cívico es la variable más influye en las actitudes cívicas. Los alumnos con altos niveles de conocimiento cívico fueron mucho menos propensos que sus pares de menor conocimiento a estar de acuerdo con justificaciones para las dictaduras, la infracción de la ley y la violencia extrajudicial, y más propensos a expresar actitudes sociales tolerantes. Los alumnos con más conocimiento cívico también reportaron tener menos confianza en el gobierno y en los partidos políticos, lo cual podría significar que el contar con más información sobre estas instituciones conlleva a pensar más de manera crítica sobre sus prácticas. Es interesante que, como variable, el conocimiento cívico influye más en las actitudes cívicas que la ubicación de la escuela (urbana o rural) o si el alumno espera graduarse y asistir a la universidad—lo cual sugiere que el entendimiento de conceptos de cívica podría ser tan o más fuerte que el estatus socioeconómico en predecir la opinión pública sobre temas políticos. Más aún, cuestionarios aplicados a alumnos demuestran que la medida en que se enseñan estos temas en la escuela está directamente relacionada con su nivel de conocimiento cívico, lo que indica lo importante que es continuar mejorando la educación cívica en los sistemas educativos de la región.

5. En el caso de los comportamientos cívicos, sin embargo, los contextos sociales tienen una mayor influencia:Es interesante que, a diferencia de las actitudes cívicas, el comportamiento cívico—como la participación en la política y en actividades escolares—no está fuertemente relacionado con el conocimiento cívico. En cambio, casi el 90% de la variación en la participación cívica en Chile, Colombia y México se encontró dentro de las escuelas, lo cual sugiere que la familia y las variables contextuales como los medios de comunicación y las redes sociales son lo que más influye en la participación política de los jóvenes. Parece ser que el exponer a los jóvenes a la educación cívica tanto en al aula como en otros contextos sociales es importante para desarrollar ciudadanos cívicamente activos y con conciencia política.

CONCLUSIONES

El conocimiento cívico y ciudadano es esencial para el desarrollo de buenos ciudadanos alrededor del mundo. Viendo el impacto que tiene este conocimiento sobre las actitudes hacia los principios democráticos y hacia las minorías sociales, es preocupante que tantos jóvenes en América Latina tienen un pobre entendimiento de estos temas. En adelante, entender el impacto de distintos tipos de educación cívica—tanto dentro y fuera del aula—será importante para mejorar nuestras sociedades.

Fuente:

https://www.thedialogue.org/blogs/2018/04/70000/?lang=es