Texto:  Leonor Espinal/Acento.com.do

Fotografías: Orlando Ramos/Acento.com.do

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Grandes cúmulos de basura, aguas sucias, sangre de animales sacrificados,  desechos de carnes en putrefacción.

Esta desagradable descripción no corresponde a un gran basurero público. Se trata, nada más y nada menos, de un mercado para proveer las carnes para el consumo de una parte importante de las familias de la capital dominicana.

Lo descrito el área de carnicería en el “Mercado Nuevo” de la avenida Duarte, de donde suplen familias y negocios de comida.

A entrada, el saludo que se recibe es un hedor insoportable de un origen imposible de distinguir debido a la variedad de las basuras en descomposición acumulados sin control en cualquier esquina. Por la cantidad de desechos amontonados se evidencia que el servicio de la recogida de la basura es muy irregular.

Y las interrogantes brotan al instante: ¿Supervisan las autoridades nacionales y del Distrito Nacional estas carnicerías?

“Los periodistas sólo vienen a tirar fotografías para mostrar el sucio del mercado”, se queja uno de los carniceros.

Lo cierto es que cualquiera se convertiría en vegetariano de manera repentina al observar la falta de controles de higiene y sanidad con que se manipulan las carnes en el Mercado Nuevo del Distrito Nacional.

Los carniceros trabajan de manera rudimentaria. No utilizan guantes, lanzan la carne encima de mesas empapadas de sangre, mientras decenas de moscas rondan y se posan una y otra vez sobre los cortes.

Justo al lado del espacio que aloja a las carnicerías conviven en un basurero improvisado cerdos, gallinas, patos, perros, ratas y gatos, junto con las moscas y las cucarachas.

El mejor manjar del banquete se lo llevan los perros que, acostumbrados a pasearse por el río de sangre y aguas sucias, se convierten expertos cazadores de las partes desechadas por los carniceros.

Y las interrogantes brotan al instante: ¿Supervisan las autoridades nacionales y del Distrito Nacional estas carnicerías?

La galería fotográfica que acompaña a este texto lo dice todo.